Latinoamérica
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La muerte llega de afuera
Tarjei Kidd Olsen
IPS
Buena parte del armamento que hace de Brasil el país sin guerras con mayor
proporción de muertes por armas de fuego se fabrica en el exterior y se puede
rastrear, según un informe de organizaciones noruegas y brasileñas.
El estudio también muestra que muchos de los 36.000 asesinados cada año por
revólveres, ametralladoras, rifles de asalto y otras armas pequeñas en Brasil
son hombres de entre 15 y 29 años.
"Estamos presenciando la masacre de una generación. La violencia y los delitos
con armas de fuego juegan un rol muy negativo. Hombres jóvenes están matando a
hombres jóvenes cada año", dijo a IPS el coordinador de investigaciones sobre
control de armas Pablo Dreyfus, de la organización no gubernamental brasileña
Viva Rio.
Dreyfus y Nicholas Marsh, del Instituto Internacional de Investigación sobre la
Paz de Oslo, son los autores del informe sobre la importación ilegal de armas de
fuego a Brasil difundido en Oslo el 29 de noviembre en las oficinas de Ayuda de
la Iglesia Noruega, la organización no gubernamental que financió la
investigación.
Cruzando referencias de información policial sobre más de 26.000 armas
fabricadas en el exterior confiscadas en Río de Janeiro entre 1974 y 2004 con
datos sobre flujo de armas contenidos en una base de datos del Instituto
Internacional de Investigación sobre la Paz de Oslo, el informe "Tracking the
Guns" ("Rastreando las armas") da un nuevo punto de vista sobre el desvío de
armas de fuego a mercados ilegales de la ciudad.
El informe muestra que muchas de las armas de fuego fueron desviadas de redes de
comercio legal antes de ser vendidas en mercados negros en Brasil,
particularmente en Río. Muchas armas que terminaron en manos de criminales
también fueron desviadas de depósitos militares brasileños y colecciones
privadas.
Paraguay es señalado como una importante fuente de armas ilegales. Pese a
recientes mejoras, durante muchos años controles laxos facilitaron a
contrabandistas el desvío a Brasil de armas originalmente importadas de modo
legal a Paraguay desde Estados Unidos y Europa occidental.
La falta de control sobre comercios y ventas de armas en Venezuela, Uruguay y
Argentina también posibilitó el contrabando de armas. Según el informe, "el
excedente de armas pequeñas no registradas o poco controladas en manos civiles
es un tema tan serio como el excedente de armas militares poco controladas".
"No es un tráfico ilícito glamoroso, de estilo cinematográfico. No hay un
muchacho que llega en un bote lleno de AK47 o que hace ingresar un avión a las
junglas de Brasil. Parece que todas las armas primero fueron exportadas o
vendidas legalmente en algún lugar de América del Sur, y luego desviadas o
vendidas a instituciones del Estado brasileño y luego desviadas, por falta de
controles", dijo Dreyfus a IPS.
"Así que es necesario abrir un nuevo capítulo donde el comercio ilegal sea
combatido, pero el comercio legal también sea controlado de cerca", agregó.
El estudio recomienda que los países que importan armas estrechen los controles,
mientras que los gobiernos deberían salvaguardar las existencias oficiales y las
colecciones privadas para evitar su desvío a redes delictivas. A los países
exportadores les aconseja evaluar si los países importadores implementan
controles adecuados antes de otorgar licencias.
Ochenta y dos por ciento de las armas de fuego de Brasil fueron producidas en el
país. Sin embargo, grupos del crimen organizado que ejercen control territorial
sobre partes de Río obtienen muchas de sus armas más poderosas de fuentes
extranjeras. Cada vez más subametralladoras, rifles de asalto y pistolas nueve
milímetros confiscadas son de manufactura extranjera.
Una parte de esta tendencia se debe a legislación interna, que impide que
ciudadanos particulares compren pistolas de alto calibre y rifles de estilo
militar en comercios de venta de armas.
Cada vez es más común que redes delictivas no puedan encontrar las armas en el
mercado interno y las busquen en circuitos internacionales vinculados a redes de
narcotráfico, particularmente en Bolivia y Colombia.
Dreyfus reconoce que otros factores también juegan en las manos de pandillas
criminales.
"Por supuesto que uno también tiene que mirar la seguridad pública en Brasil.
Profundas reformas policiales son necesarias para reducir la corrupción y crear
ciudades más seguras. Las desigualdades en términos de estándares de vida tienen
que ser abordadas, y la arquitectura urbana necesita mejorar".
También tienen lugar algunos avances. Las muertes causadas por armas cayeron
ocho por ciento entre 2003 y 2004, lo que salvó unas 4.000 vidas.
Aparte de mejores controles internos en las nuevas leyes de Paraguay y Brasil,
que ilegitiman la propiedad privada de armas, 460.000 armas fueron entregadas
durante una campaña del gobierno en 2004 y 2005.
El 26 de octubre, un comité de la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) resolvió comenzar a trabajar sobre un tratado que regulara
el comercio internacional de armas al que Estados Unidos se opone. Mientras, las
armas continúan ingresando a Brasil, y su población continúa padeciendo las
consecuencias. (FIN/2006)
http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=39586