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Militares de EE.UU. en la región andina Washington apuntala el Plan Colombia II
María Eugenia Duffard
APM
A menos de veinte días de la segunda vuelta en Ecuador, Estados Unidos espera
que Álvaro Noboa logre la presidencia para poder ampliar la militarización de la
zona es pos de sus estrategias de dominación.
Pasadas las declaraciones del embajador colombiano Carlos Holguín, respecto de
las presuntas pruebas que demostrarían la permanencia del miembro de las FARC,
Raúl Reyes, Ecuador enfrenta un momento determinante para su futuro político.
No pasaron ni veinte días del enfrentamiento diplomático entre los gobiernos de
Ecuador y Colombia por el paradero del encargado de las relaciones
internacionales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), Raúl
Reyes. Sin embargo, a sólo 14 días de la segunda vuelta en Ecuador, tanto el
presidente colombiano, Álvaro Uribe como el ecuatoriano, Alfredo Palacios
aseguran que las relaciones entre ambos países fueron y serán siempre:
excelentes. Lo cierto es que ambas naciones atraviesas períodos decisivos en lo
que respecta a la política interior y exterior.
En Ecuador el ballotage entre el candidato de ultraderecha Álvaro Noboa (Priam)
y el izquierdista Rafael Correa (Alianza País), cuyos resultados pueden llevar a
su máxima expresión el intervensionismo de Estados Unidos o bien, en caso de que
Correa resulte electo, iniciar un proceso de cambio en la política económica que
apunte a la justicia social, el gran reclamo del pueblo ecuatoriano.
Colombia, por su parte, define los últimos trazos para concretar la firma del
tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos, la cual está prevista para
el 22 de noviembre. La firma de este acuerdo es uno de los principales objetivos
de Uribe y constituye la otra pata del Plan Colombia, ayuda nefasta de Estados
Unidos que Colombia recibe puntillosamente desde y que ya asciende a más de 4
mil millones de dólares.
Sin embargo dicho plan alcanza este año su etapa final, lo cual no implica que
el gobierno estadounidense abandone sus pretensiones en territorio
latinoamericano sino todo lo contrario. Durante los últimos días de octubre y en
pleno debate entre Palacios y Uribe por el paradero de Reyes, el subsecretario
de Asuntos Políticos del Departamento de Estado, Nicholas Burns visitó Colombia
y sentó las bases de lo que será el nuevo plan de ayuda económica y militar. El
mismo fue denominado Plan Colombia II, con él se busca, además, desequilibrar la
política bolivariana del presidente Hugo Chávez en Venezuela.
La ampliación del plan implicará la suma de 4729 millones de dólares y el
entrenamiento de efectivos del Ejército colombiano por comandos del país
norteamericano. Es, justamente, por la inauguración de este plan que Uribe,
siguiendo los designios del presidente de Estados Unidos George W. Bush, busca
asegurar buenas relaciones entre Ecuador y Colombia a fin de lograr hacer
extensiva la maquinaria de militarización e intervención.
Si bien el gobierno ecuatoriano se pronuncia en contra de la participación en
cualquier conflicto externo y a la intervención de otros países en los suyos, lo
cierto es que Estados Unidos tiene anticipación directa en las acciones del
gobierno de Palacios en lo que respecta tanto a la economía como a la política
militar.
En cuanto al primer aspecto, Ecuador junto con Colombia, Perú y Bolivia forma
parte de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (ATPDEA), programa que
otorga beneficios arancelarios a estos países andinos a cambio de ayuda
antidrogas y que permite a empresas locales y estadounidenses comerciar en
condiciones favorables.
Además, en Ecuador, las principales empresas encargadas de la explotación minera
son de origen estadounidense. Tal es el caso de Lowell Mineral Explotación,
empresa ubicada desde hace dos años en la zona de Warints, Cordillera del
Cóndor, una de las regiones con más biodiversividad del planeta.
Ese territorio ancestral en el que está ubicada la Lowell fue defendido por sus
propios pobladores, la comunidad Shuar de Morona Santiago, una de las cinco
provincias que forman la región amazónica al sureste de Ecuador.
Fueron ellos los que en los primeros días de noviembre se encolumnaron hasta las
instalaciones de la empresa e impidieron continuar sus labores a los asalariados
de la misma.
Sin embargo este es sólo un caso, en este país latinoamericano existen amplias
zonas militarizadaza bajo el pretexto de mantener el orden. "Es para evitar
enfrentamientos entre los colonos y los shuar" explicó el Gobernador de la
Provincia, Joaquín Estrella, cuando le preguntaron por la presencia de más de 80
efectivos policiales en la Comunidad de San Carlos, en San Juan Bosco y el
sector de Rosa de Oro, del cantón Limón.
El proceso de capacitación de las fuerzas armadas de Ecuador forma parte
también, de la política militar ecuatoriana. Dicho entrenamiento se inscribirá
dentro de un programa de asistencia militar en el que se incluirán a civiles,
pero que aun no está diseñado, así lo explicó el Agregado de Prensa de la
Embajada de los Estados Unidos en Quito, Aaron H.
Sherinian.
De esta manera, si bien han existido diferencias importantes entre los gobiernos
de Palacios y Uribe, hoy ambas administraciones buscan fijar las pautas para que
Ecuador siga los pasos de su vecino y juntos se transformen en el eje
fundamental de la política estadounidense en América Latina.
Atrás quedaron las acusaciones a Uribe por entrometerse en asuntos internos de
Ecuador y autorizar el desplazamiento de tropas colombianas dentro de territorio
ecuatoriano. Hoy la meta es establecer las condiciones para el éxito de Noboa en
las elecciones de Noviembre. El magnate bananero de ultraderecha permitiría a
Washington profundizar las estrategias de intervención cuyo símbolo es hoy la
base de Manta, una pieza clave para el reconocimiento aéreo del Plan Colombia.
Con Noboa como presidente lejos quedaría la justicia social, la redistribución
del ingreso y la nacionalización de los recursos estratégicos. Si en la
actualidad el presupuesto de defensa nacional en relación al PIB es del 3,67 por
ciento, mientras que el de educación alcanza apenas un 2,8 por ciento, con Noboa
como presidente estas cifras pueden lograr defasajes aún más impresionantes.
No porque el candidato del Partido Renovador Institucional (Piran) sea un mal
estratega, sino porque el multimillonario empresario aplicará a raja tabla los
lineamientos de Washington. El propio Noboa lo manifestó a lo largo de toda la
campaña e inclusive aseguró que si ganaba las elecciones rompería relaciones con
Venezuela y Cuba.
Durante las últimas semanas los candidatos mantuvieron debates políticos
tercerizados a través de los medios de comunicación. En ellos Noboa acusó a su
contrincante, Rafael Correa de comunista y protector de las FARC por las
declaraciones de este respecto de las FARC a las cuales, según dijo, no
considera terroristas.
Por su parte, Correa manifestó que "Noboa pretende involucrarnos en el Plan
Colombia (contrainsurgente y antinarcóticos y financiado por Washington) y en el
conflicto del país hermano. Nosotros no aceptamos involucrarnos en un conflicto
que no es el nuestro".
Definitivamente hoy en Ecuador las expectativas están puestas en el proceso
eleccionario, pero también en el resultado de las gestiones de Colombia con
Estados Unidos y lo que ello implica: la inauguración de nuevos planes opresores
que buscan saquear la nación andina disfrazados de ayuda económico militar. El
rumbo de ecuador depende, ahora más que nunca, de quién obtenga el mayor
porcentaje en los comicios del 26 próximo.
meduffard@prensamercosur.com.ar