Latinoamérica
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TLC, terrorismo y antichavismo
Raúl Wiener
Alai-Amlatina
Ya está claro, a estas alturas, que quién gobierna al Perú es Pedro Pablo
Kuczynski (PPK). Aunque el estilo siga siendo el de Toledo. Es PPK
el que está definiendo una agenda electoral con una serie de temas que apuntan a
alinear al Perú con la lógica con la que Estados Unidos viene dirigiendo
actualmente el mundo. Fue por ello que ingresó al premierato con la
consigna de firmar el TLC como sea, cortando el debate que había empezado entre
los peruanos. Y por eso fue a Washington para cerrar la negociación
técnica donde todo estaba entrampado y sacó en tres horas un acuerdo que hasta
ahora se esconde por obvia vergüenza. El TLC es ahora la espada de
Damocles y la carta de reserva para encauzar al próximo gobierno.
De la que se considera que no podrá apartarse. Y la que será votada por
el actual parlamento después que sepan quién es el nuevo presidente. O sea
para colocarle una camisa de fuerza, sobre todo si es alguien votado para
producir cambios en el modelo económico.
Fue también el primer ministro el que empezó sus funciones tocando tambores de
guerra antiterrorista y previendo un rebrote que nadie había visto. Y el
que se montó en la coyuntura de los policías emboscados en la selva para inflar
las cifras de senderistas libres, que supuestamente habrían vuelto a la
actividad armada, y para exagerar hasta el delirio la de los policías muertos
para alucinar un desangramiento. Todo apuntado a que el campo electoral se
deslinde en torno a la violencia política y a medidas de represión extrema que
podrían comprometer seriamente los derechos políticos de la población.
Definitivamente la intención era decir no discutan de TLC, privatizaciones,
nueva Constitución, cambios institucionales cuando el tema es el nuevo Sendero.
García es quién con mayor vehemencia se ha plegado a esta maniobra política,
seguramente por sentir que no tiene nada que decir en otros campos.
Ahora estamos ante el tercer acto. Que Ollanta Humala visite Venezuela y
que Hugo Chávez y Evo Morales le deseen suerte, no debería escandalizar a nadie.
Pero en el Perú ha ganado todos los titulares de prensa y los más exaltados
editoriales. Pero lo más impactante es que ha derivado en un incidente
diplomático con retiro de embajador y todo. Nuevamente la mano gringa de
PPK ha funcionado como maquinador de un sainete, en el que todo es falso, salvo
las consecuencias políticas del acto. Kuczynski sabe bien que está
haciendo y es claramente consciente que está poniendo al Perú en el centro del
conflicto Washington- Caracas.
Es Bush el campeón de la ingerencia, el que toma exámenes a los gobiernos, y el
que ha tratado varias veces de derrocar a Hugo Chávez. Pero la derecha
peruana y el gobierno dicen que se trata de un loquito con petróleo. Y que
cualquiera haría lo que hace (programas sociales intensivos, inversiones de
desarrollo, alianzas estratégicas con sus vecinos) si tuviera tanto petróleo.
Tremenda mentira, porque si descubrieran petróleo en el Perú, dirían que no se
puede explotar y lo entregarían a los extranjeros y los liberarían de impuestos.
Es decir no nos serviría de nada, como no nos sirve el gas, el cobre, el oro,
etc.
Claro que en esto también interviene el estilo del presidente.
Porque así como en torno al TLC, don Toledo tenía la obsesión de llegar a
nivelarse con Lagos que ya tenía su tratado y de ganarle la partida a Uribe
firmando primero con los Estados Unidos, lo que siempre me recordó la conducta
del sobón de la clase, en lo de Chávez debe estar más que contento de poder
estar repitiendo el papel de su amigo Vicente Fox.
Perritos falderos todavía le quedan varios a la administración norteamericana,
aunque haya perdido bastante terreno en los últimos años. Pero hay los que
se prestan al ridículo mundial de convertir una visita particular de un
candidato que tiene el derecho de ser chavista, como Lourdes es bushista, en una
crisis diplomática. Llevando las cosas, por supuesto, mucho más allá del
incidente original, ganándose la sonrisa y el agradecimiento del imperio.
Felizmente Toledo ya no tiene juego político de largo plazo. El país
quiere que se vaya cuanto antes y va a querer que se vaya con todo lo que
representa. Incluido PPK.
Fuente: lafogata.org