Latinoamérica
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La conducción económica impulsa un país dirigido por el mercado, extrovertido y primarizado
Antonio Elías*
Brecha
"Un modelo de desarrollo no puede salir de una voluntad anticipatoria, de una
visión mesiánica, de un gran pensador que viene de arriba y hace todo.
Por definición, este modelo tiene que surgir de una enorme interacción de
agentes muy variados." (1) La última encuesta nacional de la consultora Factum
muestra que la gestión del presidente Tabaré Vázquez tiene una fuerte aprobación
(63 por ciento) y que hay una conformidad importante con el gobierno (66 por
ciento). Pero si los resultados se miran con más detenimiento, el estudio revela
que dos tercios del país están desencantado con la gestión. Quienes expresan más
fuertemente dicho sentimiento: los que expresan más fuertemente dicho
sentimiento son los montevideanos, la gente con nivel educativo terciario, las
personas entre 27 y 37 años y los mayores de 63. Por otro lado cuando se
analizan los votantes del FA-EP-NM se observa que el 53 por ciento manifiesta
que no se han colmado sus expectativas y expresa cierta decepción. Hay incluso
quienes están francamente defraudados. En el caso de los jóvenes, de la
población en general, el desencanto alcanza el 46 por ciento.
QUÉ MAL ESTAMOS JUGANDO, NO SE PUEDE CREER Una posible explicación sobre los
resultados presentados es la disociación entre la búsqueda de cambios que
expresó electoralmente el tercio de la población que se consideraba de izquierda
o centro izquierda -con un claro rechazo al discurso y las políticas
neoliberales- y el modelo económico que el gobierno actual está llevando a
cabo, el cual tiene similitudes tangibles con las orientaciones impulsadas desde
hace décadas por los organismos multilaterales.
El voto contrario del senador Eduardo Lorier al tratado de protección recíproca
de inversiones con Estados Unidos, resuelto por el Partido Comunista, marca, por
primera vez, la oposición frontal de una organización política frenteamplista
-con representación parlamentaria y en el gabinete ministerial- al proyecto
estratégico de la conducción económica.
Existen, también, factores de alto contenido simbólico, como la participación
del ejército uruguayo en la operación Unitas y el envío de tropas de "paz" a
Haití, que claramente contrarían posiciones que históricamente mantuvo el Frente
Amplio. Una de las consecuencias de estos virajes sorprendentes fue la renuncia
del diputado socialista Guillermo Chifflet a su escaño parlamentario.
Las dos posiciones señaladas son, probablemente, la punta de iceberg, del
descontento de los militantes de la izquierda con mayor formación ideológica y/o
con mayor sensibilidad social, respecto a un proyecto de país que profundiza la
dependencia nacional respecto al poder económico, político y militar de la
potencia imperial: los Estados Unidos.
En el movimiento sindical también se generaron expectativas positivas respecto a
la acción del nuevo gobierno, las que fueron parcialmente satisfechas. La
convocatoria a los Consejos de salarios y su ampliación al ámbito rural y
a los funcionarios del Gobierno Central fueron un hito muy importante en los
procedimientos morigerado por una pauta salarial extremadamente baja en relación
con las pérdidas del poder adquisitivo tras la crisis del 2002 (entre 20 y 25
por ciento dependiendo del sector) y al crecimiento del PBI en 2004 (12,3 por
ciento) y el estimado para 2005 (6,6 por ciento). Nuevamente, ahora con un
gobierno progresista, el crecimiento salarial (4,6 por ciento) es menor que el
aumento del PBI.
El gran logro, más allá de algunos aspectos cuestionables, fue la aprobación de
la Ley de Fueros Sindicales. Es necesario resaltar que solamente el gobierno de
una fuerza política como el Frente Amplio -que tiene entre sus raíces y sus
componentes de clase a los trabajadores- podría haber tomado una medida de este
tipo.
Este avance fundamental en la relación entre el capital y el trabajo queda
acotado por ciertos resultados económicos, no bien definidos, cuando el
vicepresidente de la República afirma que "Si esta ley tuviera efectos
perniciosos sobre la marcha de la economía en su conjunto, estaríamos dispuestos
a revisarla." Dicha frase alumbra una diferencia cardinal entre una ley
nacional - revocable o modificable cuando el Poder Legislativo lo crea
conveniente, y el tratado de inversiones con los Estados Unidos cuyo plazo es
inmodificable.
Desde otro ángulo se ubica la disconformidad de los empresarios por el
incumplimiento de sus expectativas: el 53 por ciento de ese sector entiende que
el gobierno tuvo una gestión regular y el principal problema que señalan
es la inflación en dólares y el atraso cambiario (Búsqueda, 29/12/05). Dicho
incumplimiento se percibe claramente cuando se constata que en la encuesta del
año 2004 los empresarios preveían que la cotización del dólar, a fines de 2005,
sería cercana a $ 28,7 (el promedio mensual de 2004 fue $ 28,5) y cerró el año a
$ 24,1. Huelga explicar la importancia del tipo de cambio en la función de
producción, la competitividad y los resultados de las empresas.
Y SIGUEN SIENDO LOS DUEÑOS DE LA PELOTA Hay, sin embargo, muchos sectores que
francamente y sin tapujos han dado y declarado su apoyo total al proyecto
económico de este gobierno. Tanto las autoridades del FMI como las del Banco
Mundial y el BID impulsan y respaldan que se haya profundizado la aplicación de
un modelo económicamente ortodoxo que se refleja en: - El continuismo
declarado de las políticas macroeconómicas.
- Los compromisos con el FMI que redujeron significativamente los recursos
que el gobierno podría haber canalizado a través del presupuesto público para
impulsar el país productivo y atender la deuda social.
- El tratado de protección de inversiones con los Estados Unidos que
impide salvaguardar las inversiones locales y las pone en pie de igualdad con
las empresas estadounidenses. Lo que, entre otros aspectos, restringe la
posibilidad de llevar adelante la propuesta del PIT-CNT de utilizar las compras
del Estado para fomentar la producción nacional.
- La ausencia de políticas industriales activas y en la negativa a la
aplicación de acciones de estímulo y protección a sectores productivos
específicos.
Como resultado de tanto mérito el Cr. Danilo Astori recibe el premio al mejor
Ministro de Economía del mundo, por parte de la revista "The Banker" del grupo
británico "Financial Times". Un galardón similar al recibido el año pasado por
el Ec. Isaac Alfie cuando detentaba dicho cargo en el gobierno
del Dr. Jorge Batlle.
Por si todo lo anterior fuera poco, el Ministro de Economía propone ahora la
realización de tratados de libre comercio con Estados Unidos y con China, lo
cual va directamente contra el Programa del FA, de los acuerdos con el MERCOSUR
y, fundamentalmente, del país productivo con justicia social. La afirmación que
se realiza tiene fundamentos sólidos en el pensamiento económico
latinoamericano. Si bien está probado que el proteccionismo excesivo restringe
la inversión y la productividad al generar atraso tecnológico, subutilización de
las tecnologías de escala y brechas entre los precios internos y externos, no
está demostrado que el libre comercio logre resultados mejores.
A título de ejemplo debe señalarse que la brecha en el PBI per cápita de seis
países industrializados (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Reino Unido
e Italia) respecto al promedio de siete países latinoamericanos (Argentina,
Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela) en el período de apertura
neoliberal aumento considerablemente. Se paso de tener el 43 por ciento del
ingreso de los industrializados en 1973 al 15 por ciento en 2002.
El tema no es la autarquía, es otro. La liberalización del comercio si bien
genera un efecto positivo sobre los consumidores que acceden a un mercado de
bienes variado y con precios más bajos que en el mercado local, produce un
efecto negativo sobre los productores que no pueden competir con la oferta
internacional: los empresarios cierran sus empresas y los trabajadores
pierden sus empleos. Estos efectos se agrandan fuertemente cuando van
acompañados de atraso cambiario. El efecto de ambos elementos se expresa
posteriormente en un aumento del desempleo estructural.
Abrir la economía nacional a la libre competencia con Estados Unidos y China es
decretar la desaparición de la industria nacional que no podrá competir con el
primero por razones tecnológicas, con el segundo por razones de precios y con
ambos por razones de escala. Además, si se considera que estos dos países
compiten en el mundo por el acceso a materias primas, queda claro que el destino
manifiesto de nuestro país -de firmarse acuerdos de libre comercio como los
propuestos- es desarrollar una economía básicamente productora y exportadora de
bienes primarios (carne, arroz, soja, celulosa, minerales, etcétera).
Si se acepta que la diferencia de productividad entre los países centrales
(industrializados) y los periféricos (semiindustrializados o simplemente
primarios) ha generado un creciente deterioro de los términos de intercambio a
favor de los primeros, según demostrara hace más de 50 años Raúl Prebisch,
entonces la propuesta del Sr. Ministro de Economía es francamente negativa para
la mayoría de nuestra población porque la producción primaria genera empleo de
mala calidad y en un volumen mucho menor que la industria.
Como bien señala Ffrench-Davis "La experiencia de Chile indica que en la
práctica, estas suposiciones - se refiere a que la apertura conduce a ganancia
de eficiencia técnica por la vía de fomentar un mayor esfuerzo o por promover
escalas mayores de producción- no se cumplen desde un inicio y que el
resultado inmediato de la liberalización abrupta es la quiebra de un segmento
significativo del sector sustituidor de importaciones". (3) La posibilidad de
lograr acuerdos de libre comercio favorables a nuestro país, como propone la
Cámara de Industria, chocan con la estrategia hemisférica estadounidense, que
sustituye el improbable ALCA con los tratados bilaterales que "no solo se deja
fuera de la negociación a los gobiernos "rebeldes", sino que además ha logrado
evitar la posibilidad de que las contrapartes negocien en bloque y con posturas
comunes." (4) Por otra parte, basta observar los principales cambios económicos
para percibir que el sector empresarial nacional ha estado respaldado solamente
en sus símbolos ideológicos, dado que no han existido políticas concretas
favorables al mismo para el desarrollo de un país productivo en el marco del
capitalismo. Y parece ser, que está lejos aún la posibilidad de llegar a una
sociedad sin explotados ni explotadores.
Debe señalarse, además, que trabajadores y empresarios son ignorados al igual
que en otros temas nodales para el desarrollo económico del país. En el ámbito
del "Compromiso Nacional", al que se convocó, en el mes de mayo, no se
sometieron a discusión, entre otros temas, el acuerdo con el FMI, el presupuesto
nacional y el tratado de inversiones con Estados Unidos. ¿De mesianismos
hablamos? PA' ROMPER LA RED De lo anteriormente expresado se desprende que el
modelo económico aplicado en 2005 por el gobierno progresista si bien avanzó,
jerarquizando el papel de los trabajadores en el proceso productivo; retrocedió
más aún, profundizando el modelo ortodoxo que favorece a las corporaciones
transnacionales y a las grandes potencias mundiales, con el agravante de
que es mucho más difícil y costoso modificar tratados internacionales que
leyes locales.
Si lo anteriormente fuese aceptado como válido, se desprende con claridad la
necesidad de realizar un cambio profundo: la estrategia de desarrollo de un
gobierno progresista, para merecer tal calificativo, debe ser, necesariamente,
en defensa de la producción nacional y de los trabajadores.
Es una contradicción en sus propios términos decir que existe un gobierno con
una participación fuerte de la izquierda que define como principal aliado
económico al gobierno de Estados Unidos simplemente porque, actualmente,
es su principal socio comercial.
El país productivo necesita un marco institucional que lo ampare y
financiamiento público a través del presupuesto junto con políticas crediticias
y un tipo de cambio competitivo. Los cambios económicos del gobierno progresista
en el año que paso no avanzaron en esa dirección en ninguno de los tres
sentidos.
Cuando se realizan criticas al gobierno hay quienes sostienen que no se lo debe
cuestionar dado el corto tiempo transcurrido y la inexperiencia en el manejo del
aparato de Estado; dichas apreciaciones puede ser compartibles respecto a la
gestión administrativa, pero es inadmisible como argumento cuando se toman
resoluciones que comprometen el futuro del país por largo plazo, como el Tratado
de Inversiones con EEUU y la aspiración a signar tratados de libre comercio con
las mayores economías del mundo.
En el primer año de gobierno no hubo participación efectiva de la sociedad
en el proceso de toma de decisiones, los resultados obtenidos y las tendencias
que se impulsan demuestran lo pernicioso de ese mecanismo. Es de hacer notar que
logros alcanzados en la relación capital-trabajo tuvieron un marco de
participación y presencia efectiva de los trabajadores, no fue una concesión
gratuita.
Para superar la carencias estratégicas del equipo económico se debe recorrer el
camino que señalara el Secretario de Organización del PIT-CNT, Juan Castillo
"Necesitamos y reclamamos que el gobierno involucre al conjunto de nuestro
pueblo y de las organizaciones sociales, fundamentalmente de los trabajadores,
en un proceso político de cambios, si no, no habrán cambios".(Paraninfo de la
Universidad, 19/08/2005).
De los niveles de conciencia y de la capacidad de organización de nuestra
sociedad, en particular de los trabajadores, dependerá el segundo tiempo que,
como dice Lazaroff, "tal vez ya sea el tercero o el cuarto, no importa,
mil veces, pelota al medio".
- 1) Bértola, Luís, decano de la Facultad de Ciencias Sociales, "Informe de
Coyuntura", Instituto Cuesta Duarte, 10/2005.
2) Nin Novoa, Rodolfo, Declaraciones en la Asociación de Dirigentes de
Marketing, en "El País", 22/12/05" 3) Ffrench-Davis, Ricardo, "Macroeconomía,
comercio y finanzas para reformar las reformas en América Latina", McGraw-Hill
Interamericana, Chile, 1999.
4) Estay, Jaime, "América Latina frente a los limites del librecambismo", mimeo,
2005.
* Antonio Elías es miembro de la Red de Economistas de Izquierda del
Uruguay (REDIU) y de la Junta Directiva de la Sociedad Latinoamericana de
Economía Política y Pensamiento Critico (SEPLA).