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Latinoam�rica

Francisco Gal�n, dirigente del ELN : "No estoy improvisando nada"

Desde el pasado 7 de septiembre OFrancisco Gal�n� recibi� un permiso especial por parte del Gobierno de �lvaro Uribe V�lez, que le permiti� la salida de la c�rcel de Itag�� por tres meses, para emprender un proceso de conversaciones hacia la b�squeda de la paz. Ese permiso fue extendido por tres meses m�s tras el encuentro en la Habana, Cuba, en el mes de diciembre.
Alejo Vargas Vel�squez dialog� con Francisco Gal�n, alias de Gerardo Berm�dez, vocero del Ej�rcito de Liberaci�n Nacional, Eln, quien ha sido el encargado de realizar las conversaciones no s�lo con el Comando Central, Coce, del Ej�rcito de Liberaci�n Nacional, Eln, sino con representantes de la llamada sociedad civil colombiana en la �Casa de Paz�, que funciona en el departamento de Antioquia.
La charla se centr� en sus trece a�os de prisi�n, en lo que ha significado esta nueva experiencia de di�logos y en el compromiso del Eln en este proceso.


Alejo Vargas Vel�squez
polit�logo Universidad Nacional de Colombia crvargas@andinet.com

ALEJO VARGAS VEL�SQUEZ: �Cu�l ha sido su principal experiencia y su mayor aprendizaje en este  largo per�odo insurgente?
OFRANCISCO GAL�N�: Cuando ca� prisionero era el hombre m�s ocupado del mundo porque ten�a bajo mi mando diferentes estructuras de la organizaci�n y me volv� el hombre m�s desocupado del pa�s. No ten�a absolutamente nada que hacer m�s que estar tirado en una celda leyendo letreros que dec�an: �Dios yo te amo�, �Se�or perd�name, perd�name por lo que hago y por lo que he hecho�. Estaba totalmente aislado y me puse a pensar, todo el mundo sabe qui�n soy, he sido vocero del Eln desde Caracas y no voy a esconder que soy militante, miembro de la Direcci�n Nacional y dirigente del Eln. Cog� la vida en mis manos y me puse a hacer cuentas, tengo 44 a�os voy a cumplir 57 y llev� casi 13 a�os detenido , y voy a ser condenado a unos 20 o 30 a�os, eso era lo m�ximo, es decir que voy a salir como de 70. Eso es un viejito que no sirve para nada. Entonces es ah� donde tom� la determinaci�n, con toda la seriedad del mundo, de trabajar por la paz. Una de las primeras conclusiones que saqu� es que la c�rcel no se padece, padecerla es vivir una tortura. Despu�s comenc� a construir un pensamiento pol�tico en torno a la paz y a mi vida personal. Convert� la c�rcel en un escenario de lucha y de trabajo por la paz.
A.V.: �En todo este tiempo de prisi�n, cu�l ha sido el mayor costo para usted?

F.G.: Una cosa que sent� muy profunda fue cuando me di cuenta que ya no hac�a parte del plan de la organizaci�n. Ese sentir que uno hace parte de algo, de una sociedad, que uno tiene el sentido de pertenencia porque hace parte del otro, de un proyecto y cuando uno siente que ya no hace parte de esos planes, de ese plan que ayer lo ocupaba y que no le deja todo el tiempo, ese es tal vez el mayor desgarramiento, es lo m�s tremendo que se puede sentir, y yo lo sent�.
A.V.: �Cu�l fue el costo familiar y humano?

F.G.: Como le dec�a en ese proceso de reflexi�n cuando me dije voy a vivir 30 a�os m�s en una c�rcel y tengo que hacer de la c�rcel un sitio donde pueda seguir existiendo como sujeto social, como sujeto familiar, como sujeto personal e individual, entonces me hice tres prop�sitos en ese momento estaba en los calabozos del DAS, primero profundizar sobre mi vida interior, por qu� estoy en lo que estoy, e inici� una b�squeda de m� mismo.
Segundo, me propuse recomponer a la familia y lo he logrado, estoy muy atento a ella y ella de m�, tengo dos hijos maravillosos. Y lo tercero, vivir para la paz.
A.V.: �En todo este periodo de reflexi�n influy� su formaci�n religiosa previa a su militancia en el Eln?

F.G.: S�, eso pesa mucho. Yo le he dicho a la gente que la guerra a m� me cogi� muy bien preparado y la paz, como la c�rcel tambi�n. �Me cogi� bien preparado por qu�?, porque estaba en un seminario estudiando, viviendo las renovaciones de Juan XXIII y haciendo parte de todo lo que era la Conferencia Latinoamericana y las transformaciones que se produc�an en la Conferencia Episcopal. Estaba estudiando pero tambi�n estaba viviendo a Camilo Torres en la guerrilla. Mientras �l combat�a yo lo viv�a en el seminario y eso era impresionante. Recuerdo que cuando muri� yo estaba a�n en el seminario y para m� fue un golpe muy duro. Sent�a que un sacerdote era muerto en la guerra y yo estaba estudiando para sacerdote. Eso me hizo tomar grandes decisiones. Al mismo tiempo estaba viviendo al Che Guevara. Fueron esos sue�os de los a�os sesenta y setenta los que me llevaron a tomar este compromiso, adem�s viv� �conventuado� cerca de unos ocho a�os y claro, despu�s me veo en la c�rcel y a veces recuerdo el seminario, hay ratos donde esos espacios se confunden pero de una � otra forma yo ten�a con qu� resistir la c�rcel por el tipo de vida que viv� en el seminario.            

Fuente: lafogata.org

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