Latinoamérica
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Temas para el debate presidencial
Orlando Caputo y Graciela Galarce
El Mostrador
El modelo económico durante la dictadura desde el inicio se apoyó en una
distribución regresiva del ingreso. La mayoría de la sociedad chilena vio
disminuir drásticamente sus sueldos y salarios, ya que estos se fijaron frente a
un incremento sustancial de los precios de los bienes. Se reconoce que, a pesar
del crecimiento económico, la distribución del ingreso en Chile es una de las
más malas en América Latina y en el mundo.
Durante los gobiernos de la Concertación, la distribución del ingreso sigue
siendo muy mala. En el 2003, el 20% de la población más pobre recibe sólo el 3,9
% del ingreso global del país. En tanto, el 20% de la población más rica recibe
el 56,5%. Gran parte de este 56,5% se concentra en el 1 % de la población más
rica de Chile.
Tanto la candidatura de Sebastián Piñera como la de Michelle Bachelet proponen
mejorar la distribución del ingreso. Para ello, como medida central, ambos
proponen elevar la cobertura y la calidad de la educación.
En estas notas, ponemos en el tapete errores teóricos y metodológicos del
análisis y las propuestas para mejorar la distribución del ingreso.
En la ciencia económica hay dos formas principales para analizar la distribución
del ingreso.
La primera, se conoce como la distribución funcional del ingreso cuyo
origen se remonta a los clásicos de la ciencia económica: Smith, Ricardo y Marx.
Para producir los bienes y servicios las empresas deben retribuir a los
trabajadores, a los propietarios de los recursos naturales y a los propietarios
del capital que ellos utilizan.
Junto con la producción y a la venta de los bienes y servicios, se genera
paralelamente la masa de salarios pagadas a los trabajadores, la renta pagada a
los propietarios de los recursos naturales y las ganancias pagadas a los
propietarios del capital. Esta distribución entre los diferentes sectores
sociales que participan en el proceso de producción es fundamental.
La distribución del ingreso global en ganancias, salarios y renta de recursos
naturales, determina en gran medida la segunda forma de distribución del
ingreso, que corresponde a la distribución personal del ingreso. La
información sobre los ingresos percibidos por las personas se recoge a través de
encuestas periódicas sobre los ingresos de las personas y de las familias. El
origen de los ingresos de las personas como ganancia, como salario o como renta
de la tierra desaparece.
La distribución personal del ingreso es la forma privilegiada del neoliberalismo
y en Chile, es la que se difunde masivamente. En tanto, la distribución entre
ganancias, salarios y renta de recursos naturales, permanece oculta.
David Ricardo -fundador de la ciencia económica- es el gran teórico de las
ventajas comparativas en el comercio internacional, de uso tan recurrente por el
neoliberalismo en la actualidad, neoliberalismo que olvida las formulaciones de
Ricardo sobre la distribución del ingreso.
David Ricardo le asigna a la distribución del ingreso el objeto principal del
estudio de la ciencia económica, señalando que la distribución del ingreso entre
las tres clases principales de la sociedad -los trabajadores, los capitalistas y
los terratenientes-, es el objeto central de la economía y de ella depende la
dinámica económica.
El neoliberalismo afirma teóricamente que los ingresos de las personas van a
depender de su productividad, y que la productividad depende del nivel de
calificación, de educación. En términos más generales, afirman que los ingresos
de las personas dependen del capital humano.
La solución propuesta por los economistas de los equipos de Sebastián Piñera
como de Michelle Bachelet, es aumentar los niveles de educación y de
calificación.
En términos de tiempo, esta propuesta requiere muchos años. Es de mediano plazo.
Quizás, generacional. El tiempo tiene relación con la formulación de Keynes
sobre los problemas sociales que generan los mercados y el neoliberalismo. En el
largo plazo, todos estaremos muertos, verdad indiscutible destacada por Keynes.
Pero además, la relación directa entre calificación de los trabajadores,
incremento de la productividad es cierta, no así el aumento de los salarios. A
los trabajadores no se les paga según lo que producen, sino un valor que les
permite -con dificultades-, su subsistencia y la de su grupo familiar.
Si en Chile se hiciera un corte hoy, los ingresos de los profesionales son
mayores que los de quienes tiene educación media y educación básica. Sin
embargo, series históricas en Chile demuestran que las remuneraciones de las
personas de alta calificación disminuyen o crecen bastante menos que las
remuneraciones de las personas de baja calificación.
En la realidad, en Chile se produce un resultado opuesto a la teoría neoliberal,
que afirma que las remuneraciones a las personas con mayor educación deberían
crecer a un ritmo mayor que las de baja educación. Según el neoliberalismo, la
brecha salarial entre los de alta y baja educación debería aumentarse en el
tiempo.
Sobre la base de los trabajos de Mideplan de noviembre del 2000, construimos los
siguientes cuadros estadísticos.
Como se puede observar, el crecimiento de los salarios en Chile en uno de los
períodos más dinámicos de la economía chilena -1987-1996-, no solo son
diferentes al planteamiento teórico del neoliberalismo, sino que son opuestos.
Salarios líquidos medios, Miles de pesos. Total economía 1987 1990 1992 1994 1996 Baja educación 85,2 91,3 97,2 105,1 113,6 Alta educación 270,8 228,7 257,0 242,7 307,2
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En efecto, los salarios de las personas de baja educación crecen mucho más (un
33,3%), en tanto los salarios de las personas de alta educación solo crecen un
13,4% desde 1987 a 1996.
Crecimientos % en el año en relación a 1987
1990 1992 1994 1996 Baja educación 7,2 14,1 23,4 33,3 Alta educación -15,5 -5,1 -10,4 13,4
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Más aún, en sub-períodos los salarios de las personas de baja educación crecen.
En tanto, los salarios de las personas de alta educación disminuyen. A modo de
ejemplo, en 1987 las personas de baja educación tenían un salario líquido medio
de $85.000; en 1994, aumentaron a $105.000. Es decir, un crecimiento de 23,4%.
Los salarios líquidos medios de las personas de alta educación fueron en 1987
$270.800; en 1994 bajaron a $242.700, es decir, una disminución de 10,4%.
La información estadística anterior niega la validez de este planteamiento
teórico central del neoliberalismo, y que además es aceptado acríticamente en la
actual campaña presidencial en que se propone aumentar los niveles educacionales
y la capacitación para enfrentar la mala distribución del ingreso.
Reiteramos que de la teoría neoliberal se deduce que la brecha salarial entre
los de mayor educación y menor educación se amplía. La información que hemos
presentado muestra lo contrario. En 1987, la brecha entre los salarios medios de
las personas de alta educación era de 3,2 veces. En 1994 y 1996 dicha brecha
bajo a 2,3 y 2,7 veces respectivamente. Es decir, la brecha disminuye negando la
teoría del ‘capital humano’, ya que las personas con mayor ‘capital humano’, han
disminuido sus salarios medios, en tanto los salarios medios de las personas de
baja educación han aumentado en el período 1987-1994.
Esto mismo se puede deducir del trabajo de David Bravo y de Alejandra Marinovic,
Desigualdad Salarial en Chile. Cuarenta años de Evidencia, de la Facultad
de Economía de la Universidad de Chile. En efecto, en el período 1986-1996, el
promedio de crecimiento anual del salario real por hora de las personas de más
baja escolaridad – menos de 12 años-, es mayor a las que tienen 12 años de
escolaridad.
Asimismo, el crecimiento anual de los salarios de las personas de más baja
escolaridad, es mayor al crecimiento de los salarios de las personas que tienen
13 a 16 años de educación enseñanza técnica y universitaria. Incluso, el
crecimiento anual del salario real por hora de las personas con menos
escolaridad es mayor al promedio del crecimiento del salario real de las
personas con educación universitaria terminada y de pos grado -17 años o más.
Para los economistas neoliberales, la información anterior sobre la realidad,
opuesta al núcleo central de la teoría y de la política económica que promueve
desarrollar la educación y capacitación para aumenta el capital humano de las
personas, como la forma principal para enfrentar en una perspectiva de mediana y
largo plazo la mala distribución del ingreso, les parece inconcebible. Para
ellos, la teoría es correcta y la realidad sólo se les presenta como una gran
sorpresa.
En otro estudio en que se construyen otros cuadros estadísticos se dice: ‘El
panorama que emerge de estas cuatro décadas no deja de ser sorprendente….’.
Pero también ha crecido en forma significativa la proporción de personas con
educación superior, sin que ello se note en la evolución experimentada por los
salarios de este grupo ‘Estudios Públicos N ° 85. Verano del 2002’
En Chile, es cierto que en un corte hoy, -una fotografía-, muestra que a mayor
calificación mayor remuneración. Esto no es tan así en los países desarrollados.
Por ejemplo, un chofer de autobús puede tener un nivel de remuneración mayor que
los profesionales de mayor calificación.
En Chile, la disminución de las remuneraciones de los profesionales en el tiempo
se ha acentuado enormemente por el gran crecimiento de la oferta de
profesionales frente a una demanda restringida, dada la disminución de la
capacidad de generar empleo de la economía en particular de los sectores más
dinámicos: los sectores exportadores en agricultura, forestal, pesca, minería e
industria, como demostramos en la nota anterior.
En Chile es conocido e impacta el hecho de que se ha producido una drástica
disminución de las remuneraciones de los profesionales universitarios y
técnicos. Por ejemplo, las remuneraciones promedio de los ingenieros
comerciales, de periodistas, de los sociólogos, de los profesionales de la
salud. Asimismo, han disminuido las remuneraciones de los ingenieros forestales,
de los ingenieros agrónomos, de los ingenieros en pesca, e incluso, las
remuneraciones de las profesiones vinculadas al sector minero.
Esto es sin considerar el fuerte incremento del desempleo ilustrado y de los
profesionales que trabajan en cualquier actividad. La desocupación de los
jóvenes de 15 a 19 años es de 25%; la desocupación de los jóvenes de 20 a 24
años es de 17,8% y la desocupación de los dos grupos en conjunto, es decir de
los jóvenes de 15 a 24 años es de 19,3%. El desempleo de los jóvenes, muchos de
ellos con estudios universitarios o superiores, es mayor en 2,5 veces la tasa de
desempleo promedio a nivel nacional que es de 7,6 %, según la última encuesta
del INE a noviembre del 2005.
La propuesta de Michelle Bachelet y Sebastián Piñera para resolver el problema
de la distribución del ingreso a través de mayores niveles de educación, es un
enfoque incorrecto. La clave, está en la distribución del ingreso global del
país entre salarios, ganancias y rentas de recursos naturales.
En la próxima nota abordaremos cómo la participación de los salarios ha
disminuido, por la flexibilidad laboral, transfiriéndose varios puntos
porcentuales a las ganancias globales. Mostraremos también cómo las ganancias de
las grandes empresas se han incrementado porque se apropian de una parte de las
ganancias y de los salarios de las empresas medianas y pequeñas. En Chile
también se da un incremento de las ganancias por la apropiación privada sin pago
de los principales recursos naturales del país, particularmente en el sector
minero.
La única manera de mejorar la distribución del ingreso es aumentando en un
periodo de tiempo la parte del ingreso nacional que corresponde a los sueldos y
salarios. Para lograr esto, se requiere una estrategia de desarrollo que
diversifique la producción, superando el carácter primario-.exportador. Agregar
valor a las materias primas, y diversificando la producción, permite superar la
baja creación de empleos. Junto al aumento de la ocupación, se requiere promover
en forma activa un mejoramiento en el tiempo de las remuneraciones. No existe
ningún país desarrollado que tenga salarios bajos.
Orlando Caputo Leiva. Economista Universidad de Chile, Investigador de CETES
y del Grupo de Economía Mundial de CLACSO y de la REDEM.
Graciela Galarce Villavicencio. Economista Universidad de Chile, Magíster en
Ciencias Sociales–FLACSO, Investigadora de CETES.