Latinoamérica
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Segunda vuelta en Chile
Manuel Holzapfel Gottschalk
Punto Final
Convencer es el gran desafío de Michelle Bachelet. Por un lado, persuadir a los
militantes de la Democracia Cristiana para evitar la fuga de votos hacia Piñera.
Por otro, convencer al 5,4 % del electorado que adhirió a la candidatura de
Tomás Hirsch para votar por un cuarto gobierno de la Concertación. Un desafío
complejo, tomando en cuenta que el ex abanderado del Juntos Podemos Más y un
grupo importante de dirigentes de esa coalición ha llamado a anular el voto. Si
bien, el Partido Comunista llamó a votar por Bachelet luego de condicionar su
apoyo al cumplimiento de un petitorio de cinco puntos, hay sectores al interior
del partido que se resisten a hacerlo.
Existe una reticencia natural en la llamada izquierda extraparlamentaria a ser
nuevamente el "salvavidas" de la Concertación. Permanecen vívidas en el recuerdo
de quienes votaron por Ricardo Lagos en segunda vuelta, las promesas incumplidas
de "Crecer con Igualdad" y la arrogancia creciente, de quien despide su
gobierno, aclamado por el empresariado nacional y transnacional. No obstante, el
fantasma de la derecha recorre el país y la posibilidad de que acceda al poder
total, a través de los votos, hiela la sangre de muchos. Existe un temor real,
pero al parecer no el suficiente para aglutinar a todas las fuerzas de izquierda
para un eventual apoyo a Michelle Bachelet. Si lo analizamos desde una
perspectiva tecnocrática podríamos decir que tras 15 años de gobierno, para
muchos la "cuenta" de la Concertación está con sobregiro. En ese contexto, la
única alternativa de la candidata es "renegociar la deuda" y convencer a los
desilusionados y opositores a la Concertación, que con ella es posible producir
un cambio. En ese marco, se inscriben las respuestas que ha dado Bachelet y el
propio gobierno al petitorio que formuló el Partido Comunista, donde exigen
cambiar el sistema binominal por uno proporcional y representativo; modificar
las leyes laborales para ampliar el derecho a negociación colectiva; incrementar
en un 100% las pensiones mínimas y asistenciales; rechazar el proyecto minero de
Pascua Lama; y establecer un compromiso para avanzar en materia de Derechos
Humanos.
"Nuestro objetivo fue introducir en el debate de la segunda vuelta temas que son
muy importantes para nosotros y para el país. La fuerza que hoy tenemos sólo nos
alcanza para realizar lo que hemos hecho", señala con cierta resignación el
presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier. Reconoce que la discusión
fue ardua, pero finalmente el Comité Central acordó llamar a la militancia del
partido a votar por Bachelet. No obstante, aclara que es la candidata la que
tiene que encantar a los electores. "No lo haremos nosotros, porque no votaremos
por su programa de gobierno. Seguiremos siendo oposición", sentencia quien
además fue candidato a diputado del Juntos Podemos Más por el Distrito 46, en la
reciente elección presidencial. A estas alturas hay dos cosas verdaderamente
claras: triunfe Bachelet o Piñera el próximo 15 de enero, no será el pueblo
quien gane; y ello ocurre no por la Concertación, sino por la incapacidad de la
izquierda de lograr la unidad necesaria para construir una alternativa real al
neoliberalismo transnacional. De éste y otros temas conversó Guillermo Teillier
con Punto Final.
Votar por Bachelet
Trascendieron las dificultades al interior de su partido para acordar el apoyo a
Michelle Bachelet. No existió unanimidad frente al tema en la Comisión Política,
en el Comité Central y lo mismo debe ocurrir a nivel de la base partidaria.
¿Cómo _evalúa este proceso de discusión interna?
"En nuestro partido se discute bastante, lo que explica en alguna medida las
dificultades a las que usted alude. En el Comité Central somos 80 miembros y
cada uno tiene alrededor de siete minutos para hablar, lo que suma bastante
tiempo. Finalmente, la mayoría del Comité Central aceptó la idea de enviar los
cinco puntos a Michelle Bachelet y llamar a votar por ella, dejando en claro que
no hemos negociado el voto de nadie".
¿Y cuál es la postura de la base frente a esta resolución?
"Es importante aclarar que mucho antes que la dirigencia tomara una posición
frente al tema, al interior del partido y en el electorado, había gente que
tenía su decisión tomada: votar nulo o por la candidata concertacionista. La
situación es muy clara: hagamos lo que hagamos, el próximo presidente - Bachelet
o Piñera - administrará el sistema neoliberal. Si uno vota por Bachelet favorece
a uno de los candidatos del sistema y si vota nulo es lo mismo, porque beneficia
a Piñera. Nosotros decidimos irrumpir activamente en la situación política,
planteando cinco temas fundamentales. Mucha de nuestra gente por primera vez ve
que su voto no ha sido perdido. Que sirve al menos para introducir temas que nos
interesan a todos".
¿Cómo _evalúa la respuesta de la candidata?
"En el cambio del sistema binominal fue muy positiva. Un hecho concreto: el
Gobierno envió al Parlamento un proyecto de ley para reformar el sistema.
También existe una promesa de la candidata de enviar un proyecto en marzo si es
elegida. No obstante, en el tema de los derechos de los trabajadores, su
respuesta fue insuficiente e incluso escurridiza. Tendrá que explicar
públicamente su posición en forma clara, porque donde existe mayor resistencia a
votar por ella es en los trabajadores, principalmente en los dirigentes
sindicales. La razón es obvia: es el sector más afectado y postergado por la
Concertación".
El "guiño" binominal del gobierno
Está claro que para llegar a la presidencia Bachelet necesita los votos del
Podemos y efectivamente el Gobierno hizo un "guiño" a su partido en el tema
binominal. Sin embargo, ¿usted cree realmente que un cuarto gobierno de la
Concertación cumplirá efectivamente compromisos incumplidos durante 15 años de
gobierno?
"La duda es razonable, no por Michelle Bachelet, sino por lo que han hecho sus
antecesores. Esperamos de ella algo nuevo, como su respuesta a nuestros
planteamientos. Eso no lo había hecho ningún otro candidato y presidente de la
Concertación. No obstante, quiero enfatizar que los cambios dependen de nosotros
y no de la Concertación. Si somos capaces de aglutinar una fuerza decisiva, de
carácter transversal más allá del Juntos Podemos Más, que asuma la decisión de
cambiar el sistema, lo haremos, a pesar de la resistencia de la derecha y de
ciertos sectores de la Concertación. Si además esa voluntad se instala en La
Moneda, con una Michelle Bachelet que cumpla con los cambios que ha prometido,
sería aún mucho mejor".
El candidato presidencial del Podemos, Tomás Hirsch y otros dirigentes de la
coalición - a diferencia del PC - han llamado a anular el voto en segunda
vuelta. ¿Cómo ha repercutido esta diferencia en el Podemos y qué implicancias
tendrá para el futuro de la entidad?
"Respetamos su opción, pero pienso que llamar a votar nulo, con la fuerza que
tenemos no tiene sentido. Distinto sería si conformáramos una fuerza importante
que nos permitiera incidir de manera real. Respecto del futuro, la situación es
clara: para las elecciones municipales éramos Juntos Podemos y teníamos un
acuerdo de votar nulo. Luego nos transformamos en Juntos Podemos Más y en ese
conglomerado había sectores que estaban comprometidos a trabajar lealmente por
Tomás Hirsch en primera vuelta, pero decididos a votar por Bachelet en una
eventual segunda vuelta. No podemos desconocer la existencia de esos sectores
que quieren mantener la unidad y seguir adelante con nosotros. Si nos reducimos
a votar nulo, sería perder la oportunidad de conformar una fuerza alternativa
real. En ese sentido, espero que la diferencia nos haga discutir más, lo que es
bueno, siempre que lo hagamos sin mirarnos el ombligo. Necesitamos perfilar y
proyectar la fuerza del Juntos Podemos Más para el próximo período, donde se
discutirán temas relevantes como el sistema binominal, flexibilidad laboral y la
reforma previsional, entre otros. Votar nulo no es un asunto de principios y si
lo entendemos así es complejo. Querría decir que no somos capaces de mirar los
cambios continuos de la realidad sobre la cual hay que operar".
De acuerdo a su análisis, ¿qué porcentaje del 5,4 % logrado por el Juntos
Podemos, irá efectivamente para Michelle Bachelet?
"Si uno observa el 7,5 % que obtuvimos en las elecciones parlamentarias y el 5,4
% de Tomás Hirsch uno puede sospechar que hay un 2 por ciento que ya votó por
Bachelet en primera vuelta. Hay un temor real en la izquierda ante la
posibilidad que la derecha gobierne y asuma la totalidad del poder. De los
militantes del partido, creo que habrá gente que votará nulo, por la decepción
que sienten de haber votado por Lagos. Respecto de los electores nuestros,
pienso que la mayoría votará por la candidata de la Concertación".
Hay quienes plantean que en Chile hay dos derechas: la derecha fascista, dueña
del capital y la derecha concertacionista, administradora de un modelo que
asegura la expansión ilimitada de ese capital en las mismas manos. Bajo ese
análisis, ¿qué otros argumentos de peso - además del temor que gobierne la
derecha - explican que el Partido Comunista vote por la Concertación?
"Si uno analiza los programas de ambos candidatos desde una perspectiva
económica, hay muy pocas diferencias. Sin embargo, la derecha fascista es
responsable directa del golpe militar de 1973 y de las violaciones a los
derechos humanos en nuestro país. Incluso uno podría plantear que hay tres
derechas. En la Alianza por Chile subsisten dos de ellas: la que siempre estará
abierta a recurrir a cualquier método para conseguir sus fines y la de Piñera
que trata de zafarse del estigma de las violaciones a los derechos humanos. En
un eventual gobierno de Piñera, el control lo tendría la derecha más
reaccionaria. Otro aspecto importante, son los procesos antineoliberales
actualmente en desarrollo en varios países de América Latina. Si bien, no
comparto la política exterior de la Concertación, pienso que un gobierno de la
derecha sería mucho más proclive a la injerencia norteamericana en la Región.
Podría instalarse en Chile una cabeza de playa para intervenir en procesos como
el boliviano. No podemos dejar de pensar como partido político responsable en lo
que podría ocurrir en el resto de Latinoamérica. Todo lo que suceda en la Región
está directamente relacionado con nuestro futuro".
Los resultados que ha obtenido el Partido Comunista junto a la izquierda
extraparlamentaria en las elecciones presidenciales de los últimos años ha sido
bastante magra. En la actual elección ustedes plantearon que llegarían a los dos
dígitos, pero sólo alcanzaron un 5,4 %. ¿Continuarán apostando a la alternativa
electoral dentro de un sistema donde el poder del dinero es tan decisivo que
asegura la exclusión de las fuerzas progresistas?
"El sistema binominal es lo que impone la permanencia y reproducción del sistema
neoliberal, es su base institucional. Por eso es tan importante terminar con él.
En ese sentido, considero una gracia que mantengamos el nivel de votación que
tenemos, sin ocupar puestos de gobierno, sin tener parlamentarios, sin dinero y
con un acceso a medios de comunicación marginales. A pesar de todo hemos tenido
pequeños logros. Es cierto que esperábamos uno o dos puntos más, pero nunca
llegar a los dos dígitos. Una cosa es lo que se dice en el fragor de la campaña
y algo distinto es lo que uno realmente espera que suceda. En consecuencia,
seguiremos participando en la lucha electoral, aunque recalco que el verdadero
desafío es ser capaces de comprometer al movimiento social para luchar de manera
más frontal contra el sistema, en tiempos no electorales. Mientras no tengamos
esa capacidad, seguiremos marcando el paso en las elecciones de cualquier tipo".
¿Cuál es la apuesta estratégica del Partido Comunista para los próximos años?
"Continuar con la plataforma presidencial. Mantener el rumbo con el Juntos
Podemos Más y fortalecer esa alianza. Contribuir a potenciar las organizaciones
sindicales, que tuvieron un alza hasta hace dos años atrás y luego entraron en
un período de receso. Nuestra obligación es continuar construyendo día a día una
alternativa al sistema, que no se limite a los períodos electorales".
Recuadro: La opción del voto nulo
La posición que adoptarán los electores del Juntos Podemos Más en la segunda
vuelta, sólo se dilucidará el próximo 15 de enero. Al llamado de Tomás Hirsch a
anular el voto, se sumaron los dirigentes de esa coalición, Demetrio Hernández
(MIR); Eduardo Artés del Partito Comunista Acción Proletaria; Nicolás García del
Bloque por el Socialismo; y Berma Castro, representante de los Usuarios de la
Salud.
Según explicó Demetrio Hernández a Punto Final, "cuando el Partido Comunista
llama a votar por Bachelet, independientemente que hagan campaña por ella o no,
significa que serán responsables de los cuatro años de un eventual gobierno de
la Concertación, que ha gobernado 15 años con la derecha", sostiene. Además, no
existe en el programa de Bachelet ningún cambio esencial al sistema y esa
constituye una razón de fondo para no apoyarla, puntualiza.
Respecto, del futuro del Juntos Podemos, la posición de Hernández es bastante
serena. Piensa que se producirá una discusión ideológica y política importante
donde se asumirán las diferencias en este punto. "Esta divergencia no tiene por
qué quebrar un esfuerzo que ha generado esperanzas en muchas personas. Sería un
error y una irresponsabilidad hacerlo", sostiene.