Latinoamérica
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Signos & símbolos
Frei Betto
Alai-Amlatina
Las manos en alto del sacerdote exhiben un círculo blanco, algo que recuerda
a una cartulina. Es el momento más solemne de la misa. Para los
fieles, se trata de la hostia, hecha de trigo sin levadura.
Contiene la presencia viva de Dios. Para otros, es un simple gesto
litúrgico. Para todos, un signo, de donde deriva la palabra significado.
Sinónimo de sacramento, objeto sensible que traduce la realidad invisible.
Si se asocia, el signo es el símbolo.
No todos los signos revelan, o sea, desvelan a nuestros ojos lo que se encuentra
velado. Muchos sirven para disimular o camuflar, como nombres y logos de
empresas. No son brasileñas la Volkswagen de Brasil ni la Esso Brasileña
de Petróleo. El signo, sin embargo, imprime una adjetivación que
"nacionaliza" el producto, induciendo al público a diferenciar la filial de la
matriz extranjera.
Hay una ciencia de la manipulación de la fuerza contenida en el signo: la
semiurgia. Ocurre cuando se "planta" una noticia en los mass media, como
por ejemplo, una cena para homenajear a un político. "Se planta" la
noticia de modo de proyectar el nombre del político, sin que se indague la razón
o la justificación del homenaje. El signo es "plantado" para que exista su
significado.
Hay signos creados para sustentar lo que ya no existe. Es el caso del
latín en la liturgia católica. Y de los términos ininteligibles en los
discursos académicos. Funcionan, no como palabras, sino como sonidos que
desencadenan una reacción emocional.
En general, los signos son arcaicos. Evocan un pasado idílico, provocando
interés, como los funerales de Juan Pablo II. Por eso se usa el latín, una
lengua muerta, como los latinos usaban el griego. La figura del "bueno
salvaje" de los escritores románticos del siglo XIX surge cuando la naturaleza
cede su lugar a las chimeneas de las fábricas. Hoy, la conciencia de la
degradación ambiental produce el movimiento ecológico, en favor de la
preservación del medio ambiente.
Freud y Nietzsche cambian el origen del signo no como una referencia sino como
una ausencia. Ausencia del "reprimido" para Freud y del "olvidado" para
Nietzsche. El padre asesinado gana fuerza simbólica, así como todo aquello
que hoy es sacrificado y, mañana, venerado. Es la diferencia lo que marca
el signo. Y este es el propósito de la publicidad: hacer parecer diferente
lo que es igual.
Nunca se habló tanto de amor como en esta sociedad desprovista de sentimientos.
Si hubiera verdadero amor, no habría tanta indiferencia ante nuestros semejantes
que mendigan en las calles y padecen en la miseria. Partidos centralizados
insisten en el discurso de la participación y de la autogestión.
La poética del discurso disimula lo que en la práctica está ausente. En el
spot publicitario, la imagen del padre y del niño enfatiza que ciertas cosas no
tienen precio convenciendo al consumidor a pagar caro por el producto. En
la propaganda las cosas adquieren valor de signos y los signos se vuelven la
esencia de las cosas. "Diamond is forever": el diamante es para siempre.
El espiritualismo en boga no es reacción, es legitimación idolátrica del
neoliberalismo. El culto al progreso, a la prosperidad, produce una
mística y una metafísica totalizantes.
Shamanes y adivinos, I Ching y astrología, asociaban otrora la posición de las
varas o de los astros a nuestro futuro. Hoy la publicidad condiciona
nuestra felicidad a la adquisición de una mayonesa. El zen enseña que el
antes y el después son conceptos relativos al espíritu. La publicidad
invierte la temporalidad al relativizar el crédito, "disfrute ahora y pague
después".
La Revolución Industrial generó significantes como la marca.
Actualmente produce significados psicológicos, como la variedad, el exotismo, la
jovialidad. Somos coaccionados a adquirir, no sólo un objeto, sino con él,
ideales, valores, aspiraciones, sensaciones. El producto es el signo de
algo más codiciado que él: virilidad o feminidad, cultura, estatus, glamour,
etc.
Como la meditación y la droga, el consumismo nos ofrece la posibilidad de
acceder directamente a la experiencia de trascender.
Ahora, la razón cede lugar al antojo. "Pienso, luego existo" da lugar a
"consumo, luego existo". (Traducción: ALAI) - Frei Betto es escritor,
autor de "A Obra do Artista uma visão holística do Universo" (Ática), entre
otros libros.