Bolivia bajo el liderazgo social y político de los indígenas
Evo Morales, el presidente indígena
Jesús Ramírez Cuevas
Masiosare/La Jornada de México
Este día toma posesión como presidente de Bolivia Evo Morales Ayma. Será el
primer indígena que asuma el poder en su país y el mandatario más votado en su
historia. Su gobierno encara difíciles retos: además de cumplir con las demandas
del movimiento social que lo llevó a la Presidencia, enfrentará los intereses de
las empresas trasnacionales y de los sectores más conservadores. Los indígenas
ganaron el liderazgo moral y político de la nación, donde habrá de
redistribuirse el poder entre regiones, grupos étnicos y sociales. "Bolivia se
ha levantado, es una revolución democrática que apuesta por cambiar el país de
manera estructural, sin medias tintas, ese es el mandato del pueblo", afirma
Alvaro García, vicepresidente boliviano
Aunque prefiere que lo llamen "Compañero Evo" y no "Señor Presidente",
Evo Morales Ayma asumirá este 22 de enero el gobierno de uno de los países más
pobres y explosivos del continente.
Atípica fue su elección en un país con una fuerte carga colonial. Quizá para
deslindarse de ese pasado, Evo Morales decidió que antes de la ceremonia oficial
de toma de posesión, recibirá el bastón de mando de manos de indígenas
bolivianos.
En la celebración indígena, Morales recibirá su mandato descalzo "para tener
contacto directo y con los poderes de la Pacha Mama (Madre Tierra)", de acuerdo
con las tradiciones de su pueblo.
De manera similar, en la ceremonia oficial dos columnas de mineros y campesinos
flanquearán la caminata del nuevo presidente por las calles de La Paz,
simbolizando las fuerzas que le dieron el triunfo al líder indígena y que
defenderán a su gobierno. Detrás de ellos, estarán los miembros de las fuerzas
armadas y de la policía, encargados oficialmente de la seguridad.
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La elección de Evo Morales como primer presidente indígena en la historia de
Bolivia, es la culminación de una revolución democrática ocurrida en el país
andino, señala el vicepresidente Alvaro García Linera.
La estabilidad política será un verdadero reto en ese país que ha tenido más
gobernantes que los 180 años de independencia. La desigualdad y la exclusión
social serán dos problemas ineludibles para el nuevo mandatario, en cuya nación
los indígenas aymaras, quechuas, tupi-guaraníes y otros, representan 60% de la
población pero han estado relegados del poder y de la riqueza.
Por eso, Morales declaró durante su gira internacional: "Ha llegado la hora de
que nuestra revolución democrática y cultural se expanda en todo el continente y
por todo el mundo porque lo único que buscamos es dignidad, igualdad y
libertad".
"El gobierno de Evo Morales no habría sido posible sin la lucha heroica de
millones de indígenas y sectores populares durante siglos. Con ellos está
comprometido", señala Oscar Olivera, vocero de la Coordinadora de Defensa del
Agua y de la Vida en Cochabamba.
"Su triunfo es consecuencia directa del ciclo de luchas sociales iniciado en el
año 2000 con la llamada 'Guerra del Agua', cuando comienza a quebrarse el modelo
político y económico impuesto 20 años atrás", señala Olivera.
Así lo asume el vicepresidente Alvaro García, intelectual y ex guerrrillero:
"Bolivia se ha levantado, esta es una revolución democrática y ha dado una señal
clarísima a América Latina y al mundo que apuesta por cambiar este país, y lo va
a hacer de manera estructural, sin medias tintas, ese es el mandato del pueblo".
El sonriente indio aymara hizo una intensa gira por Cuba, Venezuela, España,
Francia, Bélgica, Holanda, China, Sudáfrica y Brasil, donde estableció acuerdos
y ratificó los lineamientos de su gobierno. Ocupó las primeras planas de los
diarios y disgustó a la derecha española por llevar su suéter de lana a rayas al
protocolo (hasta el rey de España le regaló una corbata).
"Queremos socios pero no patrones; las riquezas naturales son del pueblo
boliviano; combatiremos al narcotráfico sin injerencia extranjera; el cultivo de
la coca es ancestral en mi país y queremos venderle hojas a la Coca Cola pero no
cocaína; (...) nos asociaremos a los gobiernos que combaten el neoliberalismo y
al imperialismo; integraremos el Mercosur (...); estamos dispuestos a mantener
relaciones de mutuo respeto con Washington pero no serán de subordinación ni de
sometimiento...", dijo.
Sin embargo, Oscar Olivera advierte que la victoria de Morales "es ante todo la
señal de la necesidad y la obligatoriedad de que los gobernantes deben cumplir
con la agenda que indígenas, campesinos y sectores populares empobrecidos, han
establecido a partir del año 2000: Reapropiación de todo nuestro patrimonio
común, fundamentalmente los hidrocarburos; Asamblea Constituyente, popular, sin
tutelaje partidario; Reforma Agraria para eliminar el latifundio; Juicio de
responsabilidades a los asesinos y vende patrias".
Para cumplir con ese mandato, Evo Morales tendrá que dialogar y acordar con
todos los actores bolivianos: los movimientos sociales que han impulsado cambios
en los últimos años, incluida su victoria electoral, la derecha, apoyada por los
sectores conservadores, las trasnacionales y Estados Unidos, y sus aliados del
Movimiento al Socialismo, incluida la clase media y tecnócratas expulsados del
poder.
Según Oscar Olivera, "el movimiento social tiene que consolidar su autonomía
respecto al gobierno (...) En cabildos y asambleas surgirá el verdadero mandato
para Evo y Alvaro, si el "mandar obedeciendo" expresado por ellos es asumido con
transparencia y generosidad".
En entrevista con el diario Página 12, García Linera sostiene que "el
mandato es muy claro: una nueva economía, un nuevo sistema y un nuevo
comportamiento político. Nacionalizar los hidrocarburos, recuperar la presencia
del Estado. Acabar con las privatizaciones y el debilitamiento del Estado y
potenciar la microempresa, al empresariado, la economía indígena y campesina. En
lo político: Asamblea Constituyente, fin del colonialismo, presencia de
indígenas en el poder. El poncho y la corbata consolidándose como el símbolo de
la unidad de Bolivia. Y un Estado descentralizado política y administrativamente
que dé paso a un nuevo régimen de autonomías".
"Se está mostrando que los indígenas tienen el liderazgo moral e intelectual de
esta salida que le apuesta a la redistribución del poder entre regiones, grupos
étnicos y sociales. Hay una nueva hegemonía histórica que se consagra
democráticamente con la elección y debe cristalizarse de forma institucional con
la Asamblea Constituyente ", señala García Linera.
De esta manera, Evo Morales y su pueblo tienen frente a sí, la nada fácil tarea
histórica de refundar Bolivia.