Latinoamérica
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Bolivia vivió su último día de miedo, sostiene el escritor Eduardo Galeano
El racismo no es una fatalidad del destino, no estamos
condenados a repetirlo"
Llegaron de México, Cárdenas y Amalia García; Lage por Cuba y Hugo Chávez...
resfriado
Hace 2 años corríamos bajo las balas en esta plaza, recuerda el vicepresidente
García Linera
Luis a. Gomez
especial para La Jornada
Desde el balcón del palacio de gobierno, saludan el vicepresidente Alvaro
García Linera y el primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales; arriba,
un retrato del héroe nacional Andrés de Santa Cruz FOTO Reuters
. Faltaban varias cosas al salir del Congreso Nacional. De todos modos, el
presidente Evo Morales caminó sin prisa los 20 metros que lo separaban de su
despacho en palacio de gobierno. Saludó sonriente a la gente en la plaza y entró
entre vítores al edificio. Era algo más de las cuatro de la tarde y varios
regimientos de las fuerzas armadas esperaban por él para rendirle respeto y
obediencia. Así que subieron él y su vicepresidente al balcón presidencial,
adornado con banderas, a presenciar la parada militar que les estaba reservada.
Abajo, mientras recogían la larguísima alfombra roja, que sirve de camino a
dignatarios y algunos invitados, quedaron entre la gente los cientos de
periodistas y algunos personajes más ilustres. Entre los mexicanos asistentes
fue notoria la presencia de Cuauhtémoc Cárdenas, amigo personal del mandatario
boliviano, quien sonreía preguntando sin prisas por los detalles de aquello que
atestiguaba, acompañado de su hijo del mismo nombre. También estaban ahí la
gobernadora de Zacatecas, Amalia García, y el senador Cuauhtémoc Sandoval,
consejero nacional del PRD.
Luego de la parada, Evo y su comitiva caminaron, escoltados por una guardia de 2
mil mineros y campesinos vestidos con poncho rojo, las cuatro o cinco cuadras
que los separaban de la Plaza de los Héroes para asistir a la celebración
popular que cerraba la transmisión del mando. Ahí, la multitud agitaba
wipalas (bandera andina de siete colores), y aguardaba por su presidente
cantando y lanzando al cielo cargas de dinamita.
Fatigado por el viaje, pero muy emocionado, el escritor uruguayo Eduardo Galeano
fue el primer orador del masivo acto en la plaza. Bajo un cielo de nubes
preñadas de lluvia, el autor de Patas arriba comenzó su discurso a la
gente contando la célebre pregunta de Domitila Chungara, boliviana famosa y
viuda de un minero en los años 70: "¿Quién es nuestro peor enemigo,
compañeros?". El miedo.
"Ayer, contó Galeano, fue el último día del miedo en Bolivia"; explicó que ya
nunca más habrá de paralizarse el pueblo con la sensación de temor ante el
poderoso. El escritor también dijo que el mundo se divide entre indignos e
indignados, y que en todo caso él estaba feliz, porque, tomando partido, era muy
importante estar aquí, en este parto.
"El mundo entero padece una dictadura del miedo que emite gases paralizantes",
explicó ante los miles congregados en la Plaza de los Héroes. "Un miedo a
recordar, a vivir, a morir y, sobretodo, miedo de ser, de reconocernos en toda
nuestra espléndida y poderosa plenitud", dijo al describir el festivo acto como
un "acto de dignidad colectiva".
El vicepresidente de Cuba, Carlos Lage, felicita a Evo Morales, quien asumió
ayer la presidencia de Bolivia FOTO Reuters
Nuestros países nacieron condenados a una suerte de fatalidad del miedo que
nos impide vernos como somos y como podemos ser", indicó el autor de Las
venas abiertas de América Latina.
"Lo que ha sucedido en Bolivia nos enseña que ese miedo de ser lo que podemos
ser no es un enemigo invencible; el racismo no es una fatalidad del destino, no
estamos condenados a repetir la historia.
"Nos han entrenado para andar en silla de ruedas y ahora estamos recuperando la
posibilidad y energía en América Latina de caminar con nuestras propias piernas,
pensar con nuestras propias cabezas y sentir con nuestros propios corazones",
añadió.
Todas las constituciones latinoamericanas fueron hechas "por pocos y para
poquitos, y generaron naciones donde las mayorías estaban y siguen estando
malditas". El mundo se divide, sobre todo, "entre indignos e indignados, y ya
sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar", agregó el escritor, quien
pidió un viva por "el alumbramiento de otra Bolivia, ¡que viva el nacimiento de
otro mundo posible!"
En forma similar y acorde, el vicepresidente Alvaro García Linera realizó un
largo discurso para puntualizar: "La Bolivia indígena está de pie y le dice al
mundo que nunca más discriminación, nunca más represión y racismo". La patria,
dijo el matemático de 43 años, "nació el 18 de diciembre pasado; la patria nace
este 22 en esta plaza... la historia se ha fijado en nosotros.
"Hace dos años aquí, recordó García Linera, corríamos bajo las balas", en
referencia a la insurrección de octubre de 2003, que culminó con el
derrocamiento de Gonzalo Sánchez de Lozada y dejó saldo de más de sesenta
muertos. "Hoy tenemos que salir victoriosos de este trabajo", enfatizó el
mandatario. Luego dejó paso al presidente...
"Hemos avanzado bastante"
Relajado luego de tanta actividad, pero fatigado, Evo Morales se dirigió al
micrófono para pronunciar un nuevo discurso que sintonizara con su gente.
Ataviado aún con la banda presidencial, Morales habló durante 45 minutos de los
mismos temas que en su discurso inaugural en el Congreso Nacional, salvo que
esta vez se interrumpió un par de veces para invitar a algunos a acompañarlo en
su mensaje.
Los presidentes Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil; Néstor Kirchner, de
Argentina y Nicanor Duarte, de Paraguay, durante la ceremonia en la que Evo
Morales asumió como primer mandatario indígena de Bolivia FOTO AP
La primera pausa en el discurso fue tomada por el vicepresidente cubano Carlos
Lage, quien entre otras cosas, dijo que no había que lamentar la ausencia de
Fidel Castro, a quien el presidente describió como su "abuelo sabio". "Yo veo a
Fidel en todos ustedes", dijo Lage. Luego del cubano, la gente enardecida pidió
la presencia de Hugo Chávez quien, según Morales, estaba delicado de salud y se
habría excusado de asistir al acto a causa de un resfriado.
Otra interrupción quedó a cargo de la indígena quechua Blanca Chancoso,
ecuatoriana, quien en su lengua materna pidió a Evo convertirse en el principio
de lucha de los pueblos indígenas americanos. Tras agradecer el discurso de
Chancoso, Evo recordó los muchos logros que han tenido los indígenas bolivianos
en la vida política desde que comenzaron creando sus propios partidos políticos.
"Hemos avanzado bastante", reconoció.
Evo interrumpía varias veces su discurso político para felicitar o agradecer a
algunos de los presentes, como el artista plástico Gastón Ugalde, quien diseñó y
elaboró dos murales de tejido especialmente para la ocasión. También presentó a
los dirigentes sociales que lo acompañaban en la tarima desde donde fue
presidido el festejo. Abajo, a la derecha del gobernante boliviano, los más de
doscientos invitados internacionales seguían atentos el discurso mientras les
servían café, té y pastelitos.
Con la noche comenzó la lluvia y Evo, ya para terminar, habló del miedo que
siente de ocupar la residencia presidencial, por temor a "alguna trampa o algún
micrófono". Recordó una vez más que cuando se inició hace casi nueve años como
diputado, en 1997, vivió compartiendo casa con dos de sus colegas, e hizo morir
de risa de pueblo cuando dijo que ha invitado a su vicepresidente, al presidente
del Senado y al de Diputados a compartir la casa con él.
Ante la risa, satisfecho, Morales dijo que no era payaso, que hablaba en serio.
"Cuatro presidentes viviendo juntos: el presidente de Bolivia, el del Congreso,
el de la Cámara de Diputados y el de la Cámara de Senadores. Trabajando juntos
las 24 horas para resolver sus problemas", concluyó, consiguiendo el aplauso más
nutrido de la jornada antes de dar gracias y dar paso a la fiesta musical
programada.
Mientras se servían las bebidas calientes y se entonaban canciones, la gente
mojada y sonriente comenzó sus bailes y celebró a su presidente, quien los
observó cómplice desde su silla, antes de retirarse sin prisas al palacio donde
prometió, desde mañana, seguir en contacto con ellos y sus permanentes
necesidades. Eran casi las 8 de la noche y la Bolivia profunda era un jolgorio
masivo por vez primera.
Fuente: lafogata.org