Latinoamérica
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Evo Morales asume la presidencia y pone fin al neoliberalismo en Bolivia
Nos sometieron y condenaron al exterminio, pero ahora "cambiaremos la
historia"
Sostiene que los recursos naturales deben pasar a manos del pueblo boliviano:
agua, gas o coca
"Los indígenas somos la reserva moral de la humanidad"
Gobernará obedeciendo y sin rencor
Luis a. Gomez
especial para la jornada
Saludo de altos mandos militares a Evo Morales tras la ceremonia de su
toma de posesión como nuevo presidente de Bolivia, ayer en La Paz FOTO Reuters
Eran exactamente 13 minutos después de las 14 horas cuando Evo Morales derramó
las primeras lágrimas de la tarde, y con él lloró toda Bolivia. En ese instante,
el vicepresidente de la República, Alvaro García Linera, le impuso en el cuello
la Medalla del Libertador, símbolo máximo del poder republicano en este país. La
medalla colgó sobre la banda presidencial y entonces, ya, era un hecho: el
primer presidente indígena del siglo estaba listo para gobernar su patria. Pero
había que cerrar capítulos, cuadrar las cuentas.
"Señor presidente del Congreso Nacional", dijo Evo a García Linera, quien tiene
entre otras la atribución de presidir el Poder Legislativo, "por su intermedio
quiero solicitar un minuto de silencio para recordar a nuestros héroes caídos".
Así comenzó su discurso el presidente de Bolivia: pidiendo un poco de paz y de
silencio para recordar a los muertos. En un recorrido por los siglos y la sangre
derramada en esta parte del mundo, Evo mencionó entre otros a Tupaj Katari, al
Che Guevara, a decenas de líderes indígenas y, finalmente, a los ciudadanos de
la ciudad de El Alto masacrados en octubre de 2003, a sus compañeros cocaleros y
todos los héroes anónimos de este país.
En memoria de ese linaje rebelde boliviano, el vetusto edificio republicano del
Congreso vivió tal vez el minuto más largo de su historia. Solamente el lamento
del pututu (cuerno de res usado como instrumento de viento) se escuchó esos 60
segundos. Y al final, el entrecortado grito de Evo Morales pidiendo gloria a los
mártires por la liberación.
Por ese hilo negro, de muertes y de derrotas, comenzó el nuevo gobernante su
discurso, porque "esa es nuestra historia... hemos sido condenados al exterminio
y ahora estamos acá... justamente para cambiar nuestra historia", tomó vuelo
Evo, explicando que los indígenas en Bolivia han sido sometidos y humillados
durante siglos, pero que su gobierno es el punto de quiebre desde que ahora
habrán de "buscar cómo resolver este problema histórico".
Y en ese memorial de agravios, Evo Morales dejó clara una sola cosa, como había
hecho antes sus pares en las ruinas arqueólogicas de Tiwanaku un día antes: los
500 años de resistencia han terminado y ellos, los pueblos originarios de
América, deberán prepararse para "tomar el poder por 500 años". Pero sin rencor,
insistió, "porque los indígenas no somos rencorosos".
Ante los ojos llenos de llanto de sus hermanos, como la dirigente cocalera
Leonilda Zurita -quien desde un palco lloró de pie toda la ceremonia-, Evo hizo
en este punto un perfil del ser indígena que mezcló emotivamente con la fuerza
del Che Guevara. También situó este momento de la historia, con él como
presidente, como una continuidad de la lucha de Tupaj Katari, quien en 1781
cercó esta ciudad durante meses y por poco termina con el dominio de la corona
española.
Pero, "y esto se los digo con mucha sinceridad, con mucha humildad", Evo hizo
todo este recuento afirmando que era solamente bajo el gobierno de los pueblos
indígenas que las cosas cambiarán, porque "los pueblos indígenas somos la
reserva moral de la humanidad". Y recibió una ovación cerrada, una más de las
muchas que interrumpirían su discurso inaugural. Luego comenzaría a hacer
recuento de sus ideas, de sus propuestas, todo mezclado con algunas indirectas y
alguna pregunta o queja bastante más frontal.
Acabar con el Estado colonial
Se acabó, enfatizaba el presidente Morales con un índice moreno y recto, eso
del capital en unas pocas manos. "Son políticas que tienen que cambiar en
democracia", dijo. Y anunció que así será en su gobierno, pero sin humillar y
sin maltratar al otro, como le hicieron a él.
Entonces Evo recordó el mandatario que una tarde de marzo del año pasado,
dirigiéndose a pie desde el edificio del Congreso hasta palacio de gobierno,
para dialogar con el ex presidente Carlos Mesa durante un periodo de conflicto,
fue agredido por algunas personas en la calle, que "lo querían colgar al Evo
Morales". Y esa ofensa por parte de los simpatizantes de Mesa (quien se
encontraba en el auditorio), fue nada más un aliciente para que la gente
siguiera despertando en su conciencia, dijo.
"Ex presidentes, entiendan: eso no se hace, no se margina", remató Evo mirando
hacia el palco donde tres ex mandatarios bolivianos, invitados a su toma de
posesión, aparentaban calma y tensaban las mandíbulas. Y es por todo esto,
continuó el mandatario indígena, que debemos "acabar con el Estado colonial".
Morales siguió entonces con completo resumen de lo que siempre dijo sobre
racismo y discriminación. Y en esta etapa, donde los presentes interrumpían el
discurso cada pocos minutos con sus aplausos y sus vivas, los pocos
parlamentarios de la derecha mantuvieron una actitud serena y sin aplausos,
hasta que Evo anunció que la democracia era la mejor forma de descolonizar al
Estado, acabando así con la corrupción.
Y comenzó la explicación política...
El poder de la conciencia
Sin sacarse la chaqueta de cuero adornada con tejidos andinos, Evo comenzó
su explicación por el histórico saqueo de los recursos naturales, algo tolerado
y fomentado por anteriores gobiernos y parlamentarios. "No hubo amor a la
patria", dijo Morales, "cuando se realizó ese saqueo... Entiendo que la política
es la forma de mejorar la economía de las personas... y esto no ha sucedido en
nuestro país".
El agua, enfatizó en principio, debe ser de servicio público. Explicando que era
un absurdo la privatización del recurso y que eso tendrá su final en su
administración. De hecho, el presidente boliviano mencionó que fueron las
políticas relativas a los recursos naturales, como "el agua, la coca y el gas",
lo que incentivó "la conciencia del pueblo boliviano".
Y habló de la redistribución de la tierra, apelando a la necesidad de diálogo
con los terratenientes bolivianos para revertir al Estado las hectáreas de
tierra improductiva. No es posible que "para criar una vaca se necesiten 40 o 50
hectáreas... no es posible que tengamos que ser una vaca para tener 40 o 50
hectáreas", dijo Morales.
La industrialización, el gran desafío
Lo mismo para la productividad y la industria, temas en los que recordó, por
ejemplo, que desde el 6 de agosto de 1825 (día de la creación de la República de
Bolivia) no se ha industrializado nada en este país, que se ha mantenido,
durante más de siglo y medio, como exportador de materias primas, pero sin
beneficarse mucho por ello.
"Todos los recursos naturales deben pasar a manos del pueblo boliviano, sean
éstos agua, coca o gas", dijo el flamante presidente de esta nación que posee la
segunda mayor reserva de gas de Sudamérica, al señalar que "un desafío de todos
los bolivianos es industrializar nuestros recursos para salir de la pobreza".
Pero también afirmó que esta recuperación de los recursos naturales deberá ser
"responsable", al subrayar que habrá negociaciones con las petroleras
extranjeras, en alusión a Repsol, Total, y Petrobras, una readecuación de los
contratos para establecer el control estatal pleno sobre la industria y elevar
los ingresos fiscales por la explotación de gas y petróleo.
En pocas palabras, hablando también de la necesidad de mejorar los programas de
salud y eduación, "este modelo económico no sirve", concluyó Evo, dando como
posible que tal vez sí funcione en Europa o en algún país africano, pero "en
Bolivia el modelo neoliberal no va".
Y dijo que era justamente esa conciencia popular, la de la inutilidad del
neoliberalismo, la que lo había llevado al poder, ganando las elecciones, por lo
que habría de respetar su mandato.
Morales, de 46 años, soltero, expuso que habrá respeto para "quienes quieren
vivir mejor", pero sin explotar a nadie.
"No se pongan nerviosos"
Evo se dirigió varias veces en forma directa a los ex gobernantes apostados
en el palco arriba a su izquierda. Pero fue al hablar de la seguridad jurídica,
algo que piden las transnacionales y varios gobiernos para seguir invirtiendo en
Bolivia, cuando el presidente Morales Aima hizo su mención directa más dura al
hablar del subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, "el
tal señor Shannon que anoche nos visitó", para hablar claro que los valores y
políticas estadunidenses no serán ya políticas aceptadas sumisamente.
"No a la importación de políticas", fue la consigna de Evo Morales, invocando
para ello la compresión de la comunidad internacional. Para seguidamente aclarar
que lo que toca es crear localmente las políticas y las leyes necesarias para el
desarrollo y el crecimiento. En este pasaje, nuevamente tejió Evo su historia
política personal con la historia.
"Recuerdo cuando llegué a este edificio en el 97", dijo Morales en referencia a
su primer periodo como diputado. Mencionó que fueron cuatro los diputados
campesinos que trabajaron en esa legislatura, a los que les bloquearon cada uno
de sus proyectos de ley. Y mirando hacia el sector del Congreso donde estaban
los parlamentarios de los partidos de oposición, el presidente les dijo: "No se
pongan nerviosos, no les vamos a hacer lo mismo que ustedes nos hicieron a
nosotros"... de hecho, Evo los llamó a trabajar, porque las tareas pendientes
son muchas.
Profundizar la democracia
Mencionando claramente la necesidad de convocar a la Asamblea Constituyente
para el próximo junio, Evo Morales recordó que es necesaria una forma diferente
de organizar el gobierno en Bolivia. "Somos diversos", recordó Morales,
lanzándose a contar una anécdota de su reciente visita a Argentina donde,
fijándose con calma, se dio cuenta del parecido entre él y el mandatario
argentino Néstor Kirchner: la forma de la nariz en ambos. "Él es loro blanco y
yo soy loro moreno... somos iguales en la diversidad".
Por ello, para dar una nueva forma de gobierno a Bolivia, que incluya sin dudas
la autonomía regional y de los pueblos indígenas, Evo pidió un trabajo conjunto
al Parlamento, que debería convertirse en "un ejército en la lucha por la
segunda independencia de Bolivia". Aunque dejó claro que si no lo hacen, si no
pueden, la tarea quedará en manos de los movimientos sociales e indígenas, que
seguirán luchando. Porque esas medidas y procesos, dejó claro, servirán para
"profundizar la democracia, que es el derecho no solamente de votar sino de
vivir bien".
Coca cero no
Sobre la línea productiva regresó el presidente boliviano, para hablar de
industrialización, de la política de austeridad que seguirá su gobierno,
comenzando por subir el salario básico (que es de menos de 60 dólares mensuales)
y de bajar los salarios de los funcionarios del Estado. Para todo, por cierto,
pidió apoyo y respaldo del pueblo, de los profesionales y algunas veces de los
presidentes de otros países, concretamente de Cuba y Venezuela.
Evo habló de alfabetización (con un programa que apoyará Cuba), de salud, de
documentar oficialmente a todos los bolivianos, de apoyo a la micro y pequeña
industria, de erradicar la corrupción... porque en algún momento "este país
tenía el subcampeonato de la corrupción", dijo Morales, para sin pausa preguntar
al ex presidente Jaime Paz Zamora cómo pudo permitir eso, ya que en su mandato
Bolivia fue calificada por Transparencia Internacional como el segundo país más
corrupto del planeta.
Y bueno, viendo que ya su discurso era largo, Evo dijo que ya mero terminaba,
que "no piensen que Fidel o Chávez me están contagiando", lo que le valió las
risas del respetable y un nuevo aplauso general, que no fueron tan intensos como
cuando habló con firmeza del tema espinozo de la coca.
Evo Morales habló del daño que hacen la droga y el narcotráfico en el mundo, "es
un mal que nos han importado". Y propuso a Estados Unidos un verdadero acuerdo
de lucha antinarcóticos, pero que no incluya, como dijo muchas veces durante su
campaña electoral, "coca cero, pero sí narcotráfico cero".
Como dice el Subcomandante
En la parte final de su discurso, Evo no escatimó elogios a algunos de sus
hoy homólogos latinoamericanos como Lula, Kirchner, Fidel Castro, Lagos y
Chávez. No mencionó al colombiano Alvaro Uribe ni al peruano Alejandro Toledo.
Tampoco al presidente mexicano, Vicente Fox, que pese a haber sido invitado,
delegó en su embajador en La Paz.
El EZLN tampoco llegó y eso que también fue invitado.
Habló además de reactivar la minería y de terminar con la deuda externa,
pidiendo a la comunidad internacional y a los organismos financieros condonar
toda deuda en forma definitiva. Sólo produciendo, dijo igualmente, "es posible
salir de la pobreza", pero el flagelo de la deuda y las desigualdades son algo
importante en este camino.
Sin embargo, "los países son iguales en el derecho a ser dignos y soberanos"...
por ello, en breves alocuciones en aymara y quechua, Evo Morales llamó a todos
los indígenas de su país a la unidad, porque en el nuevo gabinete no habrá
nepotismo ni corrupción.
Explicando su manera de gobernar, Evo finalizó: "como dice el Subcomandante
Marcos: mandar obedeciendo al pueblo... muchas gracias". Y se retiró...