Latinoamérica
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Entrevista con Fernando Martínez Heredia
Julio César Guanche
La Jiribilla
1) ¿Qué papel ha jugado Bolivia para la política norteamericana en relación con
América Latina en el siglo XX?
2) ¿Qué factores han hecho posible la elección de Evo Morales como presidente de
Bolivia, por tan amplio margen?
3) ¿Qué reacción se puede esperar del gobierno de EEUU ante la victoria
electoral de esta fuerza política?
4) ¿Qué significado le atribuye al papel que puede jugar Bolivia en el nuevo
mapa de relaciones políticas de América Latina?
5) ¿Echará, por fin, a andar el indio en Nuestra América, como quería Martí?
1)
Ya en tiempos de la Guerra del Pacífico (1879-1883), por la que Bolivia perdió
todo su litoral a manos de Chile, Estados Unidos trataba de controlar la
explotación de recursos naturales de la región, en competencia con Gran Bretaña.
Avanzado el ciclo del estaño, la banca norteamericana hizo empréstitos y
adquirió acciones de las compañías mineras, y la Standard Oil obtuvo una enorme
concesión sobre el petróleo del sudeste del país. Esa compañía y la Shell
británica estuvieron detrás de la terrible guerra por el Chaco, entre Bolivia y
Paraguay, que costó a ambos países 90 000 muertos entre 1932-35. Críticos
norteamericanos de la expansión imperialista de su país habían estudiado tres
casos seleccionados, a fines de los años 20: Cuba, República Dominicana y
Bolivia. Esta última investigación, de Margaret A. Marsh, se llamó Our
Bankers in Bolivia, y fue compañera de las obras de Nearing y Freeman, Jenks,
Dunn y Knight.
La historia posterior de las injerencias y el saqueo yanquis en Bolivia --sobre
todo desde que esta potencia imperialista obtuvo la supremacía en América Latina
y el Caribe, respecto a los otros centros capitalistas--, es más conocida. Pero
no se puede comprender ningún caso de dominación neocolonial sin manejar la
historia interna y los problemas fundamentales del país neocolonizado. Y yo no
puedo abordar ese tema aquí. Llamo al menos la atención sobre la compleja
acumulación que puede contener un país que es casi diez veces del tamaño de
Cuba, pero sin salida al mar y con menos población que esta isla.
Hace cuarenta siglos, la civilización de Tiahuanaco era la más avanzada de
Sudamérica. La comunidad tipo ayllu sostenía una gran población con gran
diversidad agrícola y alimenticia, y técnicas desarrolladas. Hace mil años eran
capaces de organizarse en gran escala. Pero hoy el Estado boliviano rige a la
población con mayor proporción de pobreza de Sudamérica, y en 180 años de
existencia independiente no ha tenido más que momentos de institucionalidad,
estado de derecho y gobiernos representativos de la voluntad popular. Hace 450
años el país poseía la mayor ciudad de América –Potosí--, basada en una
explotación de la plata que no tenía igual en el mundo; sólo en el siglo XIX
pudo Buenos Aires aspirar a ser un polo más atractivo y predominar sobre el Alto
Perú. Pero la mita convertida en el instrumento de la más cruel expoliación, la
deculturación, explotación feroz y humillación permanente de la antigua
población autóctona –que sigue siendo con sus descendientes la gran mayoría de
la población de Bolivia—crearon una sociedad monstruosa en que una minoría de
rasgos europeos monopoliza el poder, las grandes empresas, el bienestar material
y la educación y las formas de vida a las que se asigna valor.
Colonialismo, viejo y nuevo, es el concepto que permite calificar esta realidad
y ese resultado histórico del despojo a todo un pueblo de su cultura y de sus
medios de vida, de sus derechos y sus valores. Capitalismo es el sistema mundial
que creó esta monstruosidad, como ha creado tantas otras a lo largo y ancho del
planeta, en aras de la ganancia y del poder.
2)
El crecimiento acelerado de la combatividad y la movilización populares durante
los últimos cinco años, que han aportado experiencias y cada vez más conciencia
y autovaloración a enormes sectores del pueblo. La conversión de las identidades
autóctonas –que nunca dejaron de existir-- en fuerza social popular, y en
instrumentos de formación de posiciones políticas y de exigencia de
reivindicaciones sociales opuestas al sistema de dominación secular que ha
tenido el país. Setenta años de concientización y de actividades políticas que
han dado formas nacionales a las representaciones sociales y arraigo en Bolivia
prácticamente a todas las ideologías y movimientos sociales y políticos de
crítica o de franca oposición a la dominación capitalista.
A la reunión de esos tres factores se ha sumado el desgaste reciente de la
política económica de los gobiernos llamados democráticos, y del sistema
político en su conjunto, después de más de veinte años de ejercicio. La cultura
política de los bolivianos --y de los latinoamericanos—ha crecido a un grado
descomunal respecto a la existente hace una o dos generaciones, y ese es el gran
logro que estamos heredando de las luchas y los sacrificios precedentes. Por eso
el empobrecimiento del pueblo y el entreguismo de los de arriba no es esta vez
un episodio más de una historia que se repite, y puede ser el prólogo de una
transformación profunda de la gente y del país, es decir, de una revolución.
3)
Lo más probable es una escalada de presiones sobre el nuevo gobierno, a través
de los medios y las instituciones que Estados Unidos controla, para que modere
cada vez más sus propósitos, y permita la mediatización y el desgaste de sus
iniciativas y de las demandas populares. Es decir, exigirle que sea
"respetable", para no perder "legitimidad democrática" ni arriesgar la
"gobernabilidad". Combinar esa estrategia con el aprovechamiento de las
diferencias internas, para tratar de convertirlas en divisiones y en
enfrentamientos dentro del campo popular. En suma, debilitar y erosionar el
alcance y el contenido del gobierno popular, para generar desconfianza y
desilusión, conseguir si es posible que se descalifique, y con el fracaso de
esta experiencia revertir el gran avance obtenido por el pueblo boliviano,
durante un período más o menos largo.
Esa estrategia parece aún más lógica porque el imperialismo no cuenta con cartas
políticas de derecha o de centro en Bolivia para una oposición eficaz. La
victoria de Evo ha sido aplastante, eliminando el espacio para los rejuegos
legislativos y los acuerdos obligados para lograr formar gobierno, con sus
consecuentes ataduras por compromisos y por cuotas de poder. Los partidos del
sistema se agotaron durante décadas en los más variados pactos polítiqueros, y
practicaron la represión, la imposición del neoliberalismo y la corrupción, sin
ningún recato. La masa en la calle desde el 2003 les anunció su quiebra.
Sin embargo, no es sano confiar demasiado en la lógica. La prepotencia ha sido
un componente histórico del comportamiento político imperialista en casos como
estos. La "misión", el antintelectualismo y la agresividad como política no son
anécdotas sino estrategia del grupo dominante en la política norteamericana
actual. Y más fríamente, ellos ven el mismo escenario que nosotros: la victoria
de Evo es un tremendo refuerzo a la posible formación de un frente de Estados
latinoamericanos autonomizados del control norteamericano, y es un hecho que
alienta a todo el campo rebelde a la dominación en el continente, y estimula a
los revolucionarios. Frente a esa realidad, habría que estar atentos a la
contraofensiva yanqui, y a los medios y momentos que ella estime apropiados.
Por otra parte, el racismo y los hábitos de mando de los que han dominado en
Bolivia, el odio que mueve a la violencia extrema a los que sienten el temor de
perder su poder, sus privilegios y su pretendida superioridad a manos de los
humildes, ha sido siempre un factor importante en todos los grandes procesos de
cambios de una sociedad. Cuánto pesen estos socios menores del imperialismo,
pero que son los que están sobre el terreno, pondrá también la impronta de lo
contingente, que es tan relevante en todos los eventos históricos.
4)
Ya empecé a contestar esta pregunta en la respuesta anterior. Agregaría algunos
puntos a desarrollar. Un territorio muy estratégico para el avance de una
integración económica sudamericana, que puede encontrar ayuda para su viabilidad
desde una formación económica débil y mediterránea, y a la vez brindar una ayuda
valiosa a la conexión entre Venezuela, Brasil, Argentina y Uruguay, y también
con Paraguay, Perú y Chile, si avanza más la integración; un país que cuenta con
inmensas reservas de gas, y que podría aprovechar más otros recursos suyos, e
intercambiar con ellos. Un gobierno popular que tiene vocación y necesidad de
aliarse con otros gobiernos populares, para multiplicar sus fuerzas y fortalecer
su posición
Ideológica. Un campo de prueba para las relaciones entre sociedad civil y poder,
entre un sistema político de predominio popular y los movimientos sociales, en
un país en que estos últimos han sido la vanguardia de las protestas y el cambio
en la correlación de fuerzas. "Mandar obedeciendo al pueblo", ha recordado Evo,
él mismo un hombre nacido para vegetar en la miseria, que se formó en un
movimiento de lucha de gente humilde trabajadora. Bien, obedeciendo, pero
teniendo el gobierno y construyendo un poder desde el gobierno, es decir,
teniendo modos de mandar.
Un líder aymara presidiendo una nación latinoamericana, significa una victoria
extraordinaria de los pueblos originarios, once años después del alzamiento
zapatista, en una época en que estas identidades se han afirmado a lo largo del
continente y han generado organizaciones, conciencia y presencia cívica, y han
producido experiencias muy notables, como es el caso de Ecuador. Esto fortalece
y concreta las nuevas formas de hacer política –con nuevos contingentes de
participantes--, tan necesarias para que sea posible la liberación de las
dominaciones, y el potencial de vínculos internacionalistas diversificados, que
es indispensable. También enriquece el campo cultural de la liberación, con
ideas que deberán formar parte de los nuevos proyectos socialistas. Ver, por
ejemplo, los Principios ideológicos acordados por el Congreso del MAS en
Cochabamba, hace cuatro años, y los veintíun principios enunciados en el
Congreso de Oruro, en el 2003. No se trata meramente de un nuevo lenguaje, se
trata de nuevos contenidos –como el equilibro con la naturaleza o el rechazo de
los principios de la economía occidental--, que se han venido enunciando por
movimientos indígenas, y que ahora deberán concurrir a la creación de una nueva
sociedad en Bolivia.
Bolivia puede llegar a ser, en el desarrollo de un nuevo mapa político
latinoamericano y caribeño, otra experiencia y creación cultural socialista del
siglo XXI, como puede llegar a serlo la revolución bolivariana. Son indicadores
de que este continente puede aportar –frente al riesgo mortal que corre la
humanidad—alternativas que concurran a la superación del capitalismo.
5)
Lo que Martí pensó del "indio", y del echar a andar que le pedía, sólo puede ser
comprendido como un aspecto de su concepción de nuestra América y de la
necesidad del cambio social revolucionario. A mi juicio, Martí toma la
especificidad de la América Latina y el anticolonialismo como sus puntos de
partida e instrumentos intelectuales, inicia los análisis críticos de la
modernidad desde el mundo colonial y el anticolonialismo, y hace una propuesta
singular de superación del colonialismo mediante procesos de liberación que
instituyan individuos más libres y capaces, constructores de sociedades
liberadas con Estados nacionales, creaciones de ciudadanía y justicia social.
Por eso Martí es tan actual, y su propuesta no ha sido superada todavía.
Más de un siglo después, la región ha recorrido un prolongado camino de
modernizaciones bajo el capitalismo y el neocolonialismo, que ha terminado por
depauperar sus sociedades y dejarla sin salida dentro de ese sistema. Pero
también ha sido un largo camino de acumulación cultural favorable a un planteo
muy superior de liberación, para las personas, los grupos sociales y las
naciones. Las vanguardias actuales de los pueblos autóctonos hablan, en sus
propios lenguajes, de revolución, una revolución que acabe con el sistema de
dominación que se los niega todo, y que transforme las relaciones entre las
personas, y de ellas con la naturaleza. Eso es una maravilla, porque están
proponiendo el único proyecto viable, no para ellos sino para todo el pueblo, y
participando como protagonistas en su puesta en práctica.
24 de diciembre de 2005
Entrevista realizada por Julio Cesar Guanche
Fuente:www.lafogata.org