Internacional
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Cuba tras el 80 aniversario de Castro
El Domingo 13 de Agosto Fidel Castro celebró su 80 aniversario. Por
primera vez en los casi 48 años que ha estado gobernando Cuba él se encontraba
con licencia médica. Ningún otro presidente en el mundo se mantiene tanto tiempo
en el poder y ningún otro jerarca marxista ha durado tanto administrando un
Estado.
A pesar de ello Cuba es el único país occidental del defunto Bloque Soviético en
el cual el Partido Comunista aún mantiene el monopolio del poder. Castro,
además, ha evitado ser cuestionado por un levantamiento popular. ¿Cómo ha ido
forjando a Cuba Fidel y qué puede pasar con esta isla en los años finales de
Castro?
Isaac Bigio *
Rodelu
Cuando el 31 de Julio la prensa oficial anunció que Fidel Castro dejaba
temporalmente el poder para reponerse a una operación, miles de
cubano-americanos festejaban en Miami lo que pensaban sería el fin del
castrismo.
En su 80 cumpleaños Fidel mostró fotos donde aparecía recuperándose y él ha
prometido volver a asumir las funciones que dejó provisionalmente a cargo de su
hermano Raúl, cinco años menor que él.
El interín liderado por Raúl puede ser una prueba de lo que vendrá. Sin embargo,
no se puede descartar que Fidel supere el medio siglo en el poder. Han habido
otros presidentes que han estado en el cargo hasta los noventas años. Daremos
dos ejemplos.
Eamon De Valera fue re-electo por tercera vez presidente de Irlanda en 1966 a la
edad de 84 años, cargo que dejó a los 91 en 1973. En el mismo Caribe Joaquín
Balaguer fue electo por tercera vez presidente de la República Dominicana en
1986 a la edad de 80 años en cuyo cargo estuvo hasta los 90 años de edad.
Curiosamente la fecha en la que Balaguer entró y se fue del poder (16 de Agosto)
fue en la misma semana en que Castro cumplía sus aniversarios. El derechista
Balaguer, una antípoda de Fidel, llegó a sacar el 24% de los votos candidateando
a la presidencia a sus 94 años, dos años antes de morir.
La particularidad de Castro
Técnicamente hablando Omar Bongo es el presidente que más tiempo lleva en el
poder. Llegó a ese cargo en Gabón el 28 Noviembre 67 y desde entonces ha ido
administrando su país con una dictadura que ha generado una capa de
privilegiados en torno a la explotación del oro negro.
Castro asumió el cargo de presidente de Cuba en 1976, cuando substituyó a su
leal Osvaldo Dorticós en ese puesto que él detentaba desde 1959. Sin embargo,
desde el triunfo de la revolución cubana el primero de enero de 1959 Fidel fue
el hombre fuerte de su república.
La forma en la cual Castro llegó al poder fue muy distinta a la de las otras
revoluciones comunistas del mundo. Los bolcheviques tomaron el poder en medio de
una cruenta guerra mundial (1917) y se consolidaron en el poder tras una guerra
civil que duró hasta 1921. En China, Corea, Indochina, Yugoeslavia y Corea los
comunistas libraron prolongadas guerras de guerrillas. En los casos del Asia se
consolidaron en el poder chocando militarmente con enemigos internos o potencias
extranjeras. En Europa oriental las ‘democracias populares’ fueron impuestas por
el avance del ejército soviético confrontando al nazismo.
Mientras que en todos esos casos hubieron guerras largas y muy sangrientas, el
alzamiento de Castro se dio con relativa poca carga de muertos. Castro no se
consolidó en palacio ejecutando a cientos de miles. Otra particularidad es que
la revolución cubana no fue liderada por un Partido Comunista, sino por un grupo
de disidentes del nacionalismo ‘ortodoxo’, el mismo que no contó con la inicial
simpatía del partido comunista oficial.
Cuando Castró celebró su 32 aniversario él era uno de los latinoamericanos más
jóvenes que llegaba al poder. Entonces él se declaraba anticomunista y
partidario de una democracia tipo EEUU. Sin embargo, su revolución se fue
radicalizando. Después que EEUU fija una cuota para la adquisición de azúcar
cubana, Castro se lanza a expropiar $US 850 millones de propiedades
norteamericanas. Tras la derrota de la invasion organizada por la CIA en Bahía
Cochinos, Castro decide transformarse en ‘marxista-leninista’. En Febrero 1962
la OEA liderada por Washington declara el bloqueo commercial contra Cuba y luego
estalla la crisis de los misiles en los cuales casi Cuba detona la III guerra
mundial.
El giro a la izquierda de Castro fue alentado por una presión de sus bases y de
la escena internacional, por la actitud dura de EEUU y por el expreso interés
que tuvo la URSS de crear una base a pocos kilómetros de distancia de EEUU a fin
de neutralizar los campamentos militares que el Pentágono tenía regados en
varios países limítrofes.
Cuando en 1966 Fidel cumplía la mitad de su actual vida, él había hecho un
cambio fundamental. El guerrillero democratizador se había convertido en el
arquitecto de la única economía planificada y estatizada que ha habido en las
Américas. Castro hizo algo que nunca más se ha atrevido a hacer un gobernante
latinoamericano (y que no es posible que hoy puedan hacer Chávez o Morales):
expropiar a los empresarios privados y establecer una economía estatizada sujeta
a un plan quinquenal. En esta economía se vetaba la generación de capital y el
dinero adquiría un valor de cambio o de contabilidad pero no servía para
adquirir propiedades, tierras o fábricas.
Para los liberales su régimen destruyó las libertades y la posibilidad que Cuba
se convierta en un magneto para inversiones extranjeras. Castro retruca que con
su igualitarismo se eliminó el desempleo y se garantizó a toda la población
salud y educación gratuitas y de alta calidad. Los críticos de Fidel afirman que
el creó una nueva oligarquía y la revista Forbes le acusa de tener una fortuna
de $US 900 millones, cosa que él desafía que se lo prueben.
Cómo Fidel evitó
un levantamiento anticomunista tipo 1989-91
Si bien a Castro se le acusa de haber liquidado a algunos de sus
colaboradores que buscaban socavarle (como Ochoa), lo cierto es que Cuba se
libró de masivas purgas y matanzas tipo Stalin o de una revolución cultural.
Igualmente, Cuba no ha tenido ninguna revolución que buscase ‘democratizar’ o
‘mejorar’ al ‘socialismo’ (tipo Hungría 1956, Praga 1968, Polonia 1980 o Beijing
1989) y menos aún un levantamiento popular pro-occidental como los que
sacudieron a Europa oriental en 1989-91 y que áun siguen tumbando gobiernos
pro-rusos como en Ucrania y Georgia.
De todos los países que formaron el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME o
COMECON) solo Cuba y Vietnam se libraron de ver en 1991 como colapsaba el
Partido Comunista dominante. En la URSS, Bulgaria, Rumania, Checoeslovaquia,
Hungría, Polonia y la República Democrática Alemana (RDA) una serie de protestas
populares fueron socavando al régimen del partido único. Gran parte de las
marchas fueron lideradas por sectores que eran pro-EEUU y en los noventas todos
esos Estados fueron desarticulando la economía estatizada y planificada dando
paso a privatizaciones y a la libre empresa, así como proclamando nuevas
democracias multipartidarias.
Cuba y Vietnam se salvaron de tal evolución por tener una historia distinta y
estar en un continente muy distante. Mientras que en Europa Oriental EEUU era
vista como un aliado contra los ‘duros’ y un símbolo de progreso y libertad, en
Cuba e Indochina había una fuerte resistencia popular a Washington a quien
habían repelido militarmente o confrontaban un bloqueo. Mientras que en Europa
los orientales veían como la parte occidental del continente tenía mejores
niveles de vida y bienes de consumo, en Cuba y Vietnam sus poblaciones veían que
sus vecinos tenían altas tasas de desempleo y pobreza, por lo que sus modelos
económicos no le concitaban la atracción que sí la tuvo la Comunidad Europea
para los euro-orientales.
Mientras las ‘revoluciones liberales’ de Europa del este supieron sacar ventaja
de resnetimientos de minorías nacionales (como los armenios de Karabaj, los
bálticos, los eslovenos y croatas, etc.), Cuba, si bien es un crisol de razas,
es nacionalmente homgénea.
A la semana que Fidel cumplió sus 65 años se produjo el golpe de Yanayev en
Moscú (19 21 Agosto 1991) que, al fracasar, produjo una contra-reacción. Esos
años deben haber sido terribles para Fidel pues vió como su padrino soviético se
desintegraba. Este era su principal comprador de azúcar y de otros productos y
también su proveedor de hidrocarburos, maquinarias y demás bienes. En 1990 su
camarada Daniel Ortega pierde el poder y desde entonces los sandinistas no han
vuelto a gobernar Nicaragua.
Pese a su aislamiento, Castro evitó un levantamiento tipo Europa Oriental debido
a que sus principales opositores estaban fuera de la isla y a que la mayoría de
la población comparaba su nivel de vida con el del resto de América Latina que
se encontraba bajo fuertes ajustes. Si bien los monetaristas sostienen que esas
‘reformas’ fueron esenciales para garantizar crecimientos tipo Chile, lo cierto
es que entonces éstos inicialmente producían en muchas partes cierres de
empresas y desocupación, panorama que Fidel mostraba como un mal ejemplo al
pueblo cubano.
El giro de Castro
Durante 30 años (de 1961 a 1991) el gran mentor de Castro fue el Partido
Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Castró apoyó al Kremlin cuando éste
invadió Praga 68, Polonia 81 y Afganistán 89, y también cuando éste chocó con
Mao.
La destrucción del PCUS fue una tragedia para sus discípulos cubanos. Castro se
negó a suavizar el monopolio del partido comunista. Ni si quiera dejó que
algunos otros partidos cohabiten con el suyo, tipo China. Durante el Glasnot
(apertura) y Perestroika (reestructuración) de Gorbachev, Castro se negó a
liberalizar su regimen económico, aunque sí fue permitiendo inversiones
privadas.
Castro pudo haber seguido el modelo de Angola, Mozambique y Etiopía, quienes
tuvieron partidos ‘marxistas leninistas’ que se mantuvieron en el poder con el
apoyo de sus tropas o funcionarios. Estos países africanos nunca llegaron a
eliminar la economía de mercado para remplazarla por una planificada. En estos
tres casos los ex-prosoviéticos decidieron legalizar a sus antiguos oponentes
armados y competir en elecciones con ellos. El MPLA angolés y el FRELIMO se
convirtieron en partidos que se mantenían ininterrumpidamente en el poder pero
al estilo del PRI mexicano permitiendo la creación de una nueva clase
empresarial nativa y elecciones multipartidarias.
En Cuba Castro quiso que el monopolio del poder siga en manos del partido único
y que la elite gobernante extrajera su poder de la administración de empresas
públicas en vez de tener sus propias empresas privadas. Sin embargo, a medida
que el régimen incentiva ‘joint ventures’ e inversiones privadas deben estar
surgiendo nuevos empresarios locales (como hoy los hay y con tanta fuerza en
China roja).
Castro ha buscado diversificar su economía y dejar que empresas extranjeras
adquieran propiedades o establezcan sociedades mixtas con su Estado. Uno de los
sectores claves iniciales en ese giro ha sido turismo y hotelería, pero también
se ha extendido a fábricas y a productos químico-farmacéuticos. Ha debido
permitir que una parte de su economía quede dolarizada y que su plan quede
alterado con fuertes elementos de mercado.
Castro quiso emular el giro de Vietnam y China que mantenían las dictaduras del
Partido Comunista pero abriendo sus mercados. En esos casos los comunistas se
comprometían a usar su influencia laboral para evitar huelgas, mientras que a
sus poblaciones les decían que había que trabajar en torno a esas empresas para
levantar la economía. Muchos inversionistas han sabido sacar gran ventaja de
ello.
Sin embargo, mientras EEUU ha demostrado gran entusiasmo por invertir en China y
Vietnam (pese a las decenas de nortamericanos que perecieron bajo sus balas) en
Cuba (al igual que en el caso de Corea del Norte) Washington mantiene una
hostilidad.
El bloqueo norteamericano no ha hundido a Castro. Mas bien, le ha permitido
aparecer como héroe de la soberanía nacional y buscar nuevos nexos. Ha entablado
buenas relaciones con México y Canadá (socios de EEUU en el NAFTA), aunque queda
pendiente ver si el nuevo gobierno conservador canadiense no decida alejarse de
la anterior linea de acercamiento a Cuba impuesta por los liberales y prefiera
pegarse a la posición de Bush.
De manera especial Castro ha buscado acercarse a la Unión Europea y a América
Latina. España ha sido un puente clave. Desde 1991 Fidel y el rey de España
(quienes deberían ser antípodas pues uno plantea el comunismo y el otro la
monarquía hereditaria) han venido coordinando estrechamente impulsando las
cumbres anuales iberoamericanas.
Estas se han dado de manera paralela a las de la OEA con la diferencia que no
participaban EEUU y los países angloparlantes, pero donde siempre se planteaban
resoluciones buscando cesar el bloqueo contra Cuba. En estas cumbres España
lograba reconstruir su relación con sus excolonias y avanzar como el gran
inversor de la Unión Europea en la región, mientras que Cuba se reinsertaba en
su continente y atraía capitales ibéricos y latinoamericanos.
De las armas a las urnas
Cuando en 1966 Castro cumplió 40 años Cuba auspiciaba a la Tricontinental y
el establecimiento de focos guerrilleros en la mayor parte de América Latina. El
Ché Guevara estuvo en Congo y luego en 1968 murió en Bolivia.
Cuando Castro festejó medio siglo de vida las tropas cubanas eran enviadas al
Africa. Ellas fueron claves en apoyar a los regímenes pro-soviéticos de Angola y
Etiopía. Al celebrar sus 55 años Castro había logrado tener en Nicaragua un
socio donde también una revolución local apoyada en guerrilleros había depuesto
a un dictador.
Sin embargo, Fidel ha ido dejando la diplomacia del fusil. Así como Khadaffi en
Libia busca distanciarse de toda forma de ‘terrorismo’, Castro hoy quiere que
sus partidarios vayan abandonando la vía armada. Fidel quiere exportar expertos
cubanos pero en las áreas de salud y educación (tal como lo viene haciendo en
Venezuela).
El Congreso Nacional Africano, el IRA irlandés y la ETA vasca se desarrollaron
bajo la influencia de Castro, quien hoy alaba sus procesos de desarme e
incoproración a la democracia multipartidaria.
Hoy antiguos guerrilleros están en los gobiernos de Bolivia y Uruguay, o
colaborando con los de Brasil, Chile y Venezuela. La única guerrilla que queda
con peso es la colombiana a quien Castro y Chávez quieren obligarla a sentarse
con Uribe a negociar.
El presidente colombiano, pese a ser el más pro-Bush de la región,
constantemente se vale de La Habana como mediador ante las FARC y el ELN. La
otra guerrilla castrista de peso que quedaba (los zapatistas) ahora buscan
operar en la legalidad electoral. En cuanto al senderismo, ‘Granma’ saludó
cuando su jefe Abimael Guzmán fue apresado por Fujimori en 1992.
La derecha puede ser muy hostil a Castro pero también debe reconocer que él ha
jugado un rol importante en ir desmovilizando a las guerrillas y hacer que
varios de sus líderes y movimientos se hayan integrado a las actuales
democracias representatives, con lo que se ha ayudao a estabilizar una época
inusual en América Latina. Por primera vez durante alrededor dos décadas donde
casi toda la región ha tenido gobiernos electos en comicios multipartidarios.
A pesar que Castro ha empujado a sus camaradas de armas hacia ir a las urnas, él
persiste en mantener la dictadura del partido oficial, sistema que él ve como
más ‘democrático’ pues, según él, hay menos desigualdad social y más
‘participación popular’.
Fidel en el nuevo contexto regional
Si cuando Fidel celebró su 65 cumpleaños veía como se desintegraba su gran
benefactor (la URSS), al llegar a las 8 décadas de vida él puede ver que, si
bien perdió al ‘bloque socialista’, las relaciones con el resto de América
Latina y el Caribe pasan por su mejor momento.
Hugo Chávez aterrizó en La Habana en el cumpleaños de Fidel. El presidente
venezolano ha hecho bastante para ir rompiendo el cerco de EEUU a la isla. A
inicios de este año La Habana creó con La Paz y Caracas el Tratado de Comercio
de los Pueblos, el mismo que es contrapuesto al ALCA de EEUU.
Una gran satisfacción debe tener Fidel por el hecho que es el primer cumpleaños
que celebra sabiendo que en el país donde murió el ‘Ché’ Guevara existe desde
enero un nuevo gobierno que le es tan cercano.
Justamente, uno de los motivos que los médicos dan al deterioro de la salud de
Fidel es que él se agitó mucho en el viaje a Córdova donde visitó una ciudad
donde vivió Guevara, donde condujo un mitin ante decenas de miles de personas y
donde fue la estrella de la cumbre del Mercosur. En este cónclave se selló un
acuerdo arancelario con Cuba pasando por alto el bloqueo impuesto antes por EEUU
y la OEA.
Fidel ha visto caer a varios presidentes amigos suyos en el continente (Brasil
1964, Bolivia 1971, Chile 1973, Perú 1975, Granada 1983, Nicaragua 1990) pero
nunca antes se ha sentido rodeado por tantos gobiernos cercanos. Tiene por
primera vez un bloque económico y politico regional (con Venezuela y Bolivia) y
buenas relaciones con Argentina, Brasil y Venezuela (las tres mayores economías
suramericanas).
La venezuelización de Cuba
En diversos sectores conservadores existe el temor que Castro estaría
buscando expanderse y ‘cubanizar’ a estos países. Mucho se habla, por ejemplo,
de la eventual ‘castrificación’ de Venezuela.
Ciertamente Chávez ha tomado muchos aspectos de Castro. Sus discursos son
también muy largos y están llenos de frases contra EEUU, por el ‘socialismo’,
citando a Marx o Lenin , planteando la defensa de las clases y etnias marginadas
y ha encontrado en Bolívar a una figura nativa similar al cubano Martí que pueda
simbolizar el ‘anti-imperialismo’ .
Sin embargo, entre ambos hay una gran diferencia. Fidel llegó al poder mediante
una revolución armada que destruyó a las FFAA existentes, que expropió a todas
las grandes empresas privadas y que estableció una economía centralmente
planificada donde el eje de la producción es cumplir cuotas (y no generar una
ganancia) y donde inicialmente la moneda dejó de ser un valor para comprar
propiedades y generar capital, para ser, esencialmente, un medio de cambio o de
contabilidad.
Chávez llegó a palacio mediante las urnas y ha buscado potenciar a las FFAA
existentes. Caracas sigue llena de multinacionales norteamericanas y la empresa
privada sigue desarrollándose, aunque varios de sus sectores muestren su
desafecto con el ‘izquierdismo’ oficial. También ha mantenido elecciones y una
democracia representativa, pese a que sus oponentes indiquen que en ésta hay
elementos autoritarios y populistas. En suma, en Venezuela no se ha producido un
quiebre y ruptura de su economía y de su sistema, aunque Chávez haya hecho una
nueva constitución.
La posibilidad que Chávez, Morales o Lula sigan un camino a la cubana (es decir
de ir a confiscar a la empresa privada y socializar toda la producción) es algo
imposible. Ya no existe la Unión Soviética, Cuba no desea ese cambio y todos
esos gobiernos no quieren desequilibrar a sus respectivos Estados y economías.
Ciertamente que en Venezuela, Bolivia y algunas alcaldías izquierdistas de la
región se verá un flujo de profesionales cubanos de la salud y de la educación,
y que también se plantearán reformas agrarias y laborales, y algunas
nacionalizaciones. Estas medidas no quieren eliminar a la economía de mercado y
a la empresa privada sino desarrollarla en un marco donde haya una mayor
intervención estatal. Los nuevos liberales cuestionarán a ese modelo como
populista y como una traba para captar inversiones privadas y generar un
desarrollo tipo Chile, sin embargo, ellos deben reconocer que los castristas ya
han renunciado a querer exportar una economía planificada y que, mas bien, están
gradualmente minando a la que tienen en Cuba.
Mientras muchos ven a Chávez, Morales, Kirchner o Lula como aliados
izquierdizantes de Cuba, lo cierto es que, en realidad, ellos están jugando un
gran rol en transformar a la isla. Antes que una ‘cubanización’ de Venezuela lo
que tenemos es una ‘venezuelización’ de Cuba.
Fidel gradualmente se ha ido distanciando de muchos de sus anteriores
radicalismos y trata de acercarse ideológicamente a los gobiernos que giran en
torno al Mercosur. El petróleo subvencionado venezolano ha levantado a la
industria y el sistema de transporte y energía cubanos. A cambio de ello Cuba le
ha dado a Venezuela medicinas, productos y personal cualificado en el area de
salud, educación y militar. La ‘alianza’ de los petrodólares venezolanos y de
los servicios de salud y educación cubanos vienen teniendo su impacto en la
región. Han apuntalado a municipios izquierdistas en Centroamérica, han creado
una amplia capa de becarios en el Caribe anglo-parlante (donde hay un creciente
interés por la cultura y el medio hispanoamericano) y van a querer tener un
impacto en Suramérica (especialmente en Bolivia).
Perspectivas para Cuba
La posibilidad que Castro caiga no es hoy realista debido a su popularidad
interna y al contexto internacional. No puede descartarse que él, al igual que
su antípoda caribeño Balaguer, llegue a los noventas en el poder. Los castristas
se ufanan que su líder ha resistido 638 intentos de la CIA para asesinarlo y que
él también resistirá una década más en palacio.
Ciertamente que para EEUU el régimen de Castro es un eterno dolor de cabeza. La
estrategia republicana es la de la confrontación y eso ha implicado la
aprobación de una nueva partida de fondos para gestar su caída.
Posiblemente una nueva administración demócrata (si se diese) pudiese buscar una
reconciliación con Fidel. A fin de cuentas Washington permitió que el emperador
japonés Hiro Hito se mantenga en el poder pese a haber liderado al imperio nipón
atacando a millones de norteamericanos. Ciertamente, el monarca del Sol naciente
aceptó una rendición incondicional y figurar como símbolo sin mayor poder que
dejaba a los EEUU re-estructurar a su país, cosa que Fidel no aceptaría.
Algunos sectores en EEUU buscan un ala Gorbachev en el PC Cubano y creen que
Raúl Castro podría abrir tal camino.
Sin embargo, la forma en la cual Fidel ha designado a su sucesor es algo que nos
recuerda a Corea del Norte. Si Kim Il Sung fue el primer líder comunista en
dejar el poder a alguien de su familia (a su hijo heredero), Fidel ha designado
a su hermano Raúl como su sucesor.
Para muchos estos parece una monarquía o dinastía ‘roja’ y por ende una
contradicción con el comunismo que pregona la desaparición de privilegios,
herencias y clases. Para los liberales ello es una muestra de la hipocrecía del
comunismo y para los marxistas más ortodoxos ello es una muestra que el
castrismo se ha ‘burocratizado’. Sin embago, para la elite cubana esta
continuidad familiar es la mejor garantía de mantener un régimen cercado por
EEUU y evitar un fraccionamiento del partido y desbordes sociales.
Para los partidarios de que Cuba se convierta en otra democracia liberal como la
del resto del continente quedan dos alternativas: una es buscar un levantamiento
popular tal vez apoyado directa o indirectamente por EEUU; y la otra es
presionar para una reforma gradual interna.
La posibilidad que en Cuba se repitan los levantamientos pro-occidentales de
Europa del este 1989-91 no son hoy muy viables. EEUU ya no pasa por uno de sus
mejores momentos de su historia (como fue en 1989-1991) y, mas bien, se
encuentra enlodado en Iraq, Afganistán y el Asia occidental, donde ve surgir
gobiernos y movimientos contestarios (Hamas en Palestina y Ahmadinejad en Irán
quien presiona sobre Siria, Líbano e Iraq).
De otro lado, en América Latina el esecanario es distinto al de 1989-91. El
‘Concenso de Washington’ se ha roto y ya hay varios Estados que difieren del
modelo monetarista de moda en los noventas. Allí viene creciendo una nueva
izquierda ‘moderada’, que no ews de corte insurgente sino democratizante. Esta
acepta el mercado, la inversión privada y las estructuras de los Estados que ya
han dejado de plantear buscar derrocar.
Un gobierno ‘comunista’ puede ser depuesto ya sea por fuerzas que están a su
derecha (como pasó en Europa oriental en 1989-91) o a su izquierda (como pudo
pasar en Europa oriental en Hungría 1956, Praga 1968 o Polonia 1980). Esto
último es algo que pudiesen promover algunos sectores ‘marxistas’ descontentos
con las nuevas desigualdades y el aumento de la prostitución, quienes
propondrían una ‘revolución dentro de la revolución’ planteando desprivatizar,
reflotar ‘democráticamente’ la economía planificada y retomando una política
exterior militante.
Sin embargo, la posibilidad de ir hacia un derrocamiento del regimen (ya sea
mediante un levantamiento pro-EEUU o uno ‘democratizador del socialismo’) es
algo que, si bien puede irrumpir en medio de un volcán comprimido, es algo que
no se avisora en el futuro más inmediato.
Una isla que depende de la escena mundial
Por el momento la tendencia que más se percibe es la de que los Castro vayan
reincoporándose a la región y creando alianzas comerciales que busquen
contrarestar a los Tratados de Libre Comercio con EEUU por un bloque
proteccionista latinoamericano.
A medida que más Cuba estreche sus lazos con Venezuela y el Mercosur, se podrán
generar dos fenómenos. Uno puede ser la emergencia de un ala de países que
pretendan usar los hidrocarburos suramericanos y las economías relativamente
menos dependientes de Argentina y Brasil para hacer una forma de bloque latino
al estilo de la Unión Europea. El otro puede ser seguir presionando para que los
Castro se vayan ‘des-sovietizando’ y aperturando su régimen económico y politico
hacia uno más afín al que tienen Venezuela o Brasil.
Varios analistas coinciden en decir que mientras EEUU se viene distrayendo en
Medio Oriente Catsro y Chávez han venido avanzando en su ‘patio trasero’. Sin
embargo, EEUU requiere ‘latinoamericanizar’ el Asia Occidental (es decir,
remplazar regímenes proteccionistas por unos que liberalicen a la economía y a
la política). Si logra ese objetivo podrá consolidarse a nivel global y en las
Américas. De allí que Chávez tanto intente apoyar a Irán y organizar con Rusia,
Bielorrusia, Vietnam y China un contrapeso a Washington.
El futuro de esta isla depende de la escena internacional. Fue el interés
soviético quien jugó gran rol en transformar a Fidel de ‘rebelde democratizador’
a ‘comunista expropiador’. La desintegración soviética encontró a Fidel buscando
un compromiso entre el ascenso de la globalización liberal y el poder mantener
como China y Vietnam un monopolio del partido comunista que se vaya abriendo
gradualmente al mercado.
Si la debilidad de EEUU en los sesentas empujó a Fidel hacia la izquierda y si
el triunfo de los EEUU en los noventas hizo que Fidel se vaya distanciando de
sus radicalismos y de promover insurgencias, hoy gran parte de su futuro depende
de como quede EEUU en su ‘guerra antiterrorista global’ y en su intento de
aparecer como el superpolicía del planeta (algo que, por el momento, viene
reculando y generando contrapesos por parte de la UE y Rusia).
El castrismo podría acentuar su evolución hacia querer combinar aspectos del
viejo plan estatista con nuevas concesiones al mercado (y quizás hacia alguna
forma de tolerancia interna) en la medida que vaya gestando un polo afín en su
propia región.
(*) Isaac Bigio ha enseñado política latinoamericana en la London School of
Economics. Es uno de los columnistas latinoamericanos más citados.
14 de agosto de 2006
Isaac Bigio
Bigio2004@Yahoo.com