Internacional
|
George Bush tiene tus derechos en su mira
Micrófonos, espías y grabaciones...
Elizabeth Schulte
Socialist Worker
La Casa Blanca tiene en su lista tus derechos civiles. Incluso los políticos
de Washington se sintieron sacudidos por las revelaciones en la prensa de que la
Casa Blanca aprobó la vigilancia ilegal de ciudadanos estadounidenses, a la vez
que el Pentágono ha estado vigilando a cientos de grupos de activistas.
A mediados de diciembre, un artículo en el New York Times reportó que en 2002
George Bush firmó una orden secreta que le permite a la Agencia Nacional de
Seguridad (NSA) escuchar las conversaciones telefónicas y monitorear el correo
electrónico de "cientos, tal vez miles" de personas en EE.UU., sin una orden
judicial.
Previamente, las agencias de inteligencia podían recurrir a la Corte de
Vigilancia e Inteligencia Exterior (FISC, por sus siglas en inglés), una corte
secreta que rara vez ha rechazado una petición de esta naturaleza, y que
habitualmente las aprueba en cuestión de horas. "Las pruebas requeridas para
obtener una orden judicial de la FISC son generalmente menores que las
requeridas para una orden de arresto criminal", reportó el Times.
De acuerdo al Departamento de Justicia, 1754 órdenes fueron aprobadas por la
corte en 2004. Pero esto no era suficientemente bueno para la administración de
Bush, que cambió las reglas usando poderes otorgados por el Congreso en
septiembre del 2001 que autorizaban al gobierno a emprender la guerra contra al-Qaeda
y otras "redes terroristas".
Pero este programa secreto no era secreto para todo el mundo. Después de que
entró en vigor el Vicepresidente Dick Cheney les comunicó a líderes Republicanos
y Demócratas de los Comités de Inteligencia del Senado y de la Cámara de
Representantes acerca del programa de vigilancia local de la NSA. En una
conferencia de prensa en diciembre, Bush dijo que el programa había sido
discutido al menos una docena de veces con el Congreso.
El artículo del New York Times estaba listo para ser publicado en el 2004, en
medio de críticas al programa en Washington, incluyendo del juez que preside la
FISC. Pero cuando la Casa Blanca pidió que el artículo fuera pospuesto, el
NewYork Times accedió.
Ahora, un año y una elección presidencial después, el Times ha finalmente
expuesto las tácticas secretas de espionaje de la administración de Bush,
causando divisiones hasta entre los Republicanos.
El primero de enero, el Times reportó que en una reunión de emergencia en marzo
del 2004 el asistente de Bush, Andrew Card, y el entonces consejero de la Casa
Blanca, Alberto González, persuadieron al entonces Fiscal General, John Ashcroft,
a autorizar el programa de espionaje.
Bruce Fein, un derechista que fue Fiscal General bajo Ronald Reagan, escribió en
el conservador Washington Times, "el presidente Bush presenta un claro y actual
peligro al estado de derecho. No puede confiársele el conducir la guerra contra
el terrorismo global con un respeto decente por las libertades civiles y con
balances contra el abuso ejecutivo. El Congreso debiera aprobar rápidamente un
código que le requiera al Sr. Bush obtener consentimiento legislativo para cada
medida contra el terrorismo que materialmente coarte las libertades
individuales".
Bush se la pasó dos semanas repudiando al Times por atreverse a publicar la
historia. "Mi opinión personal es que es un acto vergonzoso que alguien haya
dado a conocer este programa en tiempos de guerra", dijo Bush a los reporteros.
"El hecho de que estemos discutiendo este programa ayuda a nuestros enemigos".
Pero mucho mas que las tácticas de espionaje de la Casa Blanca fueron expuestas
cuando el noticiero de la cadena NBC reveló un documento de 400 páginas del
Departamento de Defensa con una lista de grupos considerados como una "amenaza".
La lista, disponible parcialmente en página de la red de MSNBC, muestra el grado
al que el Pentágono ha compilado información sobre los activistas, especialmente
de eventos en contra de la guerra. Además de la descripción, fecha y lugar de
una protesta o reunión, oficiales de inteligencia recalcaban si los eventos eran
considerados como una "amenaza".
Entre las alegadas "amenazas" se encuentran protestas pacíficas contra
reclutadores militares. "Primero me sorprendí cuando vi la lista del Pentágono
porque tenía un montón más de eventos patrocinados por la Red Universitaria
Contra la Guerra (CAN, por sus siglas en inglés)) de lo que yo esperaba", dijo
Elizabeth Wrigley-Field del CAN de Nueva York. "Cuando pensé acerca de esto me
hizo más sentido. En el último año, el derecho a la libre expresión de los
activistas de CAN ha sido violado por la guardia universitaria, quiénes han
asaltado a algunos de nuestros miembros, y por los administradores, quiénes han
tratado de expulsarnos de las universidades a través del país".
"Esta es la primera vez que hemos tenido conocimiento de que el gobierno federal
nos espía, pero concuerda con nuestra experiencia general de que cuando nos
manifestamos en contra de los reclutadores militares, no importa que tan
pacíficamente, lo más probable es que nos repriman. De hecho, me hace pensar si
la decisión de las escuelas de ser tan agresivas contra protestas pacíficas ha
sido influenciada por conversaciones con el gobierno. CAN está planeando una
campaña para averiguar si nuestras escuelas han sido cómplices de este gobierno
en el espionaje contra los estudiantes".
Estas listas son amenazadoramente parecidas a las recopiladas por el Pentágono
durante la década de los sesentas y setentas contra los activistas envueltos en
los movimientos contra la guerra, por los derechos de la mujer, y por los
derechos civiles. "Algunos nunca aprenden," Christopher Pyle, un ex oficial de
inteligencia del Ejército dijo a MSNBC.
En 1970, Pyle escribió un artículo en el Washington Monthly describiendo cómo el
Departamento de Defensa monitoreaba e infiltraba las protestas en contra de la
guerra y por los derechos civiles. Una investigación del Congreso mostró que los
militares habían investigado a al menos 100,000 ciudadanos estadounidenses, lo
que llevó a la aprobación una ley que impuso límites al espionaje militar dentro
del país.
Pero eso está cambiando. Hace tres años, el Pentágono creó la unidad secreta de
Contrainteligencia de Campo (CIFA), la que generó el banco de información
revelado por la NBC. CIFA estaba originalmente encargada de proteger a los
militares de espionaje llevado a cabo por terroristas y aparatos de inteligencia
extranjeros, pero hace dos años se reorientó hacia amenazas locales. Una de las
tareas de CIFA es clasificar los reportes conocidos como Talon (Threat and Local
Observation Notice), que consisten de información no verificada compilada por
los militares sobre supuestas actividades "sospechosas", tales como las
protestas contra la guerra.
La NBC también obtuvo un documento del Departamento de Defensa, timbrado
"secreto," que concluye, "hemos notado un incremento de las comunicaciones vía
internet entre los grupos que protestan", pero ninguna "conexión significativa"
entre incidentes, tales como "instigadores recurrentes en las protestas" o
"descripciones de vehículos".
La represión política no está limitada al gobierno federal. De acuerdo a un
artículo del New York Times en diciembre, policías encubiertos de Nueva York han
estado realizando operaciones de vigilancia secreta de gente que protesta la
guerra en Irak, ciclistas que toman parte en los paseos ambientalistas del grupo
Critical Mass, e incluso de los que asistieron a una vigilia en honor a un
ciclista muerto en un accidente.
Videos obtenidos por el Times muestran, entre otras cosas, el falso arresto de
un hombre que trabajaba secretamente con la policía que instigó un
confrontamiento entre la policía y espectadores en una protesta durante la
Convención Nacional Republicana del 2004.
En 2003, en nombre de la "guerra contra el terrorismo", el alcalde Michael
Bloomberg reclamó más poderes para la policía de Nueva York para investigar a
grupos políticos, sociales y religiosos--usurpando décadas de protección de las
libertades civiles, que resultaron del amplio repudio contra los abusos de la
policía durante los sesenta. El peligro del terrorismo es "peligro suficiente
come para justificar cualquier costo contra la Primera Enmienda [a la
Constitución]", dijo el juez federal Charles Haight, quién le otorgó a la
policía de Bloomberg su nuevos poderes.
Este es el mensaje de la "guerra contra el terror" de la administración de Bush:
"O estás con nosotros, o eres nuestro blanco, doméstico o en el extranjero".
"La idea de que espiar protestas pacíficas de alguna forma previene el
terrorismo es ridícula", dijo Wrigley-Field. "Pienso que el hecho de ejercitar
nuestro derecho a la libre expresión y a la crítica de las políticas del
gobierno sea considerado como una "amenaza" por el Pentágono nos revela cómo
ellos ven su trabajo. No se trata de prevenir el terrorismo, sino de llevar a
cabo la política exterior de EE.UU. a cualquier costo, no importa lo que el
pueblo estadounidense piense al respecto".
"Esa es la única razón por la cual puedan estar tan temerosos de estudiantes que
ejercen su derecho a decir que nosotros no queremos ser parte de esta guerra. Y
si eso es su trabajo, debieran estar asustados, porque nosotros no vamos a parar
hasta que expulsemos a los reclutadores militares de nuestras escuelas y que
saquemos a todas las tropas de Irak".
Los activistas de los sesentas y setentas desenmascararon y confrontaron el
espionaje y los trucos sucios del gobierno estadounidense, obligando a los
federales a retroceder. Como Michael Ratner, presidente del Centro por los
Derechos Constitucionales, argumentó recientemente: "la administración de Bush
nos ha llevado de un gobierno responsable y respondiente al pueblo a uno que le
dicta al pueblo. Cada estadounidense debiera estar en rebelión política contra
los criminales que ahora manejan el país".
La administración de Bush quiere difundir el miedo entre quiénes activamente se
oponen a su agenda a favor de la guerra. Las mentiras de Bush han sido expuestas
para que todos las veamos. No dejaremos que atropellen nuestros derechos.