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Intermedias
Miguel Marín Bosch*
La Jornada
El pasado martes los estadunidenses acudieron a las urnas. Eligieron a
una tercera parte del Senado y renovaron la Cámara de Diputados. Esto ocurre
cada dos años, y cuando las elecciones federales son a la mitad del cuatrienio
presidencial se les describe como intermedias (mid-term). También hubo
elecciones para gobernador en varios estados. Antes de los comicios los
republicanos tenían mayoría triple: en la cámara de representantes, en el Senado
y los gobernadores de los 50 estados. Ahora ya no la tienen.
Por lo general, más de 90 por ciento de los diputados de Estados Unidos se
religen. En esta ocasión no ha sido el caso. Los que están en el Congreso ahora
pueden perder su silla con mayor frecuencia. La razón es clara: la situación en
Irak. Trato de evitar la palabra "guerra" porque en mayo de 2003 George W. Bush
anunció que se había ganado la guerra. Podría decirse que quizás haya ganado la
guerra, pero parece que está perdiendo la paz.
Con un ojo puesto en las presidenciales de 2008, los miembros del Partido
Demócrata se esforzaron por dejar de ser minoría en ambas cámaras. En efecto,
desde enero de 1995 la cámara baja ha estado en manos del Partido Republicano,
que ha promovido una agenda bastante conservadora con el apoyo de lo que se
denomina la "derecha religiosa". Pero ahora las cosas empezarán a cambiar.
Cuando menos así parece. Algunos candidatos demócratas se esmeraron por
conquistar el "voto religioso" en general y el de los evangélicos en particular.
Hace dos años Bush ganó casi 70 por ciento de esos votos. El tema de la economía
(que suele ser muy caro para el electorado) fue importante, pero no
determinante. Lo que sí fue decisivo fue una palabra de cuatro letras: Irak.
Al hablar de las diferencias entre los dos principales partidos políticos de
Estados Unidos hay que ir con cuidado. En términos generales son bastante
parecidos. Piensen, por ejemplo, en la política económica de Bill Clinton. Para
muchos, tras el intento fallido por reformar el sistema de seguridad social, fue
más de centro derecha, más "republicana". Inclusive Clinton entregó a Bush un
presupuesto federal con superávit, mismo que éste se encargó de dilapidar y
ahora tiene un déficit enorme. En efecto, el superávit presupuestal de 2000 fue
de 230 mil millones de dólares, el más grande en la historia de Estados Unidos.
Ya no queda nada.
Durante décadas la cuestión que más diferenció a los dos partidos fue su
política económica. Ahora las principales diferencias entre demócratas y
republicanos se encuentran más bien en cuestiones sociales. La ayuda a los más
necesitados y la ley sobre el aborto son dos temas que los separan. Los
demócratas también defienden con más ahínco el Estado laico. Empero, hay que
tener en cuenta que en ambos partidos hay políticos de todo tipo, sólo que en
uno hay más que en el otro.
Irak es ahora el elemento de discordia. En 2003 el congreso de Estados Unidos
dio su apoyo casi unánime a la invasión de Irak. Hoy el electorado ya no está
tan seguro de que fue un paso acertado. El mes anterior ha sido el que más
víctimas estadunidenses ha cobrado, y el costo de la aventura ya ronda los 350
mil millones de dólares, según las cantidades autorizadas por el Legislativo.
El pasado sábado el presidente Bush aprovechó su programa semanal de radio para
tratar de cambiar el tema que dominó la campaña para el Congreso. Es más, lo
pasó por televisión en un esfuerzo con fines propagandístico. Ahí, desayunando
con dueños de pequeñas empresas, insistió en el repunte de la economía de su
país. Así quiso desviar la atención de su público del tema que lo ha hundido en
las encuestas. No mencionó la situación en Irak, su tema predilecto hasta hace
unos meses. En efecto, mucho antes de la primavera de 2003 a Bush le había
redituado políticamente su discurso agresivo sobre Irak y la supuesta guerra
contra el terrorismo internacional. Esta última había sido su bandera de batalla
en las contiendas pasadas. En la campaña previa a las elecciones intermedias de
2002 había afinado su mensaje político basado en el miedo. Logró convencer al
electorado del camino que él había trazado para combatir al terrorismo al grado
que los republicanos mantuvieron su mayoría en el Congreso.
Según la sabiduría popular, en Estados Unidos toda política es local. Por
cierto, la frase se suele atribuir al bostoniano Thomas P. (Tip) O'Neill.
Pero quien fuera líder de la cámara de representantes de 1977 a 1987 se la tomó
"prestada" a un periodista de Chicago, Finley Peter Dunne. Otra frase de Dunne
resulta pertinente para el mundo político estadunidense de hoy: "un fanático es
un hombre que hace lo que cree que el Señor haría si conociera los hechos del
caso".
Las elecciones del pasado martes han servido para demostrar que la sabiduría
popular no es infalible. Irak es un tema de política local sólo para las
familias de los soldados caídos. Otros temas de alcance nacional más que local
fueron la inmigración ilegal y el sistema federal de salud.
Quizás fue una mera coincidencia, pero la corte que condenó a muerte a Saddam
Hussein emitió su fallo pocos días antes de las elecciones. Los republicanos de
inmediato trataron de aprovechar al máximo esa condena. Irak le quitó apenas 6
por ciento del voto a Bush en 2004. Ahora le ha restado mucho más a sus colegas
republicanos en el Congreso. Inclusive, hubo candidatos republicanos que no
quisieron que Bush fuera a apoyarlos públicamente
Esta misma semana Daniel Ortega obtuvo una abrumadora victoria en los comicios
para presidente de Nicaragua. Cómo han cambiado las cosas en poco tiempo.
A la memoria de Werner E. Elsberg.
* Ex subsecretario de Relaciones Exteriores y director del Instituto Matías
Romero