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Un prometedor jurista francés de 25 años es el heredero de Cohn Bendit Bruno Julliard, el rostro de la resistencia estudiantil
Casi 40 años después de que Daniel Cohn Bendit se hiciera famoso tras las barricadas de mayo del 68 en París, la resistencia estudiantil francesa tiene un nuevo líder: Bruno Julliard, un futuro y prometedor jurista de 25 años, que se ha convertido en una molesta piedra en el zapato del gobierno de este país.
PARIS, AFP
Un hábil comunicador que ha cambiado los adoquines y las barricadas por las
cámaras de televisión.
Tras su cara de niño bueno y su apariencia de estudiante modelo, se esconde un
joven que ha conseguido lo que parecía imposible: reunir a estudiantes y
trabajadores franceses tras la misma pancarta: "No al CPE".
Presidente desde hace menos de un año de la Unión Nacional de Estudiantes
Franceses (UNEF), el mayor sindicato estudiantil, Julliard se ha convertido en
portada de la prensa y en presencia habitual en la primera línea de las
manifestaciones contra el Contrato Primer Empleo (CPE), medida laboral destinada
a los menores de 26 años.
Desde hace semanas, Julliard, quien no tiene reparos en admitir que nunca en la
vida ha trabajado, exigió que ningún empresario firme un contrato siguiendo esta
nueva ley, que según él, "ha nacido muerta" y es un "insulto a los jóvenes".
Idealista como sus predecesores de mayo del 68, Julliard es también un joven
pragmático y un hábil comunicador que ha cambiado los adoquines y las barricadas
por las cámaras de televisión y las encendidas asambleas generales de
estudiantes.
En poco tiempo, este abogado, que estudia un máster en derecho público, ha
aprendido a usar a la prensa y a codearse con los líderes políticos y sindicales
de todo el país.
Sus detractores le reprochan de estar más a menudo en los platós de televisión
que en los campus universitarios y critican su cercanía con el partido
socialista.
"Las ideas de la UNEF incumben únicamente a la UNEF", se defiende Julliard,
quien tras años de militancia, devolvió su carné de partido socialista en julio
del 2005, cuando fue elegido y asegura que ahora no es "ni de derecha ni de
izquierda".
Sus partidarios elogian que haya sabido tomar esta distancia con la izquierda
así como su capacidad para unir filas y agitar a las masas.
Y es que en la familia Juillard, ser militante parece ir en los genes. Su madre,
Arlette Arnaud-Landau, es la alcaldesa socialista de Pur en Velay, una pequeña
ciudad del sureste donde dio a luz a su hijo. Su padrastro, Jacques Landau, que
lo educó y adoptó, es a su vez militante comunista.
Su abuelo fue a su vez un resistente comunista que acabó fusilado en 1943, en
plena Segunda Guerra Mundial, y Bruno Julliard creció ensimismado escuchando las
historias de resistencia de su abuela.
Ya de pequeño, el presidente de la UNEF era rebelde. Sus compañeros de escuela
recuerdan que organizaba manifestaciones en el patio del colegio y su familia no
olvida que a los diez años ya quería ser abogado y les obligaba a escuchar sus
discursos de defensa.
En la vida real, el compromiso de Julliard comenzó en las manifestaciones
estudiantiles de 1998.
"Llevo a mi madre mi compromiso político", aseguró el joven. Su progenitora, por
su parte, está orgullosa de que su hijo se implique en la batalla contra el CPE
aunque se preocupa por sus estudios.
"Es un chico inteligente con un futuro prometedor", aseguran sus profesores.
Como Dani el Rojo, apodo de Cohn Bendit, Julliard tiene discursos inflamados y
actitudes provocadoras. ¿Será su evolución como la de los líderes de aquel París
de hace 40 años, hoy convertidos en serios diputados, bonachones senadores o
importantes jefes de empresa? Según Cohn Bendit, en aquella época extraordinaria
de mayo del 68, "estuvo permitido pensar todo y lo contrario". Julliard parece
soñar menos y actuar con los pies bien pegados al suelo.
Por ahora, cuando habla de su futuro, Julliard desea terminar un máster de
Derecho público y pretende hacer una carrera jurídica en la función pública.