La Unión Europea va afianzando el modelo estadounidense
Alemania y Francia se apuntan a las
cárceles privadas
José Daniel Fierro
Rebelión
En Alemania las penas de cárcel ya pueden cumplirse en penitenciarias
parcialmente privadas (PP), como la inaugurada hace unos días en Huensfeld,
Essen. Las condenas no obstante seguirán siendo emitidas, por ahora, por los
tribunales del Estado.
En qué consiste este modelo de cárcel PP, las autoridades no lo han aclarado en
extenso. Pero por el nombre se puede sospechar bastante reaccionario y del cual
alguien saldrá muy beneficiado. Porque, al menos en teoría, es al Estado a quien
le corresponde la tarea de proteger a los ciudadanos de quienes cometen un
delito y la reinserción de éstos. Pero ahora, el grupo británico Serco Group, co-propietario
de esta nueva cárcel, tiene como fin principal y único la rentabilidad y la
ganancia para sus accionistas, pues cotiza en bolsa.
Así que, no sólo puede uno cumplir condena en el sector privado -que será mucho
mejor, sin duda, que el público- sino que además también se podrá invertir en
prisiones. ¿Incluso los reclusos?
El gobierno alemán ha dado esta concesión al líder del mercado en Gran Bretaña -Serco
ya gestiona allí cinco penales de este tipo para adultos y uno para menores- con
el compromiso de dar empleo de carcelero a 95 personas mientras otras 116 serán
funcionarias del estado. La cárcel acogerá a 520 reclusos.
El gobernador de Essen, el ultraderechista Roland Koch (CDU), se mostró loco de
contento al calcular en 660 mil euros por año el ahorro que el estado podrá
realizar en base a esta iniciativa. Como si las instituciones públicas no
tuvieran más fin que el ahorro de dinero.
La población reclusa en Alemania es de 80.000 presos sobre una población total
de más de 80 millones de personas. Esto da una relación de 98,3 presos cada 100
mil habitantes.
Y Francia también
Por su parte el ministro francés de Justicia, Pascual Climent, firmó el pasado
19 de diciembre en Nancy la escritura de venta del terreno para una futura
prisión privada. El primer centro penitenciario totalmente construido y
administrado por el sector privado, que reemplazará a una de las prisiones más
viejas de Francia.
En dos años esta cárcel, que contará con 600 plazas, estará en funcionamiento.
Algo que para las autoridades galas parece ser una hazaña sólo posible gracias a
la colaboración pública-privada (PP). Otra vez la dichosa palabreja.
"Sólo la colaboración pública-privada nos permite realizar tal proyecto en dos
años. Desafío a quienquiera a realizarlo únicamente con las rigideces del
sector público", afirmó el ministro de Justicia.
La nueva prisión de Nancy sustituirá a la actual, construida en 1857 en un
antiguo convento. Pues según Pierre Bédier, exsecretario de Estado en los
Programas inmobiliarios de Justicia, se encuentra en un estado de "extrema
vetustez" y sobrepoblada, con 350 prisioneros donde sólo caben 259. Desde que
hace tiempo se programó la demolición de esta reliquia, el estado francés se
desentendió de cualquier tipo de mantenimiento o trabajo de reparación. ¡Eso
también es ahorrar dinero!
En el proyecto se invertirán unos 60 millones de euros y dará trabajo a unas 250
personas. O sea, 39 personas más que en el de Alemania siendo
establecimientos similares. ¿Son menos productivos los carceleros franceses?
Según aclaró el ministro de la cosa, este alojamiento responderá a las
nuevas normas de higiene y de seguridad promulgadas por el Plan Perben, lo cual
es siempre de agradecer. La construcción de esta prisión forma parte de una
licitación otorgada al grupo de BTP Eiffage. Y comprende también los futuros
establecimientos de Roanne-Lyon y Béziers. Según las modalidades de esta
colaboración pública-privada (PP), el financiamiento, la construcción, el
mantenimiento y la conservación son confiados a la empresa durante 30 años.
El índice de población reclusa en Francia es de 93 por cada 100 mil habitantes.
Ligeramente inferior a los existentes en el Reino unido, Alemania o España.