Coyuntura de luchas contra la esclavitud laboral y los
despidos
La condición preKaria
Socialismo o Barbarie
Con una inflación dibujada de 0.6% mensual y una inflación real que va al trote
contínuo y devora los ya "devaluados" salarios. Con jornadas y turnos inhumanos,
condiciones y ritmos infernales, fragmentación, flexibilización y precarización.
Con prácticamente la mitad de los trabajadores asalariados en "negro". Con la
realidad –a lo largo y ancho de la clase obrera– de la manutención K de las
contrarreformas neoliberales de los 90, que hacen el "paraíso" patronal y una de
las patas de la recuperación económica. Con todo esto, no es casual, que a pesar
de la actual coyuntura de "chatura", se esté viviendo aquí, allá y más allá aún,
diversos y muy valiosos procesos por lugares de trabajo donde los compañeros que
dicen BASTA y salen a enfrentar esta realidad.
La coyuntura política se muestra "planchada" en el sentido que no hay ningún
proceso de pelea que ocupe el centro de la escena política nacional como fueron
desde finales del 2004 hasta comienzos del 2006, los casos de telefónicos, el
subte, el hospital Garraham o los petroleros de Las Heras. Es que, precisamente,
los acuerdos salariales del gobierno con Moyano vinieron para intentar abortar,
para poner un "cepo" a la principal oleada de luchas reivindicativas de la clase
obrera ocupada en más de década y media. Y, en parte, es un hecho que, en lo
inmediato, lo han logrado.
Sin embargo, esto no niega que se hayan seguido desarrollando, de manera parcial
y con sus alzas y bajas, conflictos de importancia y que no han tenido aún
resolución, como es el caso de los trabajadores de hospitales nucleados en
ATDEMYS en Córdoba, o del Hospital Francés en la Capital.
Pero sobre todo, existe otro proceso de menor repercusión, pero que es el que
tiene mayor extensión y se concentra entre el proletariado industrial: de manera
parcial, molecular, fragmentaria y por lugares, se ha venido desarrollando un
conjunto de duros conflictos contra la precariedad, la esclavitud laboral y el
despotismo patronal en las fábricas: se trata de los casos de TBV, Ecocarnes, la
Fundición Canning, FAPA-Armanino, Cerámica Cregar, etc., etc. Conflictos
"subterráneos" de importancia, a los que hay que prestar atención y volcar
fuerzas para que triunfen.
Precarización laboral y despotismo de fábrica
Como un "reflejo" de este proceso "subterráneo", la propia situación de
precariedad se hizo "visible" y ocupó –en los últimos días– las tapas de los
diarios con varios hechos que hablan de las extendidas condiciones de esclavitud
laboral. Nuevamente apareció el trabajo lisa y llanamente esclavo a que son
sometidas las costureras bolivianas. Y el 4 de septiembre se produjo un choque
entre un colectivo de la empresa Plus-Ultra, y un camión: el saldo de 7 muertos,
entre ellos los dos chóferes del colectivo y del camión. Sus familiares
denunciaron que los hacían salir a manejar casi sin dormir: "Mi esposo tenía
miedo cada vez que salía de viaje; el día de la tragedia llegó de viaje de
Buenos Aires y sólo durmió tres horas o cuatro y salió para Foz do Iguazú; el
régimen de trabajo era como en el siglo tres o cuatro, casi esclavos", declaró
Gladis López de Gómez, la esposa de uno de los chóferes de la empresa Plus ultra
fallecidos.
Se trata de casos extremos de una situación muchísimo mas extendida y que es
cotidiana entre los trabajadores: la esclavitud laboral, que se cobra vidas,
pero también roba tiempo para estar con la familia, deteriora la salud, y más en
general, quita la posibilidad de desarrollarse material y espiritualmente.
Esta realidad se puede traducir en algunos "fríos" números: del total de casi 11
millones de trabajadores asalariados, 4.7 millones están en "negro"; es decir,
no tienen cobertura frente al eventual despido, ni aportes jubilatorios, ni
cobertura de obra social o por accidente de trabajo. Otro "frío" número –en el
mismo sentido– indica que de los 3.000.000 de puestos de trabajo creados desde
el 2002 –con los que hace "alharaca" K– más del 70% son, precisamente, en negro,
es decir, en las mismas condiciones precarias de contratación antedichas. Y como
si esto fuera poco, su promedio salarial es muchísimo más bajo (prácticamente la
mitad) que el que está "blanqueado".
Esto mismo hace que en muchos de estos lugares impere un verdadero "despotismo
de fábrica": los trabajadores prácticamente carecen de "derecho al pataleo"
frente al patrón (en muchos casos, siquiera gozan del elemental derecho sindical
a tener delegados) que puede hacer con ellos (si no lo enfrentan), lisa y
llanamente lo que éste disponga. Por ejemplo, intentar despedirlos con total
impunidad, tal cual es el caso de varios de los conflictos que están en curso.
Cuando K hace como que hace
En el caso del choque del micro, el gobierno, rápido en reflejos, intervino a
las dos empresas del mismo grupo por "incumplimiento de algunas normas". Por
ejemplo, no tener en regla la libreta de trabajo de los choferes, cosa que el
99% de las empresas de transporte público no tiene. Pero "hacer que hace algo"
es una de las cosas que mejor hace el gobierno kirchnerista... mientras deja
intactas las razones profundas y estructurales de la super explotación obrera!
Por ejemplo: el gobierno a principios del 2004 "modificó" la ley laboral y
reformó la "Ley Banelco" cuestionada y deslegitimada por las certezas populares
de haber sido votada a cambio de las famosas coimas. ¿Qué cambios introdujo la
nueva ley K? Nada de nada: sólo le otorgó más poder a la burocracia sindical
para que pacte en las convenciones colectivas de trabajo a espaldas de los
trabajadores y dejó todas las normas que permiten el trabajo eventual, las
agencias, las pasantías, las tercerizadas, la polivalencia, la polifuncionalidad,
etc. tal como las pergeñó Menem.
Mirando para otro lado
Por su parte, la ex "combativa" burocracia de Moyano, parece haber dejado de
lado, incluso, la peleas de "bolsillo" por encuadramiento sindical que venía
impulsando en el período anterior para no perder su aura de "luchadora"...
Mientras se dedica a inaugurar hoteles en Mar del Plata de la mano de K, parece
haber "bajado la persiana" hasta el año próximo. Después de haber cerrado los
acuerdos salariales del 19%, aumento pagadero en cuotas y que es "comido" –a
pasos agigantados– por la inflación todos los días (lo que comienza a generar
cierto malestar), cerró su tarea acordando un miserable salario mínimo que con
los descuentos no llega a más de 700 pesos.
Debemos recordar el "favor" que significan estos acuerdos: respecto de los
compañeros en blanco, un techo mezquino que no sólo no termina de recuperar del
todo la inflación de los últimos años, sino que entrega en bandeja de la
patronal todos los aumentos por productividad y que han hecho las delicias del
aumento en las ganancias de las patronales (los mayores márgenes en décadas).
Por si esto fuera poco, los convenios no han tocado una coma en materia de
condiciones de trabajo. Pero hay algo peor aún: han quedado fuera del aumento
salarial y del salario mínimo, el inmenso universo de compañeros que está en
"negro" y que junto con la continuidad de una tasa de desocupación que permanece
elevada, tira hacia abajo las condiciones de salario, trabajo y contratación del
conjunto de la clase obrera. Es decir, la burocracia sindical de la CGT y la CTA
es cómplice de que K logre mantener, en lo esencial, las condiciones de
superexplotación de la clase trabajadora heredadas de los 90.
Para quebrar este pacto siniestro, es necesario apoyar con todas las fuerzas,
este proceso contra la preKariedad que está emergiendo desde abajo.