Los gobernantes de Argentina y de Chile anunciaron este martes un proyecto para
rehabilitar un ferrocarril transandino que unirá a los dos países, en un intento
de avanzar en la integración pese a las diferencias que subsisten entre Santiago
y Buenos Aires.
La reunión cumbre del presidente de Argentina, Néstor Kirchner, y su par chilena
Michelle Bachelet se celebró en la occidental provincia argentina de Mendoza,
fronteriza con Chile, 1.000 kilómetros al oeste de Buenos Aires.
Allí los mandatarios llamaron a una licitación internacional para la
reconstrucción del viejo Tren Transandino, que recorrerá 225 kilómetros entre
Mendoza y la V Región chilena, atravesando la cordillera de los Andes.
El encuentro, que tuvo su sesión privada, había generado expectativa por ser el
primero tras la polémica por el aumento del precio del gas natural que Argentina
vende a Chile. Pero tanto Bachelet como Kirchner optaron por resaltar en público
los puntos de acuerdo, sin ocultar que hay una controversia. "Integrarse no es
fácil, tiene sus idas y vueltas", dijo Kirchner en el acto de llamado a
licitación. "Como es necesario compatibilizar intereses, hay que discutir, y a
veces se disiente. Pero de lo que se trata es de llevar adelante políticas
conjuntas que favorezcan el desarrollo estratégico de ambos países", remarcó.
El mandatario aseguró "creer profundamente" en la alianza entre los dos países y
sostuvo que "la integración debe ser ejecutada en acciones concretas antes que
vaciadamente declamada". "La integración debe ser equilibrada, analizada como
proceso, sin que las dificultades la interrumpan, o hagan caer en el pesimismo",
subrayó.
"Estamos absolutamente dispuestos, con responsabilidad y madurez, sin
hipocresías, con sinceridad, y a veces con el dolor de la crudeza, a ir
resolviendo todas las controversias de intereses que podamos tener", dijo el
argentino.
Bachelet se manifestó alegre de llevar a la realidad un proyecto de
infraestructura para materializar los compromisos de integración, y destacó los
avances en la vinculación de ambos países en los últimos 15 años. "A veces se
puede ir más rápido, y en otros temas más lento", aceptó.
Para la presidenta chilena, "la tenaz vocación de argentinos y chilenos de
trabajar juntos es una experiencia ejemplar", pese a las dificultades. La
mandataria no dijo una sola palabra acerca de la polémica por el gas, que en
julio provocó un intercambio privado de cartas entre los presidentes.
La provisión de gas argentino a Chile es un asunto ríspido en la relación
bilateral desde comienzos de 2004, cuando el gobierno de Kirchner recortó envíos
a fin de priorizar una demanda interna en crecimiento a la cual la oferta
doméstica no logra dar respuesta desde hace varios años.
La decisión provocó la reacción airada del entonces presidente chileno Ricardo
Lagos, antecesor de Bachelet, pues ese país depende de las compras del
hidrocarburo argentino.
Este año, la cuestión del gas resurgió luego de la anunciada nacionalización de
los hidrocarburos en Bolivia. Esa medida, adoptada por el presidente Evo
Morales, fue seguida de un incremento de 60 por ciento en el precio del gas que
Bolivia vende a Argentina, ante lo cual Buenos Aires trasladó el aumento al
fluido que despacha a Chile.
Además, Argentina resolvió cobrar un precio mayor a la gasolina que se expende a
vehículos con patente extranjera en zonas fronterizas, una medida que cayó muy
mal a todos los países vecinos, pero en especial a los chilenos que están en
contacto permanente con Mendoza por el paso terrestre Cristo Redentor, entre
otros.
Esas medidas provocaron "sorpresa" y "decepción" del gobierno chileno, según
subrayó entonces Bachelet.
El gobierno de Kirchner asegura comprender el malestar de Chile en este aspecto,
pero no da muestras de flexibilizar su postura. "Estamos en un mundo en el que
la energía se ha transformado en un bien escaso y tenemos que tomar decisiones",
sostuvo esta semana el canciller argentino Jorge Taiana.
El ministro de Relaciones Exteriores recordó que en los años 90, cuando
Argentina y Chile firmaron un acuerdo de provisión de gas, se creía que aquélla
era una potencia exportadora del fluido, pero esa proyección no mostró
corresponderse con la realidad, lo que explica la reducción de las exportaciones
a Chile.
Otro punto ríspido se da en el terreno del comercio. Productores lecheros
chilenos reclaman al gobierno medidas de salvaguardia (mayores aranceles) contra
las exportaciones de productos lácteos argentinos, que crecieron 230 por ciento
en los primeros cinco meses de este año, debido a los muy bajos costos de este
país. Buenos Aires advirtió que recurriría a la Organización Mundial del
Comercio si se adoptaban salvaguardias.
La tensión bilateral se incrementó en agosto cuando la cancillería de Chile
difundió un mapa de la Secretaría de Turismo de Argentina en el que no aparecía
marcada la zona de los Hielos Continentales, en el sur de la cordillera andina,
cuya delimitación ambos países tienen pendiente.
Frente a estas dificultades, los presidentes optaron por resaltar la integración
física, que avanza pese a todo, y utilizaron el lanzamiento de un proyecto de
infraestructura y un escenario significativo para reforzar con imágenes su
posición conciliadora.
La reunión fue en una bodega argentino-chilena en Maipú, a 20 kilómetros de la
capital mendocina. Kirchner recordó que el Tren Transandino había sido
inaugurado al cumplirse el primer centenario de la independencia de ambos países
de la corona española, en 1910. Pero en 1979, casi 70 años después, dejó de
circular el servicio de pasajeros y en 1984 se desactivó el de carga.
Ahora, cuando se aproxima el bicentenario de la independencia, se intenta poner
en funcionamiento un ferrocarril renovado. Pero hace falta una inversión de 72
millones de dólares para reconstruir el tramo de 71 kilómetros de vías férreas
en territorio chileno, y de 100 millones para reparar vías y túneles de los 154
kilómetros del trayecto en Argentina.
"Será un importante avance en la integración física de Mendoza y de la V Región,
pero además contribuirá a mejorar la conectividad sudamericana en la ruta que va
del (océano) Atlántico al (océano) Pacífico", dijo el argentino, "una
alternativa de transporte para aumentar el volumen de carga de nuestro
comercio", añadió.
También Bachelet subrayó la importancia del tren, sumada a la decisión de
terminar las obras del Paso Pehuenche, que une también a las dos naciones en la
zona central, y que permitirá saltar de uno a tres las conexiones allí.
Actualmente, el único paso en la zona central es el de Cristo Redentor, el más
importante entre los dos países, pero que debe cerrarse en época invernal cuando
los rigores del clima en el cruce cordillerano impiden la circulación de
vehículos por los caminos nevados de montaña.
"Esto no es un asunto que beneficie sólo a argentinos y chilenos. Ambos países
estamos inmersos en el más amplio proceso de integración sudamericana, y aquí
estamos tratando de ligar, para beneficio de nuestra gente, los dos océanos",
dijo la presidenta Bachelet.