Tres mil personas viven bajo las chimeneas de plantas petroleras y depósitos
químicos, entre basura, fango y cursos de agua pestilentes, en Villa Inflamable,
un asentamiento en la zona baja de la cuenca Matanza-Riachuelo, al sur de Buenos
Aires.
"Aquel es el centro de Buenos Aires", señaló a Tierramérica María del Carmen
Brite, apuntando hacia las torres de la ciudad. "Si esto vuela, volamos todos",
advirtió la mujer, miembro de la Sociedad de Fomento de Villa Inflamable.
Toda la cuenca, de 2.240 kilómetros cuadrados, está contaminada. Desde el
nacimiento, al oeste de la ciudad, hasta su desembocadura, en el Río de la
Plata, la falta de cloacas y las 3.000 empresas radicadas en la zona afectaron
gravemente el recurso. Pero la zona baja es la más crítica.
Brite es una de las 144 personas que hace dos años demandaron por daño ambiental
al estado y a las 44 firmas del complejo industrial lindero, el Polo
Petroquímico Dock Sud. El caso llegó a la Corte Suprema de Justicia, que en
junio intimó a gobierno y empresas a presentar un plan de saneamiento.
El 5 de este mes, en audiencia judicial pública, la secretaria de Ambiente y
Desarrollo Sustentable, Romina Picolotti, admitió que Dock Sud alberga "una
combinación potencialmente explosiva" de instalaciones industriales y adelantó
que los 11 depósitos químicos se trasladarán en un año.
También prometió que la población afectada será "una prioridad" del plan. Que
mientras se implementan medidas de largo plazo se distribuirá agua segura a los
pobladores y un refuerzo dietético para neutralizar los efectos de la
contaminación.
"Se creen que, porque somos pobres, somos estúpidos", protestó Brite,
desocupada, que vive de un subsidio a jefas de hogar sin empleo de unos 50
dólares mensuales.
La villa está en la localidad de Avellaneda, frente al límite sur de la capital.
El Riachuelo allí es "una cloaca inmunda", afirmó el abogado de Brite, Jorge
Iturraspe.
El agua es casi negra, opaca y oleosa. Las botellas plásticas flotan pegadas
como camalotes y las riberas están abarrotadas de basura urbana. "Acá puede
aparecer de todo. Hasta un cadáver", aseguró la vecina.
Según Picolotti, no hay estudios epidemiológicos que certifiquen la relación
entre la actividad industrial y la salud, aunque admitió que existe
contaminación.
Sólo hay un estudio de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón según el
cual, en Villa Inflamable, 50 por ciento de los niños de siete a 11 años tienen
plomo en la sangre y 10 por ciento cloro en la orina.
Brite tiene 49 años y nueve hijos, y vive en Villa Inflamable desde 1976. En
1998, embarazada, debió ser hospitalizada. "Me hinché toda, me tuvieron que
intubar", relató.
Cree que fue por la limpieza de un depósito de la química Union Carbide, la
misma que explotó en India en 1984, dejando unos 8.000 muertos.
Su hija Camila, de ocho años, nació con sufrimiento fetal. A los cinco tuvo
sarampión hemorrágico y perdió capacidad respiratoria. Doce niños murieron en
Villa Inflamable por el virus que transmite esa enfermedad, destacó.
Otro hijo, Emir, de 10 años, tuvo un brote en la piel un día de lluvia. Los
médicos diagnosticaron "intoxicación por ácido".
El de tres años, Yair, estuvo hospitalizado una semana este año por dificultad
respiratoria y fue derivado a la unidad de tóxicos del hospital. "Nos piden
análisis para buscar tolueno, benceno y plomo, pero los reactivos son muy
caros", explicó Brite.
Ella no duda que sus males tienen origen ambiental. Y recuerda la muerte de su
hijo Rodrigo, al nacer -presuntamente por anencefalia-, y la de su primer nieto
por muerte súbita.
María Alejandra Sciarreta, quien también está en la causa que llegó hasta la
Corte, tiene 34 años y cobra un subsidio similar al de Brite. Tres de sus nueve
hijos asisten a una escuela para discapacitados. Dos tienen plomo en la sangre.
Uno estuvo internado dos veces en el Hospital de Niños de La Plata. Ingresó por
vómitos y mareos. "Ahora tiene muchos problemas de conducta en la escuela",
dijo.
Según la Defensoría del Pueblo de la Nación, para Villa Inflamable "no hay
remedio posible". Se requiere trasladar a las 800 familias residentes, aparte de
desmantelar el complejo industrial.
Alfredo Alberti vive frente a Villa Inflamable, en el barrio de La Boca, hasta
donde llegan los vahos del Riachuelo y de las químicas.
"No se puede permitir que la gente viva expuesta a esos niveles de
contaminación. Quieren trasladar la villa a apenas 10 cuadras de aquí, junto al
arroyo Sarandí, que es la misma porquería", opinó.
"No queremos ir ahí", confirmó Brite, quien agregó: "Aquí las nubes caminan. Las
químicas liberan gases y nosotros rogamos que el viento se los lleve al río
porque, si la nube se detiene sobre tu casa, sonaste".
* La autora es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el
9 de septiembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.
(FIN/2006) http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=38715
..............................................................................................
IPS, Inter Press Service News Agency, Martes, 12 de Septiembre 2006 17:08 GMT
CAMBIO CLIMÁTICO:
Se evaporan las dudas científicas
Por Stephen Leahy
TORONTO, 11 sep (IPS) - Existen pocas dudas de que la principal causa del cambio
climático es la quema de combustibles fósiles, y que el fenómeno aumenta el
poder y frecuencia de huracanes y ciclones, advirtieron este lunes 19 expertos
estadounidenses en meteorología.
La temperatura de la superficie del mar se elevó a causa del recalentamiento
planetario, lo que provocó un radical aumento en la fuerza de los huracanes en
los últimos años, según más de una docena de estudios realizados desde que el
huracán Katrina golpeó Estados Unidos en agosto de 2005.
"Ya no hay duda de que la intensidad de los huracanes aumentó", dijo Kerry
Emanuel, climatólogo del Instituto de Tecnología de Massachussetts, destacado
centro universitario del nordeste de Estados Unidos.
"Me asusta constatar que el poder de huracanes y ciclones aumentó entre 50 y 100
por ciento desde los años 70", sostuvo Emanuel, uno de los 19 expertos que
publicaron un informe al respecto este lunes en los Anales de la Academia
Nacional de Ciencias (PNAS) de Estados Unidos.
La temperatura de la superficie del mar en las regiones alrededor del ecuador,
donde tienen origen huracanes y ciclones, se elevaron 0,5 grados desde 1970. Ese
aumento aparentemente pequeño es el principal factor en el incremento en la
intensidad de las tormentas.
Además, se constató que los huracanes son hoy más sensibles al aumento de la
temperatura de la superficie del mar de lo que se creía antes, dijo Emanuel a
IPS. "Eso nos preocupa a todos.
La conexión entre el recalentamiento planetario y la potencia de los huracanes
en los últimos 10 a 15 años es objeto de grandes debates científicos, a veces en
duros términos.
El gobierno de Estados Unidos se apoya en informes de una minoría de los
científicos para negarse a firmar el Protocolo de Kyoto de la Convención
Internacional sobre Cambio Climático, tratado que obliga a las naciones del
Norte industrial a reducir sus emisiones de gases invernadero.
El estudio publicado en los Anales documenta un vínculo claro entre el aumento
de la temperatura y el de los huracanes en las cuencas de los océanos Atlántico
y Pacífico, donde éstos se originan, y entre ambos fenómenos climáticos y la
acción humana.
El informe y otras investigaciones científicas recientes constatan la relación
entre los cambios de clima inducidos por la acción humana y la temperatura de la
superficie marina, añadió otro de los autores, Robert Corell, de la Sociedad
Meteorológica de Estados Unidos.
"La cantidad de tormentas fuertes, de categoría cuatro y cinco, se han casi
duplicado en los últimos 35 años", dijo Corell a IPS.
La fuerza de los huracanes se mide según la escala Saffir-Simpson, en una escala
de uno a cinco que depende de la velocidad de los vientos sostenidos. La mayoría
de los huracanes y ciclones nunca tocan tierra.
"La temperatura de la superficie marina en las regiones oceánicas donde nacen
huracanes y ciclones ha registrado incrementos sustanciales", dijo Corell.
Estos incrementos afectaron vastas zonas del océano Atlántico, por lo que la
cantidad de huracanes aumentó, así como su intensidad, dijo el climatólogo Greg
Holland, director del Centro Nacional par Investigación Atmosférica de Estados
Unidos.
Aunque las variaciones naturales son un factor que incide en la cantidad e
intensidad de estos fenómenos climáticos, las emisiones de gases invernadero por
la quema de combustibles fósiles y la deforestación son lo que causa estos
cambios, según el estudio.
Holland calculó que 70 por ciento de las variaciones en huracanes y ciclones son
atribuibles al cambio climático de origen humano.
Los autores del informe usaron 22 modelos computarizados diferentes, cargados
con datos satelitales y de boyas sobre la temperatura de la superficie marina.
Así determinaron que las emisiones de gases invernadero eran la única
explicación para el aumento registrado.
Los modelos computarizados fueron creados por varios centros de investigación
sobre el clima de todo el mundo, pero todos ellos marcaron una "excepcional
correlación de que el cambio climático inducido por seres humanos era el único
factor para obtener los resultados de temperatura marina" registrados, dijo Tom
Wigley, científico del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica.
Los investigadores expresan mucha confianza en los modelos aplicados. "Hay menos
de uno por ciento de posibilidades de que el cambio en la temperatura de la
superficie marina sea resultado de factores no humanos", aseguró Wigley.
Los modelos indican que la temperatura oceánica continuará aumentando. "El
incremento actual es pequeño en comparación con lo que veremos en el futuro",
advirtió.
Aunque el aumento de 0,5 grados desde 1970 ocasionó un aumento de entre 50 y 10
por ciento en la intensidad de las tormentas, la dinámica de los huracanes es
demasiado compleja como para extrapolar las previsiones de temperatura marina al
futuro comportamiento de esos fenómenos, sostuvo Emanuel.
En cuanto a los huracanes, Estados Unidos ya tiene un problema, sostuvo. "La
amenaza que representan debería ser tomada más seriamente", dijo.
La agencia federal para el manejo de catástrofes y de asistencia a las víctimas
(FEMA) y las firmas de seguros deberían estar preparadas, concluyó Emanuel.