Argentina: La lucha continúa
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¿Enemigos mortales o variantes del sistema?
Blumberg y Kirchner
Isidoro Cruz Bernal
Socialismo o Barbarie
Aunque la marcha polarizó los ánimos, la relación entre el ingeniero de
derecha y el presidente "progresista" muestra que las coincidencias son más
profundas que los desencuentros.
En el momento inicial de las marchas securitarias de Blumberg, el gobierno
kirchnerista mantuvo una cierta distancia política y una aspiración ulterior de
cooptación del tosco y zafio ingeniero (con manifestaciones recientes como la
presencia de Blumberg en el acto oficialista en Gualeguaychú).
Baste recordar que cuando el Parlamento discutió sus propuestas, Blumberg fue a
presenciar la sesión y retaba a los parlamentarios que no aceptaban sus
propuestas como si se tratara de los sirvientes de su casa.
El gobierno consideró seriamente parte de las propuestas de Blumberg y las
incluyó en su plan de seguridad para la provincia de Buenos Aires. Hay que
recordar esto para ubicarse políticamente en esta coyuntura en la que muchos de
los cuadros "progresistas" del kirchnerismo tratan de hacer creer que Blumberg y
Kirchner son tan opuestos como el agua y el aceite: la política de Kirchner fue
incorporar una parte mayoritaria de las demandas de Blumberg. Esto le permitió
mantenerse en el centro de la escena política en el momento que Blumberg pasaba
su "luna de miel" con la sociedad. Incorporar el resto, es decir, el núcleo duro
de las demandas de seguridad como la rebaja en la edad de imputabilidad,
implicaría para Kirchner desdibujar el perfil político que le está dando
evidentes réditos en el gobierno.
Por otro lado, en el último año y medio la violencia policial contra los jóvenes
en el Gran Buenos Aires ha pegado un fuerte salto, según los datos manejados por
la CORREPI. Estamos empezando a recoger los frutos del plan de seguridad que ha
sido obra conjunta de Kirchner y Blumberg, tan aparentemente distantes en este
momento.
Sin embargo es evidente que hoy, a pesar de ser una contradicción no antagónica,
predomina el enfrentamiento en las relaciones Kirchner–Blumberg. Hay varias
razones para ello.
La casi unanimidad inicial que tuvo Blumberg terminó siendo la causa de la caída
en la consideración social que experimentó hace un año, cuando "sinceró" su
visión del mundo. En ese primer momento convivía el reclamo de los ricos en
favor de reforzar la policía para que los cuide a ellos y el reclamo de algunas
víctimas del "gatillo fácil" de esa misma policía. Esto no podía prolongarse
indefinidamente, era una coalición imposible. Las cosas se han ido clarificando,
y el empresario Blumberg reclama la seguridad por las vías y métodos propios de
su clase: a través del estado–gendarme clásico del liberalismo y actualizado a
la época neoliberal. Lo que no entra en este formato no es considerado.
Entonces, la vuelta de Blumberg a la escena política presenta un doble
movimiento. Por un lado reafirmar y tratar de movilizar a su base social
orgánica: burgueses y clase media alta. Y por otro lado tratar de expandir en la
sociedad el imaginario social que representa, reinstalarse con un perfil más
potable, intentando propagandizar el "manodurismo" en nombre del "bien común",
al tiempo que da a su actuación una ubicación más política. Como se sabe, el
nombre de Blumberg está en danza como candidato de la derecha opositora en
provincia de Buenos Aires. Termine dándose esto o no, lo que es notorio es el
reagrupamiento, alrededor de Blumberg, de la derecha que reivindica tanto la
"mano dura" como la represión antiobrera de los años 70, que busca recomponer su
falta de iniciativa. Piensan que Blumberg, pelele patético pero que empatiza con
la sensiblería de algunos sectores sociales, puede resultar un heraldo más
presentable ante la sociedad que Cecilia Pando (que reivindica abiertamente la
dictadura militar) y demás monstruos.