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Argentina: La lucha continúa

Juicio contra un genocida en La Plata
"Ellos se llevaron la vida y su cuerpo, pero los restos le pertenecen a mi familia"

Lo expresó el padre de la desaparecida Patricia Dell’Orto, por cuyo homicidio está siendo juzgado el represor. El testigo contó que se enteró por el sobreviviente Jorge López que su hija y su yerno habían sido fusilados en Arana, en una matanza que Etchecolatz dirigió personalmente. En tanto, también declaró un ex detenido-desaparecido que vio niños secuestrados en la comisaría 5º y que supo de quemas de cadáveres en Arana.

LA PLATA (03-07-06) – "Mi bisnieta de 15 días, Francisca, tiene derecho a tener un lugar a donde llevarle flores a su abuela", dijo hoy emocionado Alfonso Mario Dell’Orto, un padre que lleva 30 años buscando a su hija Patricia, secuestrada en noviembre de 1976 y fusilada, junto a su esposo Ambrosio De Marco, en el "Pozo de Arana". La detención ilegal, torturas y homicidio de Patricia y Ambrosio constituyen uno de los casos que se le imputan a Miguel Osvaldo Etchecolatz, ex director de Investigaciones de la Policía de la provincia de Buenos Aires.

Alfonso Dell’Orto, de 77 años, fue el primer testigo de hoy, y realizó un pormenorizado relato de las circunstancias en las que desaparecieron su hija y su yerno, y de las gestiones que realizó durante este tiempo. "Voy a dividir mi relato en cinco partes —adelantó—, correspondiendo a cada tramo de estos 30 años". Y dedicó la primer parte de su testimonio a recordar a su hija: "Era una persona con compromiso de ideales, sin armas, sin violencia, con una vida familiar, de estudio y de trabajo".

Luego contó el secuestro de la joven y su marido: ocurrió el 5 de noviembre de 1976, en la casa de la pareja en la localidad de City Bell. Alfonso Dell’Orto presenció todo el operativo, ya que la familia entera se hallaba reunida allí, incluida la pequeña hija de Ambrosio y Patricia, de 5 meses de edad.

El grupo de tareas que irrumpió en ese momento en la vivienda tomó prisionero a Ambrosio en primer lugar. Cuando uno de los captores preguntó qué hacían con Patricia, otro le respondió: "A esta también la llevamos".

A partir de allí, a la familia Dell’Orto se le hizo prácticamente imposible obtener más datos sobre el paradero de la pareja. Al día siguiente del secuestro, el padre de la desaparecida presentó un habeas corpus y se contactó con un policía a quien conocía, Roque Gentile, para ver qué podía averiguar. Gentile le dijo que a través de otro policía, Héctor Vargas, se había enterado de que los dos jóvenes estaban en la Jefatura de Policía provincial.

Hasta allí se dirigió Dell’Orto, preguntando por su hija y su yerno y llevándoles ropa y comida, pero se encontró con una respuesta ambigua: "Un policía entró, regresa un imaginaria y me dice: ‘sí, está acá, pero no puede entregarle nada ni preguntarle nada’ ".

El testigo contó entonces las innumerables gestiones que realizó ante autoridades militares, policiales y eclesiásticas, entre ellas el entonces secretario del Vicariato castrense, monseñor Emilio Graselli, hoy conocido por su práctica de asentar en un fichero detalles sobre los familiares de los desaparecidos que acudían a él, y luego pasarlos a las fuerzas de seguridad como información de base para nuevos secuestros.

También obtuvieron una respuesta del entonces cardenal Raúl Primatesta, a quien le habían escrito una carta: "Contestó que no sabía nada, que me hiciera fuerte, que en algún lugar del paraíso Dios tenía un lugar", señaló Dell’Orto.

"Tuve un pico de alegría —rememoró el padre de la desaparecida— cuando un día me citaron de la Casa Rosada y un coronel, de apellido San Román, me dijo que mi hija estaba viva, que pertenecía a una juventud brillante pero equivocada, y que estaba en un ‘campo de reeducación’ ". Y agregó: "Durante 23 años fui engañado, burlado, mentido. La respuesta era siempre ‘no está detenida’ ".

Fue recién en 1999 —cuando pudo contactarse con el sobreviviente Jorge Julio López— que Alfonso Dell’Orto se enteró de lo que pasó con Patricia y Ambrosio. López había estado secuestrado con ellos en el centro clandestino conocido como "Pozo de Arana". "Fuimos a un bar y le dije que no quería detalles, pero sí saber qué había pasado con ellos", recordó.

López le relató entonces lo que vio desde la mirilla de su celda en Arana: el matrimonio fue sacado del calabozo y ejecutado por la "patota" del lugar. No le quiso contar que Ambrosio y Patricia habían sido torturados y luego asesinados de un tiro en la cabeza, y que la matanza fue dirigida personalmente por Miguel Etchecolatz, que visitaba el campo de concentración con asiduidad y participaba en sesiones de tortura. El miércoles pasado, López reconstruyó ese fusilamiento ante el Tribunal, cuando declaró por este caso y por su propio secuestro, también imputado al ex policía.

Hoy, Alfonso Dell’Orto le explicó a los jueces que él ya relató demasiadas veces todos estos hechos ante la Justicia. "Ahora las preguntas las quiero hacer yo —sostuvo—. Yo quiero saber donde están sus restos. Ellos se llevaron la vida y su cuerpo, pero los restos me pertenecen a mí, a mi esposa, a mis hijos, a mi nieta y a mi bisnieta recién nacida, Francisca, que tiene derecho a tener un lugar a donde llevarle flores a su abuela". Desde el público, la familia Dell’Orto escuchó su relato, y lo acompañó al finalizar el testimonio.

"Como los ogros de los cuentos"

En segundo lugar, el Tribunal tomó declaración al sobreviviente Carlos Alberto De Francesco, quien fue secuestrado el 9 de diciembre de 1976 y estuvo en cautiverio en el Destacamento de Arana y en la comisaría 5º de La Plata.

El ex detenido-desaparecido —quien ya declaró sobre su experiencia en varias instancias en el país, y ante el juez español Baltasar Garzón— contó hoy que fue detenido ilegalmente en el centro de estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, por una "patota" de hombres de civil que, apenas lo capturó, lo trasladó al Destacamento policial de Arana, en donde funcionaba un centro clandestino de detención y torturas.

Apenas llegó, De Francesco fue sometido a sesiones de picana eléctrica, golpes y amenazas de todo tipo. "También me golpeaban la cabeza rítmicamente, con un bastón de goma, como la tortura china de la gota de agua", indicó, y agregó que el sufrimiento provocado por ese tipo de tormento era tal "que ahí yo ofrecí firmar cualquier cosa, no daba más".

En ese lugar vio a muchos otros detenidos, entre ellos un joven de 15 años que estudiaba en el Colegio Nacional de La Plata. "Lo habían golpeado y lo amenazaban con castrarlo —recordó—, y tenía tanto pánico que me dijo que quería rezar pero no sabía ninguna oración, y me pidió que le enseñara alguna".

El siguiente destino de De Francesco fue la comisaría 5º de La Plata. Hoy, el ex detenido-desaparecido describió los horrores de los que fue testigo. Contó que "había un chico, de apellido Reboredo, al que le habían escrito en la espalda y el abdomen, con ácido sulfúrico, la palabra ‘Monto’ ". También recordó a Mónica Santucho, una niña de 12 años que fue torturada allí —hoy desaparecida—, y que también fue mencionada el viernes pasado por otra sobreviviente de la 5º, María Hebelia Sanz.

Pero De Francesco se quebró cuando recordó a los niños que vio secuestrados en el lugar. "Un día sentí llorar chicos, y cuando nos arrimamos a mirar por la mirilla vimos a un policía uniformado que llevaba a dos chicos debajo de los brazos, como los ogros de los cuentos".

Aunque De Francesco en ese momento no pudo identificar quiénes eran las criaturas, a partir de la investigación en la causa penal sobre la comisaría 5º —que lleva actualmente el juez federal Arnaldo Corazza— se supo sus nombres: se trataba de Juan Sabino Abdala, de 3 años, y de María Eugenia Gatica Caracoche, de un año y medio.

Años después, ambos niños fueron localizados y su identidad fue restituida. José Sabino, hijo de los desaparecidos Susana Falabella y José Abdala, había sido secuestrado en marzo de 1977 junto a sus padres y a la pequeña María Eugenia, a quien el matrimonio estaba cuidando ese día. La niña fue encontrada en 1984, en poder del policía Rodolfo Silva, que la había apropiado y anotado como propia, y al año siguiente se le restituyó su identidad. José fue localizado recién en 1992, en poder de un matrimonio que también lo inscribió como su hijo biológico.

Otro rechazo para la defensa

Al finalizar la jornada, el Tribunal leyó la resolución mediante la cual rechazó el pedido que el abogado de Etchecolatz, Luis Boffi Carri Pérez, formuló el viernes pasado. El defensor del represor había solicitado —en un escrito que despertó las risas de buena parte del público— que se incorporen como prueba a la causa notas periodísticas sobre "los atentados terroristas sufridos por el Estado de Israel por parte de la organización Hamas". Boffi no fundamentó su pedido: dijo que las razones las explicaría durante su alegato, al final del juicio.

Hoy, los jueces resolvieron "rechazarlo por improcedente", aunque "sin perjuicio de su invocación al momento de alegar". Así, el representante de Etchecolatz tendrá que esperar hasta septiembre para emitir sus opiniones sobre "la detención por parte de Estados Unidos y Gran Bretaña de delincuentes subversivos terroristas" (sic).

Adelanto de audiencias

Para el próximo miércoles, se prevee una larga jornada de testimonios. Ese día el Tribunal comenzará a tratar el caso del homicidio de Diana Teruggi de Mariani, ocurrido el 24 de noviembre de 1976, en la vivienda de calle 30, entre 55 y 56, de esta ciudad. La primera en prestar testimonio será María Isabel "Chicha" Chorobik de Mariani, suegra de Diana, madre de Daniel Mariani —también desaparecido, en 1977— y abuela de la pequeña Clara Anahí Mariani, cuyo paradero se desconoce desde aquel operativo en que fue asesinada su mamá y en el que ella fue retirada viva por policías que participaron del procedimiento.

Tras su testimonio, se espera la declaración de Lilian Marta Stancati, quien supo a través de un policía que la niña sobrevivió al ataque a la casa de sus padres. También en el marco del caso de Diana Teruggi, declararán Rosario Isabella Valenzi, Eduardo José Díaz y Raúl Mansilla.

JUSTICIA YA EN LA PLATA está integrado por: Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata; Asociación Anahí; Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos (AEDD); Central de Trabajadores Argentinos La Plata-Ensenada; Central de Trabajadores Argentinos Prov. de Bs. As.; Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH); Comité para la Defensa de la Salud, la Ética y los Derechos Humanos (CODESEDH); Comité de Acción Jurídica (CAJ); Familiares de Desaparecidos (La Plata); Fundación Investigación y Defensa Legal Argentina (FIDELA); H.I.J.O.S. Regional La Plata); Liberpueblo; Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH); Madres de Plaza de Mayo (La Plata); Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH).
 
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Fuente: lafogata.org