Horacio Agesta
UTPBA

Tengo el privilegio de conocer en la zona oeste una gran cantidad de medios zonales -la mayoría de ellos radios de frecuencia modulada (FM)- donde los compañeros de prensa desarrollan a diario su actividad con muchas dificultades, con escasos recursos, pero convencidos de hacerlo de manera distinta, con sentido crítico, para brindar otra información que no sea la que transmiten los "grandes medios" en manos de los grupos económicos que sólo satisfacen y responden a sus intereses.

Es necesario destacar la importancia de que existan estas radios, que son verdaderos nexos con las organizaciones barriales, sociales y culturales, en donde sus micrófonos están abiertos a los vecinos para que planteen sus necesidades y realicen sus reclamos, y que hasta disponen de espacios para que docentes y alumnos participen activamente a partir de programas propios.

Los contenidos de los programas (políticos, educativos, musicales, culturales, deportivos) en la mayoría de los casos están acordes a la zona de influencia de las emisoras. En todas, generalmente, encontramos jóvenes estudiantes de comunicación, con edades que oscilan entre los 18 y 30 años. Y lo que es muy importante para muchos periodistas–comunicadores sociales, esta actividad es su único medio de vida.

En el oeste del conurbano las antenas de las FM asoman por encima de los techos con un fondo infinito de árboles y cielo, están incorporadas a la geografía del lugar, pertenecen al barrio y forman parte en lo cotidiano de sus vidas. Caminando las calles de tierra, sorteando perros callejeros y entre caseríos humildes se confunden los acordes de algún chamamé, la mística y alegre chacarera con los sonidos de una cumbia villera. Es, quizás, un poco de felicidad que la gente le disputa y le gana al sistema, todos los días.