Argentina: La lucha continúa
|
En Bahía Blanca
Asesino y torturador
Mirta Mántaras
Ecodias
Fue difícil identificar al torturador Santiago Cruciani, factotum de la
Escuelita de Bahía Blanca, ubicada en el V Cuerpo de Ejército, porque adoptó la
técnica de cambiarse el nombre y el grado militar, y se paseaba por Bahía Blanca
en los años de plomo identificándose como un oficial, Mayor Mario Mancini, pese
a ser sargento ayudante, integrante del Destacamento de Inteligencia 181 que
dependía del comandante de la Zona.
Tenía tres documentos de identidad: dos como Santiago Cruciani, uno falsificado
(6.852.918) que, curiosamente, es el que consta en su Legajo militar. Según el
informe oficial remitido a la Cámara de Bahía Blanca por el secretario del
Ejército Daniel Alfonso, utilizó este documento falso para suscribir contratos
de servicios con el Ejército y el de su ficha electoral es el que está
utilizando para cobrar su haber de retiro. No consta que se hubiera denunciado
este delito de acción pública ante la Justicia.
Con el nombre Mario Mancini y con otro número falsificado (6.862.928) suscribió
un instrumento público en el Registro Civil.
Su apodo era "el Tío", su rol, torturador, reconocido por sus víctimas por su
fisonomía y por su voz. Tomaba café con liberados y a otros los visitaba,
aprovechándose del terror que les infundía, jactándose de su poder.
Fue citado a indagatoria por 65 casos de homicidios, tormentos, lesiones
gravísimas y secuestros. Pero la ley de obediencia debida lo dejó impune durante
largos años, hasta que en los Juicios por la Verdad de Bahía Blanca tuvo que
enfrentarse con sus víctimas. Se negó a declarar, adujo estar enfermo, y tuvo
que mudarse de la ciudad de Mendoza cuando los "escraches" pusieron en evidencia
ante sus vecinos -quienes ignoraban su catadura moral- que era un feroz asesino
y torturador.
Hoy está preso en Bahía Blanca y repitió la excusa de su enfermedad, aunque se
trata de la misma dolencia invocada hace 7 años atrás, la que no afecta su
lucidez.
Pero las pruebas de sus actos son contundentes y esta vez no podrá escapar de la
condena que se merece por sus crímenes de "lesa humanidad".
Mirta Mántaras es abogada de Derechos Humanos.
Fuente: lafogata.org