Argentina: La lucha continúa
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Una historia singular
Hugo Presman
Morocho, llevando en su piel el origen libanés de sus ancestros, peronista y
de Boca, Germán Darío Abdala nació en Santa Teresita, al lado del mar, un
12 de febrero de 1955, año singularmente desfavorable porque fue derrocado Perón
y River se coronó campeón iniciando el camino que repetiría en 1956 y 1957. De
chiquito vivió intensamente, tal vez presintiendo que su vida sería corta. No
podía comer caramelos, por un problema digestivo, pero compraba golosinas y lo
repartía entre sus amigos. Su padre, Manzur, era un viejo peronista, que le
inculcó la necesidad de leer, sobre todo historia, y que un día se interrogó
¿Que hago, vivo para tener plata o tengo plata para vivir? El haber optado por
la segunda parte de la pregunta lo llevo a acompañar a su hijo permanentemente.
La separación de sus padres derivo a que Germán y sus hermanas mellizas fueran a
parar a un internado en un Colegio en San Clemente de curas y de monjas. Alguna
vez confesó: "Recuerdo los domingos de visita y lloro en silencio.... nos
buscábamos con las mellizas a través de nuestras miradas.... y nos tendíamos las
manos y nos tocábamos la cara y no decíamos nada, solo llorábamos dignamente,
hasta que venían a separarnos".
Luego de ser ordenanza de un service de computadoras, pintor albañil y
vidriero, su amigo del alma, "el tano" Víctor De Gennaro le consiguió trabajo
como pintor en los Talleres de Minería del Estado. Juntos recuperaron ATE, la
asociación de trabajadores del estado en 1984.Previamente, los dos mosqueteros,
habían creado la Agrupación Nacional de Unidad y Solidaridad, militaron en
la Juventud Peronista, en la Agrupación Amado Olmo y en Patria Grande. Participo
de La Renovación Peronista dirigida por Antonio Caffiero que perdió la interna
con Carlos Menem.
En mayo de 1990, Germán analizaba aquel período: "Para nosotros la renovación
era un punto de comienzo, era donde nosotros empezábamos a reconstituir la
discusión dentro del peronismo, sin ilegalidad, que al tipo que se paraba en un
lugar y quería discutir algo no iba a ser acusado de zurdo, o no lo iban a
delatar por subversivo, o no le iban a decir "cállate la boca sos un facho",
sino que se iba a generar un ámbito de discusión. Lo que pasa que muchos
compañeros, los de la renovación, lo tomaron como un punto de llegada, entonces
dijeron: modificamos un cachito el bombo, arreglemos la imagen, le decimos a los
sociólogos que hagan discursos, y queda ahí esto".
Lector de Fanon, Cook, Peron, Lenín y Jauretche, Abdala disfrutaba con la música
de Paco Ibáñez, Paco de Lucía, Serrat y los Quilapayun, las milanesas y el asado
hecho por el mismo. Dirigente del Movimiento Renovador Peronista, apoya
críticamente a Menem hasta los indultos. Integra el grupo de los ocho, y accede
a una banca de diputado. Decía por entonces: "...Estamos asistiendo al
vaciamiento del contenido transformador del peronismo, porque el peronismo nunca
pudo haber dicho como discurso oficial que los males del país son los cuarenta
años de dirigismo. Nunca se puede hablar con la lógica y con el pensamiento de
quienes lo dominan, porque cuando se empieza hablar con ese argumento se deja
de ser peronista".
Como dirigente sindical decía "Si en el laburo me felicita el jefe, yo digo: "Cagué
a mis compañeros". Con dolor sostenía: "Nos acusaron de muchas cosas, pero
nunca pensé que en un gobierno peronista me iban a acusar de peronista".
Opositor tenaz a la privatización de Aerolíneas, sostenía con claridad, a
principios de los noventa:" Acá la disyuntiva no es estatizar o privatizar, acá
es encontrar un proyecto político y económico para que este Estado sirva, que es
lo que los sectores liberales no quieren. Un Estado en un país dependiente, que
sirve, que cumple su rol, que planifica, que fiscaliza, que dirige, que da
asistencia, ubica al liberalismo fuera de contexto porque entonces el
liberalismo no puede desarrollar su viejo proceso de acumulación en base a la
competencia despiadada, a la política monopólica".
Solía afirmar: "No alcanza con decir lo que pensamos, hay que vivir como
pensamos"
En junio de 1984, mientras jugaba un partido de fútbol con sus amigos, se cayó y
sintió un dolor terrible en la cintura. Salió de la cancha gritando: