Argentina: La lucha continúa
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No es un buen remedio para la ignorancia
Jorge Rulli
Editorial del domingo 16 de julio de 2006
Que duda cabe que tuvimos una semana difícil, ¿no es verdad? Por una parte,
la resolución del Tribunal de la Haya ignorando las razones de nuestro país. Un
golpe fuerte para la política argentina, un fracaso que construimos nosotros
mismos a los largo de los últimos años, con absoluto desinterés por el medio
ambiente, con ignorancia de los procesos globales y con funcionarios de medio
ambiente más preocupados por los negocios ambientales que por la ecología. A
último momento y debido a que la Asamblea del pueblo de Gualeguaychú impuso el
tema mediante los cortes de ruta, se intentó suplir la ausencia de políticas
ambientales con improvisación y con discursos. No es un buen remedio para la
ignorancia y menos para el desgobierno. Lo dijimos alguna vez, no tenemos como
país autoridad moral para reprochar a otros lo que nosotros hemos hecho en
exceso con desconsideración total hacia la propia población y los recursos
heredados. Hace veinte años que los monocultivos de forestales son subsidiados
por el Estado. ¿Cree alguien por ventura que había en ello motivaciones
ecológicas, razones ecológicas de gente que pensaba equivocadamente que plantar
eucaliptos y pinos es bueno para que tengamos más oxigeno? ¿O acaso eran
como tantas otras, políticas impuestas por las corporaciones que preparaban la
materia prima para la gran pastera que se preparaban a instalar en Entre Ríos o
en la orilla vecina? Lo que le estamos haciendo al Paraná con la Hidrovía tal
vez sea mucho más irreversible que lo que las pasteras van a generar sobre el
Río Uruguay. Lo vamos a convertir en un gran canal, una autopista para lanchones
que permitirá transportar de manera económica toda la soja del cerrado
brasileño, del Paraguay y de la zona central de la Argentina. Ni a los
ingenieros ni a los funcionarios se les ocurre pensar que el río es un organismo
vivo de infinitas complejidades biológicas y que nutre a su vera las Culturas,
las memorias y los imaginarios de los pueblos del litoral. Ellos trabajan con
reglas y con tablas de costos y piensan con los mismos paradigmas del
Capitalismo Globalizado respecto del planeta y de los seres humanos que viven en
el Planeta, aunque sean muchos de ellos hombres de la izquierda y se definan
progresistas.
La nueva Secretaria de Medio ambiente proviene de una ONG que se llama CEDHAS y
que, como Poder Ciudadano y tantas otras, es parte del llamado tercer sector, un
conglomerado de grandes ONG expertas en financiamientos con los organismos
internacionales y en maquillajes ambientales para encubrir las estrategias
corporativas, y que son como la pata de los empresarios en el campo de las ONG.
Los dirigentes políticos hacen como que no lo saben, se suman al juego de
disfraces e inmoralmente las reconocen y legitiman como representantes de la
Sociedad Civil, les consultan las políticas del Estado y las consideran como una
cantera de posibles funcionarios con capacidad de gestión para suplir las
propias carencias. O sea que cuando desde el Poder político se dialoga con la
Sociedad Civil y con el sector empresarial, en realidad se suele conversar con
los mismos actores, aunque con diversos roles y ropajes. Estas consultas y esta
participación de las ONG en las decisiones del Estado configuran lo que se
denomina la tercerización o la privatización de la política, y son las
consecuencias de ese Estado rehén de las Corporaciones que heredamos de la
Dictadura militar y de los años noventa y que, lamentablemente, no parece haber
demasiada preocupación por modificarlo, en los sectores setentistas actualmente
en el ejercicio del gobierno.
Otro gran tema ha continuado siendo la seguridad ciudadana. Gran tema irresuelto
e irresoluble en el país de la soja y del despoblamiento del campo. No hay
organización del Estado que pueda contener ni resolver los crecientes problemas
consecuencia de la creciente urbanización, del desempleo y la pobreza, en los
marcos de una Sociedad fragmentada, sin objetivos comunes que la alienten a
luchar por un Proyecto común y donde en definitiva cada uno trata de salvarse
solo, de la mejor manera que puede y generalmente a expensas de los otros. En
estos escenarios urbanos extremos y de tanto desgarramiento y crispaciones
ciudadanas, los personajes como Blumberg son nefastos, y pueden hacer un daño
formidable. Y lo hacen sin lugar a dudas y además con impunidad. Si, con
impunidad y con desenfado lanzan por los grandes multi medios en manos de las
corporaciones, sus diatribas racistas y de guerra al delito, con el mismo tono
con que se alentaran en otras épocas los enfrentamientos sectarios y las guerras
religiosas.
Una vez más, volvemos a escuchar en boca del Señor Blumberg el discurso que le
niega al otro su humanidad, primer paso que convoca inevitablemente a la
represión indiscriminada, al crimen o al genocidio según hemos aprendido
largamente en los últimos años de historia de la Argentina. En este caso, tal
como en la guerra contra la subversión, el otro de nuevo puede ser cualquiera,
cualquiera que tenga prontuario, o que vista como… o que tenga un rostro o
gestos que nos inspiren sospechas, o que no conozcamos, o que exprese
nuestros propios terrores… El discurso del Señor Blumberg es de un primitivismo
aterrador y de una precariedad de resonancias del pensamiento civilizado tal,
que debería ser relegado a los ámbitos más oscuros de la condición humana,
ámbitos que habitualmente las sociedades esconden por vergüenza en las
instituciones psiquiátricas o carcelarias. Sin embargo, en este caso basta que
emita alguna de sus declaraciones inflamadas para que se le abran las puertas de
los altos despachos y el poder político le rinda los máximos honores de
escucharlo y de prometerle mano dura. Es el mismo gobierno que no tuvo más que
algunos breves instantes para dialogar con gente como Pino o como Horacio
Gonzalez, y hemos perdido la cuenta de las veces que el Señor Blumberg ha
entrado en esos despachos para explicar su visión del mundo y de la vida.
Resulta increíble, pero fueron suficientes unas frases groseras e infames por
parte de este hombre en que dijo que había sido redactado dentro de las
cárceles, para que el proyecto de Reforma del Código Penal en que trabajaran
destacados jurisconsultos durante años, se fuera al cesto de la basura del
Secretario de Justicia. Y ahora se organiza un cacerolazo por la seguridad,
reclamando sin dudas nuevos instrumentos de sanción, más policías y en especial
el bajar la edad de la imputabilidad para poder perseguir también a nuestros
niños marginados, víctimas de una sociedad que los excluyó y que los condenó al
hambre, al desamparo o al delito. Digámoslo con claridad, la clase pudiente que
protesta es la misma que impulsó este modelo de país que padecemos, son los que
impusieron la injusticia y enajenaron el patrimonio nacional o respaldaron a
quienes llevaron adelante las tareas sucias de la dictadura militar o de la
dictadura de los libres mercados. Ahora no pueden vivir seguros en el mismo país
que ellos construyeron, no pueden vivir seguros ni siquiera dentro de sus
amurallados barrios de privilegio, y necesitan de la clase media empobrecida
para generar un movimiento de protesta que barra con los intentos incipientes de
un modo de vida de mayores derechos ciudadanos. Esa es la dura realidad.
En este país de ricos impunes que registran sus palacios como baldíos y que
disfrutan de un régimen tributario que los premia mientras castiga a la pobreza,
existen muchos niños de doce o trece años que jamás vieron a su madre cocinar,
existen niños que jamás comieron en una mesa familiar, que no sea en la mesa
común de un comedero de indigentes. ¿Qué propone hacer con esos niños el
Señor Blumberg? Podríamos preguntarle asimismo al Señor Blumberg: ¿qué propone
hacer con los niños y las niñas que practican sexo oral en los baños y en las
rutas para poder comer o para consumir la droga base con la que muchos de sus
vecinos de los barrios privados se enriquecen? Sería bueno que el Gobierno en
vez de escuchar al Señor Blumberg en el ámbito privado de los despachos, lo
obligara a un amplio debate ciudadano sobre un tema que a todos nos incluye y
nos compromete.
Lamentablemente, yo también debo armarme para sobrevivir en la jungla que el
Señor Blumberg los menemistas y los sojeros construyeron largamente desde el 55
hasta ahora, pero no hago de ello un discurso político, me avergüenza vivir de
esa manera, en constante alerta y prevenido, y siento que el Señor Blumberg y
los que han echado a la basura el proyecto de Reforma al Código Penal intentan
apagar el incendio con nafta y que se han constituido ya sea por su intolerancia
cuanto por su irresponsabilidad en el manejo de la cosa pública, en una amenaza
de cada vez mayores calamidades ciudadanas.
Y por último, como balance de una semana intensa, lo último es el que estemos
ahora ante la amenaza de un paro agropecuario. No es sin embargo, demasiado
diferente lo que ocurre en el campo de lo que ocurre con la inseguridad en las
ciudades. Es en esencia la misma situación. Las corporaciones empresariales
impulsan un modelo de neocolonialismo y dependencia económica, pero se lo aplica
con la desprolijidad propia de las adaptaciones a una Cultura que se resiste y
de una clase ejecutora sin formación, improvisada y visceral, con más
preocupación por obtener su propia comisión que en llevar adelante estrategias
globales que en el fondo no termina de comprender. De esa manera y llegado un
punto, son los propios privilegiados por el modelo los que acumulan una larga
agenda de disconformidades y desinteligencias con el poder político, cuyos
tiempos y códigos no terminan de comprender ni de aceptar. Así, llegamos a este
momento paradójico. en que hemos remodelado largamente la Argentina para
transformarla en una Republiqueta sojera que depende de sus exportaciones
de comodities y que sin embargo no conforma a los sectores rurales. Y
sorprendentemente, muchas de las reivindicaciones que levantan son justas o al
menos atinadas, y por eso recogen el apoyo de muchos sectores que no han sido
justamente los más beneficiados por el modelo impuesto. Y esos conflictos
ocurren en simultaneo con que las grandes Corporaciones instalan a toda máquina
en el país las moturadoras de Soja más grandes del mundo, en que construyen
nuevas obras sobre el Paraná para el arribo y descarga de decenas de miles de
camiones de granos, y cuando disponen la construcción de cientos de plantas de
producción de Biocombustibles, condicionando irreversiblemente la configuración
productiva de la Argentina en las próximas décadas.
Entonces, si son las corporaciones las que generan las políticas públicas y las
que condicionan y planifican el futuro, podríamos preguntarnos ¿a qué se deben
las protestas de los productores? Se deben a que expresan intereses muchas veces
encontrados y fundamentalmente a qué, quienes deciden las políticas no tienen
una idea global del rol de sumisión que les han asignado y por ello mismo sus
planes suelen ser erráticos, pecan de improvisación, se van modificando según
las presiones que los grupos ejercen sobre ellos y terminan comúnmente en
decisiones crispadas y contradictorias. Nos debemos un debate amplio sobre la
Globalización, los modelos que nos fueron impuestos por las transnacionales, el
papel del MERCOSUR y la posibilidad de generar nuevamente un Proyecto Nacional.
Los cacerolazos y los paros agrarios, los enfrentamientos en el parlamento sobre
los decretos de necesidad y urgencia, los discursos inflamados contra las
oligarquías vernáculas y las estrategias políticas para rearmar como un castillo
de naipes la concertación de diversas tiranías provinciales, son apenas la
superficie de un país cuyas estrategias son firmemente direccionadas por
los Agronegocios. Esta es la dura realidad y mientras continúe resultando tan
difícil como en estos días encontrar un espacio en los decisores políticos para
dialogar sobre temas que escapen a sus agendas de mera coyuntura, el país
continuará siendo planificado desde las sombras por el Poder transnacional.
Jorge Eduardo Rulli
Programa Horizonte Sur.
Producido por el GRR Grupo de Reflexión Rural
Domingos de 11:30 a 12:30.
En Bs.As.Radio Nacional AM 870 y filiales del país. En Tucumán
Canal 10 de CCC
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