Argentina: La lucha continúa
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Entrevista con la periodista Stella Calloni
Hilario Rosete Silva
"Mi periodismo empezó con la poesía", nos dijo este martes la
periodista Stella Calloni en la sede de la Editora Abril.
"Fui poeta antes que ninguna otra cosa; llegué a ser periodista, mas por los
caminos de la poesía", dijo la antimperialista argentina, quien acudió puntual a
la cita y nos dejó un ejemplar de uno de sus "hijos": el libro de poemas
Memorias de trashumante (PDEC, Buenos Aires, 1998).
La súbita presencia del "vástago" cambió momentáneamente el sentido que, según
nuestro plan, seguiría la entrevista. El volumen contiene una selección de
poesías escritas en diferentes épocas y agrupadas en cinco grandes grupos, como
son, Los subverdes (1975), Carta a Leroi Jones (1983), Memorias
de Arny Cobb, Memorias de trashumante, y Canción para el brujo de
la última tribu.
"Quiero mucho la Carta... y las poesías de Canción para el brujo...,
en especial el poema Los Encuentros, dedicado al poeta kuna Arysteide
Turpana".
Quien sepa del trabajo que por casi 50 años desarrolló la Calloni en numerosas
publicaciones de América Latina, Europa y EE.UU., entenderá que la corresponsal
en Suramérica del periódico mexicano La Jornada, apenas tuvo chance de
ocuparse en la publicación de su obra poética, muestra de su don y su arte para
expresar la belleza y los sentimientos, gracia y habilidad que le dan existencia
y consistencia. El interlocutor siente punzadas en la voz de Stella cuando la
oye decir: "Todavía estoy peleando contra mis propios tiempos".
La víspera del encuentro, aquí en La Habana, Stella Calloni escribió las
palabras que deberá pronunciar en la presentación de un libro del poeta
mendocino Armando Tejada Gómez en la Feria del Libro de Buenos Aires.
Plantada como un baobab en el suelo de la poesía, ajena a su renombre como
periodista, Stella recordó la historia de Tejada, un niño que se crió en la
calle, autodidacta, y terminó siendo el autor de una extraordinaria obra poética
y de canciones que se cantaron en todo el mundo.
"Primero anoche, escribiendo esa presentación", confesó nuestra entrevistada, "y
luego hoy, siendo acogida por los jóvenes de la Editora Abril, ya sumo dos días
seguidos de poesía en este viaje a la Isla".
Cohibidos por tanta gentileza suya, y para no robarle tiempo, quisimos enrumbar
la charla por el curso previsto, pero Stella volvió a zafarse:
"Esto no es robar, sino regalar tiempo; no hice más que entrar acá, y ya era
mágico todo: el edificio, las compañeras, los compañeros... Venir a Cuba
significa para mí recuperar mi ánima: ¡hay tanta agresividad en algunos de
nuestros países!; en cambio aquí me siento como si toda la ciudad fuera un mar
calmo, no hay mordacidad en el trato de la gente hacia uno, no se percibe el
constante jaleo belicoso de otras grandes ciudades".
Costó trabajo desprenderla del dominio puro de la poesía (en prosa o en verso).
Hablamos del mundo de los "sujetos" que se vive en la Isla, en contraposición al
de los "objetos" que reina en otras latitudes; de las piezas literarias que ella
les dedicó a Frida Kahlo, la pintora mexicana, y a Manuelita Sáenz, la
"Libertadora del Libertador"; rondamos la obra de Edmundo Aray, cineasta
venezolano y, en un momento de descuido, le exteriorizamos nuestra satisfacción:
tenerla delante era un sueño "largamente esperado y por fin acariciado".
"Mire usted", respondió entre asombro y perspicacia, "yo no sabía, es bueno
saberlo, es hermoso motivar sueños".
Por fin el globo del encuentro comenzó a arrojar el lastre del feeling. Giramos
el timón, para ganar altura periodística, y soltamos los cabos.
Usted no sería solo periodista de investigación, más hablando de Periodismo,
igual empezó por ahí, ¿no es cierto?
Nací en el Pueblo de Leguizamón, en el departamento de La Paz, provincia de
Entre Ríos