Argentina: La lucha continúa
|
La movilización kirchnerista, mucho más cerca de Menem que del 17 de octubre
Carlos Eichelbaum
Las plazas que el peronismo supo generar :: Aunque nadie se anime a explicitarlo en estos términos, las distintas variantes del kirchnerismo puro y duro insinúan que la concentración del 25 en la Plaza de Mayo tendrá un carácter fundacional asimilable al que tuvo el 17 de octubre de 1945 para el peronismo.
"La reconstrucción del Movimiento Nacional", fue la fórmula usada para expresar
ese mensaje, hace pocos días, por Emilio Pérsico, hoy funcionario bonaerense y
jefe del "Movimiento Evita". Aunque seguramente mucho más masiva, y convocada
directamente por el Gobierno, pese a que a los hombres del presidente la
comparación no les gusta la movilización del jueves será bastante más comparable
a la "Plaza del Sí" al neoliberalismo que le armó Bernardo Neustadt a Carlos
Menem en los primeros años de su gestión que a la movilización obrera que sacó a
Perón de la cárcel.
El 17 de octubre de 1945 fue posiblemente el único fenómeno de voluntad popular
masiva movilizada de la historia argentina que alcanzó la dimensión de una
insurrección clásica, en la medida en que expresaba un proyecto de poder,
consciente y homogéneo, con un marcado contenido de clase.
Para llevarlo adelante, esa voluntad popular movilizada enfrentó a los poderes
establecidos e irrumpió sobre la Casa de Gobierno a pesar de la voluntad de esos
poderes, una realidad simbolizada en los puentes levantados y en las multitudes
de trabajadores suburbanos que cruzaron el Riachuelo como pudieron.
Las consecuencias de la gesta no generaron una revolución socialista, pero sí
produjeron un abrupto cambio social, una inédita e inigualada redistribución de
la riqueza en el país. Como enemigos manifiestos de la acción popular del 17 de
octubre quedaron en un mismo frente las grandes empresas de la época, los
partidos tradicionales y la embajada norteamericana.
La plaza del 25 mostrará, posiblemente, la participación de algunos sectores
populares que conservan expectativas respecto de la gestión de Néstor Kirchner.
Es posible que algunos meses después de la plaza, como sucedió en febrero de
1946 con Perón, haya un correlato electoral victorioso que en el caso de
Kirchner implique eventualmente la reelección.
Pero en la plaza del 25 la mayor parte de la concurrencia llegará hasta el lugar
movilizada por aparatos partidarios, sindicales y de organizaciones sociales
convertidas en apéndices del Gobierno y su generosa caja. Nadie tendrá que
vadear las aguas del Riachuelo –hoy notablemente más insalubres que hace 60
años- porque las empresas concesionarias de trenes y subtes, las mismas que la
sociedad mantiene con jugosos subsidios, habilitarán entusiastas servicios
gratuitos hacia la plaza. Y del "movimiento nacional" que fundamentaría el nuevo
liderazgo carismático, el de Kirchner, forman parte las estructuras partidarias
más anquilosadas, las burocracias sindicales y las principales organizaciones
patronales, las que nuclean a los más fuertes y concentrados grupos económicos,
que vienen de firmar una solicitada de apoyo al Presidente.
No hay ningún cambio planteado en el horizonte de la movilización del 25; la
plaza de Kirchner, como la de Menem, busca consagrar, cristalizar, inmovilizar
la realidad que tenemos.
Boletín quincenal Nº40. Prensa De Frente