Argentina: La lucha continúa
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El proletariado no pertenece más que a sí mismo
Autodefensa, Autonomía, Solidaridad
En torno al 1º de Mayo
"El 1º de mayo el proletariado no pertenece más que a sí mismo…
La calle le pertenece a ellos, a ellos solos.
Sin preocuparse de que desfilan en país enemigo,
van radiantes, sin inquietud, seguros del porvenir.
No deben compartir ese día, como los otros días de reposo,
con sus adversarios y enemigos.
Este día les pertenece, es solamente de ellos"
(J- Diner-Dénes, 1907)
""Qué hemos dicho en nuestros discursos y en nuestros escritos?
Hemos explicado al Pueblo sus condiciones y las relaciones sociales; le hemos
hecho ver los fenómenos sociales y las circunstancias y leyes bajo las cuales se
desenvuelven; por medio de la investigación científica hemos probado hasta la
saciedad que el sistema del salario es la causa de todas las iniquidades,
iniquidades tan monstruosas que claman al cielo… Yo creo que el estado de castas
y clases, el estado donde una clase vive a expensas del trabajo de otra clase (a
lo cual llaman "Orden"), creo y digo que esta forma bárbara de organización
social, con sus robos y asesinatos legales, está próxima a desaparecer…
Si creeís que ahorcándonos podrán contener al movimiento, este movimiento
constante en que se agitan millones de hombres que viven en la miseria, los
esclavos del salario… ¡Ahorcadnos!"
(Discurso de August Spies, trabajador alemán, ante el Tribunal, 1886)
Colectivo NPH
Existe en el movimiento obrero institucionalizado y en la izquierda
partidaria tradicional una forma típica de asumir y conmemorar el día
reivindicativo histórico de los trabajadores. Y esta forma es la del
anticuariado o el reductivo. La primera es retrotraer todo al hecho puntual e
histórico de los Mártires de Chicago, aquel 3 de mayo de 1886, y de un
pistoletazo saltar a la coyuntura actual; o bien la del reduccionismo, sofocar
la riqueza, complejidad y tradiciones revolucionarias condensadas en una
efeméride con la reducción de la jornada de trabajo a ocho horas. Y los
fundadores y militantes del siglo XIX tenían razón: su miedo era que el
planteamiento ideológico acbara por convertir un día de síntesis y recomposición
de la clase, en un fin en sí mismo, o lo que es peor, en una justificación de la
"línea justa". Ni hablar de la metamorfosis en fiesta (con claveles rojos,
diosas de mayo y picnics) o la más dramática y perversa de mutar en un día
feriado o en un ritual de masas manipuladas por aparatos del estado con máscaras
socialoides, sea populista, stalinista, fascista o nazi. Ni los esclavos
adorarían al trabajo que los encadena. El colectivo pretende no hacer aquí
arqueología histórica, ni inventario de anticuario, sino resumir en dos potentes
líneas de acción el significado de la conmemoración. El 1º de mayo funciona como
símbolo, lo descriptivo, tal como se ha plasmado en los recuerdos, memoria
histórica y en las mentalidades colectivas del movimiento (sin la
transfiguración de las ideologías); y como ejemplo, lo significativo,
agrupando los múltiples esfuerzos para aprovechar una experiencia, sacar
conclusiones teóricas de los acontecimientos, nuevas ideas directrices
orientadas a la acción, a una cierta y radical acción de recomposición de la
clase.
1º de mayo como símbolo:
Siempre tuvo un potente eco en el movimiento obrero y en una época produjo una
verdadera conciencia histórica. El 1º de mayo aportaba y era la confirmación de
que el proletariado era el vector de la historia proyectado hacia la revolución
social, que ese proletariado podía no sólo luchar contra su explotación salvaje
sino conquistar el poder, que se había descubierto un arma temible contra el
capital (la huelga general revolucionaria) y que podía encarnarse en formas
organizativas autónomas, de base y democráticas. Por primera vez el movimiento
tenía una fecha propia, no dictada por caudillos o politicastros, una fecha de
luto, recuerdo, dolor y lucha. La conmemoración se convirtió en un
acontecimiento capital para el joven movimiento trabajador y llegó a ser, junto
con el 18 de marzo (el Día de la Comuna) la fiesta internacional de la lucha por
el socialismo. Jornada de reflexión, jornada de evocación proletaria, pero
jornada de combate: el 1º de mayo no sólo se recordaba la represión y muerte de
los Mártires de Chicago, sino las diversas revoluciones desde 1793, las de 1848,
la lucha del pueblo berlinés en las barricadas, las de Rusia, y así
sucesivamente. En otros términos: el 1º de mayo proporcionaba al movimiento una
tradición propia, autónoma del estado y el sistema político burgués, una
legitimación histórica que permitía tomar conciencia de sí mismo. Es éste
profundo sentido de símbolo el que debemos reconstruir, sobre las ruinas de la
visión reformista, interpretaciones ideológicas proyectadas en la conciencia
obrera. Durante años las organizaciones obreras ya integradas al estado, y el
estado mismo, desplegaron una actividad frenética para cultivar un
recuerdo y, a la vez, proyectar una imagen distorsionada: el 1º de mayo fue la
prehistoria de la lucha por las ocho horas y basta. Del trabajo a casa, y de
casa al trabajo… El prisma interpretativo reduce la riqueza de un símbolo
universal e internacionalista de clase a un número rojo en el calendario del
capital.
1º de Mayo como ejemplo:
El ejemplo se invocaba en varios aspectos. El 1º de mayo era materia de
reflexión obrera para elaboraciones teórico-prácticas, de organización y tomar
decisiones políticas; como argumento o como referencia en la lucha de tendencias
"dentro" del movimiento obrero, como elemento justificativo de ideologías
cristalizadas y homogéneas; como potente medio de movilización a través de
símbolos anclados en la tradiciones militantes y en las mentalidades colectivas
del trabajo. Del hecho en sí la tradición autónoma y revolucionaria del
movimiento diferenciaba tres estructuras: la imagen concreta de los sucesos de
Chicago, reconstrucción histórica de el carácter represivo del capital, d ela
funcionalidad de su superestructura político-judicial y una autocrítica de los
acontecimientos; la segunda un modelo teórico, deducido de la interpretación y
la proyección (se cargaba en la cuenta del 1º de Mayo proyectos más o menos
conscientes, cuando las tendencias reales eran más o menos inconscientes y
espontáneas); finalmente una imagen idealizada, heroizada y didáctica,
construida con fórmulas solemnes, impresionantes, cesaristas y monumentales,
expuestas en lenguaje oficial, abogadil, categórico e imperativo, que contrasta
con los enunciados prudentes, concretos, minimalistas, materialistas de los
propios militantes radicales y de los clásicos del comunismo. El movimiento
nunca "santificó" al 1º de mayo. El movimiento nunca formó una leyenda en torno
a Haymarket. El 1º de mayo se ha transformado en la piedra de toque
para determinar el "modo" en que la clase ha de elaborar su táctica y su
estrategia para conquistar la victoria final. Las mejores tradiciones
revolucionarias deben reasumir plenamente el 1º de mayo y sostener sus lecciones
básicas: autodefensa, autonomía y solidaridad.
Ejemplo de Autodefensa: el 1º de mayo debe entenderse siempre como una
acción de masas de autodefensa del sector más precario y autónomo del movimiento
obrero, del "otro" movimiento obrero, que incluía mayormente inmigrantes pobres.
Y la autodefensa abarca elementos constituyentes de la construcción de la
subjetividad revolucionaria. Incluye la lucha por controlar la jornada laboral
desbordando, si es necesario, las formas institucionales del gremio y el
sindicato, incluso creando nuevas, además de puntos de contrainformación
proletarias, una verdadera esfera de opinión pública obrera, con clubes,
periódicos y seguridad propia. Una red de actores no-estatales, capaces de
organizarse en núcleos regionales y locales, multicanales (en la que cada nodo
está conectado con los demás), de mantener poderosos lazos con la percepción
social de la subjetividad obrera y disminuyendo el papel de la jerarquía y la
dirección formal. Intuían sabiamente que los verdaderos triunfos de la clase
obrera, los más profundos y los más duraderos, se consiguen por la agitación y
la movilización, que la única usurpación que consiente el capital es la lucha.
La autodefensa como virtual "doble poder" y como ocasión constituyente de
aplicar el arma más mortal de las masas: la huelga general revolucionaria.
Ejemplo de autonomía práctica: una palabra desgastada por el oportunismo,
la picardía y la manipulación pero irremplazable. El 1º de Mayo es la
conmemoración de la autonomía como ser social del trabajador. La autonomía como
necesidad de la recomposición, como itinerario lógico de la construcción de la
subjetividad, como momento instintivo de clase. La autonomía es la calificación
específica del interés proletario en el actual nivel histórico de la composición
de clase. Autonomía es fundamentalmente dos cosas: por una parte independencia
reafirmada del interés y necesidad del trabajador. Independencia del interés
proletario es un concepto fundamental de toda la tradición revolucionaria en
Occidente, su antagonismo radical y ontológico, primordial y que resurge una y
otra vez. Por otra parte, la autonomía es un concepto, al representación de un
hecho, verificable, que "esta" composición histórica, consigue organizativamente
determinar la complejidad del impuls revolucionario, el instinto de clase y la
fragmentación subjetiva d ela fuerza de trabajo, para dirigir su interés hacia
una cooperación autónoma (=comunista). Como decía Negri, autonomía es en
realidad una calificación comunista de la independencia del trabajo. La
autonomía es una de las lecciones aprendidas y olvidadas de la "Idea Chicago":
en el campo es el dilema radical: para hacer algo la acción de clase debe tener
formas organizativas, pero la acción organizada deviene institución, se
transforma en instrumento del estado y el capital. Las iluminadas declaraciones
de los Mártires en el pie del cadalso, utilizado como tribuna, señalaban una y
otra vez (Scwab, Fischer, Ángel…) el peligro para el movimiento de la seducción
estatal, la funcionalidad del corrupto sistema político, la abominación por los
partidos políticos, el papel mistificador de los medios de comunicación y la
falsa autonomía de lo político, la farsa de la democracia representativa,… que
la autonomía de la clase es básica para el combate contra el sistema. La
idea-fuerza del 1º de mayo es la de "contra-organizaciones", con una forma
sincronizada con la composición de clase, contraorganización que siempre implica
una recomposición política de la clase obrera desde abajo, ya no desde "arriba",
desde un partido político o desde una agencia del estado. Nunca tomamos
consciencia que la recomposición a nivel del obrero, sea social o posfordista,
posee efectivamente la fuerza de llevar consigo el problema político, el
problema del poder, como elemento fundamental. Autonomía es el álgebra de
la temática de la composición de clase y de la teoría del partido. La autonomía,
como lo sabían los Mártires de Chicago, es la ciencia del antagonismo.
Ejemplo de solidaridad: una de las mistificaciones típicas de la liturgia
muerta del movimiento obrero reformista es reducir el eco de la lucha en 1886 a
un simple conflicto sobre la extensión de la jornada laboral. Este trabajo
ideológico comenzó ya en el mismo siglo XIX. Se conmemora la "triple 8" (8 de
descanso-8 de trabajo-8 de ocio), como esa ya es la jornada laboral "normal"
sólo nos queda festejar los laureles conseguidos. Nada más deseable para el
estado y el capital; nada más lejos de la verdad. Ese fue siempre el temos de
los militantes de la época: que las ocho horas se transformase en el "endziel",
en el fin último de la lucha. Como decía Mella, las ochos horas sólo es una
bandera, a cuya sombra se agrupan en un momento histórico de la lucha de clases
los obreros para dar una batalla. Con esas luchas, y la de los obreros ingleses
por las diez horas, el movimiento descubrió que la jornada laboral es una
variable, no una constante, y que debido a la ley de intercambi mercantil que
rige en el capitalismo a la mercancía "fuerza de trabajo", se presenta una
antinomia, una lucha de derecho contra derecho, y que en esta lucha entre
derechos iguales, de clases, decide la fuerza y la violencia. El 1º de mayo si
bien fue una ocasión para reclamar la "mayor pretensión" del momento (reducción
de la jornada laboral que en Chicago llegaba a las 14 y 16 horas¡¡¡¡), el motivo
estratégico no era la mera reducción sino conseguir que la reducción implicara
una presión a los capitalistas individuales para emplear a los miles de
precarios y parados que languidecían y morían en la miseria. Y las conclusiones
no eran retóricas: ya en esa fase de la lucha, los militantes de Chicago
aplicaban los rudimentos de la co-investigación militante, es decir: cómo la
organización técnica del trabajo va estrechamente unida a la explotación
capitalista. Se volvía a hacer política a través de la investigación militante,
a través del conocimiento y a través de la intervención práctica. Buscaban la
recomposición intentando aclarar la segmentación promovida por el mercado de
trabajo capitalista en el seno de la clase, intentando aglutinar a la fuerza de
trabajo en objetivos comunes pero revolucionarios (bloqueo del desarrollo del
capital) y buscando la centralización del cerebro colectivo de la multitud.
El 1º de mayo debe tener el valor de reactivo de ser profunda crítica- Crítica
de la política, crítica de la economía política, crítica a la forma burocrática
de la recomposición de clase, crítica a la tradición, crítica a los viejos
métodos de lucha,…
Como concluía Fischer, uno de los Mártires de Chicago, en una vibrante proclama
de 1886: "¡Tened coraje, Esclavos!, ¡Levantaos!"