Argentina: La lucha continúa
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La CGE recuerda los 30 años del día del golpe económico que sentenció la muerte del aparato productivo nacional
El golpe de ECONÓMICO del 2 DE ABRIL de 1976 puso en marcha la
reestructuración más significativa y traumática del orden económico y social de
la historia argentina, cuyo impacto atravesó la re-apertura democrática y . En
una visión sintética, la dictadura militar implementó el punto de inflexión
desde una sociedad industrial hacia otra basada en la valorización financiera
del capital. Este punto de inflexión se registró al momento de mayor desarrollo
expuesto por un sociedad de pleno empleo, con un mercado de trabajo funcionando
como el principal instrumento de integración social, en donde la población
asalariada participaba del 50% del ingreso social y era motorizada por un
proceso que encontraba su centro de gravedad en la actividad industrial,
traccionada por medio de una amplia participación de las pymes nacionales y que
se evidenció en sus dos décadas anteriores (50 y 60) con un ritmo de crecimiento
del producto industrial por encima del incremento del PIB.
Este modelo de desarrollo, encuentra su último correlato de consolidación de
política pública de Estado durante el mandato del Sr. José Ber Gelbard, como
Ministro de Economía del último gobierno de Perón y MÁXIMO DIRIGENTE
HISTÓRICO DE LA CONFEDERACIÓN GENERAL ECONÓMICA DE LA REPÚBLICA ARGENTINA(CGE).
Esta gestión se respaldó –y puede reflejarse en sus objetivos- sobre la
implementación de las siguientes principales leyes, que estructuraron el eje de
su política económica, en torno a la defensa y promoción del trabajo y de la
industria nacional y el control sobre los capitales externos: Regulación sobre
inversiones extranjeras y sobre los representantes de empresas externas,
Promoción industrial, Creación de la Corporación para el desarrollo Pymes,
Creación de la Corporación de Empresas Nacionales, Creación del Instituto
Nacional de la Vivienda, Ley de Promoción Minera. Fomento Agrario y Uso de las
tierras aptas para la explotación agropecuaria, Regulación de la
comercialización de granos y carnes, Impuesto a la renta potencial de la tierra,
Represión Penal para defraudaciones fiscales, Regionalización de los directorios
del Banco Nación y BANADE, Nacionalización de bancos y depósitos bancarios para
la orientación productiva del crédito financiero, entre las medidas de mayor
relevancia.
La abrupta interrupción de este modelo social y económico, basado en la
sustitución de importaciones, registra una fecha clave: el 2 de abril de 1976.
En ese día el Ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, dirigió el
mensaje a todo el país, a través de la Cadena Nacional de Radio y Televisión,
anunciando las bases fundamentales del programa económico aprobado por la Junta
Militar y denominado como "Programa de recuperación, saneamiento y expansión
de la economía argentina". Ese es el día en donde se decreta el genocidio
económico que la dictadura militar aplicará sobre el pueblo argentino y la
INTERVENCIÓN,POSTERIOR CIERRE Y PERSECUCIÓN DE LOS DE DIRIGENTES DE LA CGE..
En efecto, la política económica de la dictadura militar fue parte de un
conjunto de acciones políticas, sociales y represivas que se sostuvieron y
retroalimentaron entre sí. En esencia, el plan de Martínez de Hoz tuvo un
carácter fundacional, desde la perspectiva histórica, en la aplicación de las
medidas de cuño neoconservador, inspiradas en el modelo neoliberal de
fundamentalismo del mercado, proveniente de la teoría económica. No obstante
cualquier fundamento, la unidad de concepción y de objetivos del plan se orientó
a revertir el proceso de industrialización y a desarticular el entramado social
que lo sustentaba, a fin de conformar una nueva estructura de poder económico.
En la práctica, se aplicó una política de apertura asimétrica al exterior, la
liberalización de los mercados – en especial, el financiero- y se inició el
ciclo obsesivo del ajuste fiscal. Así, las primeras medidas dispuestas por las
autoridades económicas resultan claramente ilustrativas de la intencionalidad y
la profundidad de los cambios perseguidos: congelamiento salarial, supresión del
sistema de control de precios e incremento del tipo de cambio. La conjunción de
estas medidas tuvo un efecto inmediato, el salario real registró una pérdida de
un tercio de su poder adquisitivo, inaugurando un ciclo de retracción de la
demanda interna, cuya persistencia temporal se erigió en uno de los efectos
estructurales –en términos de herencia- mas persistentes que la dictadura
militar depositó sobre la sociedad argentina.
El otro pilar de la política de la dictadura se encuentra en la apertura de la
economía. Como en otros campos, no se trató de una "apertura indiscriminada"
sino, muy por el contrario, de una liberalización discriminatoria y
asimétrica. Mientras, la protección a muchos sectores, sobre todo los menos
oligopolizados, caía abruptamente; las protecciones arancelarias y las
paraarancelarias de otros se mantuvieron o reestablecieron; y al mismo tiempo,
los derechos de exportación se redujeron hasta desaparecer. En síntesis, se
protegió al capital concentrado y se desarticularon los instrumentos de defensa
de las ramas más intensivas en el uso de mano de obra, conocimiento tecnológicos
y en ingeniería con amplia concurrencia de las pymes nacionales, profesionales y
obreros calificados de la industria: todos ellos actores centrales de la alianza
económica y social que sustentaron el proceso económico de posguerra.
A poco de iniciarse la liberalización asimétrica del mercado de bienes se
instrumentó la reforma financiera. Sus piezas clave fueron la desregulación de
los flujos internacionales de capital, la liberalización de la tasa de interés
combinada con la garantía estatal de los depósitos, el traspaso a las
entidades financieras de la asignación del crédito, la obligatoriedad para el
sector público de financiarse en los mercados privados. Esta reforma ejerció una
influencia decisiva en el desenvolvimiento de la economía, con impactos
irreversibles en la estructura social argentina. En síntesis, se erigió el
modelo de valorización financiera que trasladó el centro de gravedad de
generación de la riqueza social desde el ámbito de la producción a las
actividades de especulación financiera, la cual habilitó un sendero de
endeudamiento externo, fuga de capitales y transferencia de ingresos de los
sectores más desprotegidos hacia los sectores de poder, inédito en la historia
económica argentina (tres mecanismos claves de redistribución: estatización de
deuda externa, compra de bienes y servicios del Estado, promoción de radicación
industrial) .
Esta estrategia consolidó, en un extremo de la estructura socio-económica, a un
sector asalariado y pymes nacionales con una reducida y escasa participación en
el ingreso social –que se refleja en una nueva matriz de profunda redistribución
regresiva del ingreso- y con un notable deterioro de sus condiciones de
laborales y, en el otro, a una fracción de los sectores dominantes que, a partir
de una estructura empresarial de tipo conglomeral, incrementó sustancialmente el
control sobre los distintos mercados y, esencialmente, sobre la propia dinámica
económico-político-social. la expansión del capital concentrado; la pérdida de
autonomía del Estado respecto del poder económico y la desarticulación de las
fuerzas sociales que podían oponérsele, crearon las ataduras que pasarían a
disciplinar a los posteriores gobiernos democráticos; entre los cuales
encontraron al gobierno de Menem durante la década del 90 una garantía de
consolidación y perfeccionamiento de la estrategia económica de la dictadura
militar.
En efecto, y ahora bajo la garantía del voto popular, la década del 90 fue el
período en donde se completaron muchas de las asignaturas pendientes de la
última dictadura militar vía ejecución de privatizaciones, apertura y
desregulación asimétrica, precarización del mercado laboral, pulverización de la
seguridad social y perfeccionamiento de la liberación financiera con impacto
permanente y creciente de endeudamiento externo.
Eje de cierre. El colapso de esta política, que atravesó 30 años de nuestra
historia y que nos deja como herencia sustancial a 15 millones de compatriotas
sometidos al flagelo de la pobreza, nos enfrenta a la obligación de aprovechar
esta nueva oportunidad para recomponer y ubicar los valores del trabajo, la
producción, la inversión productiva y la integración social en el sitial que
nunca se debió abandonar.
Algunas dimensiones del genocidio económico del neoliberalismo en Argentina
Entre 1974 y 1994 desaparecieron 20.000 fábricas . Entre las ramas más
perjudicadas se encuentran la metalmecánica, textil-indumentaria, bienes de
capital y línea blanca-electrodomésticos
Entre 1974 y 1994 se destruyeron 400.000 puestos de trabajo directos de la
industria lo que equivale a más de 2.000.000 de empleos destruidos en el mercado
de trabajo
Al 2001 el poder adquisitivo del salario medio es 50% inferior al registrado en
1974
El PIB Industrial pasó de explicar el 30% del PIB en 1974 a pesar sólo el 15,4%
en 2001
En 1983 el PIB industrial era el 85% del registrado una década atrás, en 1974.
Esto implica destrucción física de los medios de producción – similar a lo
ocurrido en sociedades sometidas a procesos bélicos o grandes catástrofes
naturales. En argentina se implementó un plan neoliberal
En 1975 la deuda externa ascendía a los 8.000 millones de dólares; en 1982
alcanza los 44.000 millones de dólares; en 2001 se acercó a los 180.000 millones
de dólares
En 1982 se necesitaban 6.000 unidades monetarias para comprar lo que en 1975
requería una sola unidad monetaria
En 1956 las primeras 100 empresas industriales explicaban el 18% del valor
agregado industrial; en 1998 explicaban el 47% del PIB industrial
En 1975 la facturación de empresas industriales extranjeras explicaba el 18% de
las ventas industriales; en 1998 daban cuenta del 62%
Además de la privatización de servicios públicos, en los 90 se transfirieron al
sector privado las compañías públicas que operaban en el sector manufacturero:
Altos Hornos Zapla, Complejo de Fabricaciones Militares, Polo petroquímico de
Bahía Blanca, SOMISA y las instalaciones industriales de YPF, entre las
principales.
En 1974 los hogares pobres en argentina alcanzaban al 3,4% del total de hogares,
en 2002 superaban el 50%
En 1974 los desocupados eran el 3,4% (también) de la población económicamente
activa; en octubre de 1996 alcanzaron el 17,3%
En el GBA en 1974 la desocupación era menor que la del total del país –
alcanzaba a 2,5% de la PEA- en 1996 se ubicaba cercana al 19% y la subocupación
por encima del 20%
En 1974 el 10% de población con mayores ingresos percibía 9 veces más que el 10%
de población con menores ingresos. En 2001 esa relación ascendió a 38 veces.
POR ESO DESDE CGE DECIMOS A ESTOS PLANES DE DESTRUCCIÓN DEL APARATO
PRODUCTIVO NACIONAL:
NUNCA MÁS
Marcelo Fernández
Jorge Crivisqui
Presidente
Secretario