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Argentina: La lucha contin�a

El papel de la Educaci�n en las generaciones futuras
La tragedia social, una reflexi�n

Gustavo Aramburu

Para las generaciones anteriores, el trabajo y la escuela se asociaban a un imaginario donde los valores ten�an que ver m�s con el sacrificio y un futuro mejor, con el ascenso social, facilitado por el acceso a la educaci�n y el empleo. Que sin no ella era la cultura del guardapolvo blanco.
Al entrar en crisis estos dos sistemas, trabajo y escuela, como canales de inserci�n social, los j�venes parecer�an buscar otros circuitos (marginalidad e ilegalidad) y frente a esto aparecen colocados como el costado apocal�ptico de la sociedad. La escuela a su vez, afectada por esta crisis de sentido, pierde eficacia y aparece desligada de la cultura juvenil.
Hace unas semanas se nos anoticiaba con espanto que en barrios de emergencia de la Ciudad de Buenos Aires se darian clases en cointainers.
Adem�s, entre las causas estructurales y presupuestarios , hay que hablar de los sistemas educativos vigentes, que tambi�n excluyen a muchos ni�os y adolescentes, culpabiliz�ndolos de ser nerviosos, inestables, poco estudiosos y creadores de problemas. Qu� decir del famoso s�ndrome desatencional, a la ritalina, etc., en las clases medias, en las bajas, la repetici�n y la deserci�n. En lugar de afrontar estos problemas, los ni�os acaban en la calle todo el d�a, expulsados del colegio y ausentes de sus hogares sin el control del mismo.
Autodidactas a la fuerza, con horas frente a los videojuegos, deseosos del �xito f�cil y con el indefectible fracaso a la vuelta de la esquina.
Qu� hablar de los chicos lisa y llanamente sin hogar, desperdigados por las calles de la urbe, victimas de los crueles maltratos o distritos y expuestos a los m�ximos peligros.
Madres adolescentes, chicas y chicos que en edad escolar abandonaron las aulas ya se est�n prostituyendo ingresando en ese curso de la marginalidad perenne.
Cada vez que vemos una prostituta o un travesti advertimos mas alla de un perjuicio, porque casi nunca terminaron el secundario o pusieron el pie en una universidad.
La tragedia social pasa por que la crisis del ambito laboral y del educativo quebr� el sue�o de que nuestros hijos vivirian mejor que nosotros, el que traian los gallegos, tanos y judios que bajaban de los barcos.
Repensar esta sociedad, ello consiste en ir trabajando los aspectos sencillos de convivencia, que nosotros hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestra vida en el entorno m�s �ntimo que ellos no han tenido. Esto significa en materia escolar por ejemplo que tenemos que respetar sus ritmos de aprendizaje. Tener muy claro que mi ritmo no es el de los dem�s. Tambi�n tenemos que ser conscientes de que a�os y a�os de vivir en la calle no pueden recuperarse en un mes, ni en dos, ni siquiera en un a�o.
Vale la pena crear espacios de convivencia donde se fomente el respeto y la tolerancia hacia la diferencia. La sociedad no cambia en funci�n de montajes espectaculares, ni en cocteles de beneficiencia. Los grandes cambios sociales han llegado siempre de manera desapercibida a partir de las peque�as cosas que hace cada uno. Si somos capaces de ir creando un entorno que acepte al otro con la �nica pretensi�n de ver una persona, posiblemente con mucho sufrimiento a sus espaldas, contribuiremos a crear espacios de convivencia aptos para todos. 

Fuente: lafogata.org

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