Argentina: La lucha continúa
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Cromagnon: Entre la política la justicia y el dolor
Prof. Juan Carlos Sánchez
Mientras la Avenida Rivadavia se teñía del dolor sostenido por los familiares de
las víctimas y los sobrevivientes de una tragedia previsible, el juicio político
al suspendido Jefe de Gobierno, Dr. Aníbal Ibarra, se aprestaba a dar los
últimos pasos procesales para la delimitación de la responsabilidad política
entre el paso incesante de los testigos de la acusación y de la defensa para
concluír en los alegatos.
Dentro de un proceso en el cual se comenzaron a advertir algunas de las
responsabilidades, junto a las especulaciones políticas, la justicia intentaba
tomar cuerpo para aliviar el sufrimiento de quienes perdieron a sus seres
queridos con la finalidad de permitir su definitivo descanso, luego de una
batalla de 14 meses.
Sin embargo, desde la estrategia del plebiscito, que claramente indicó la
intención de prorrogar la asunción de responsabilidades, más allá de las
asumidas por el ex-Secretario de Justicia y Seguridad, Dr. Juan Carlos López y
la ex- Subsecretaria de Control Comunal, Lic. Fabiana Fiszbin, se advierte su
continuidad durante todo el proceso, el cual fue matizado por las marchas,
visitas y actos organizados por el ibarrismo con la finalidad de deslucir un
mecanismo constitucional que intenta esclarecer el grado de responsabilidad de
un Jefe de Gobierno que sigue insistiendo, en forma grave, con la analogía de un
golpe, cuando apenas faltan 22 días para un nuevo aniversario del golpe de
Estado de 1976.
Si bien los grupos de los familiares de las víctimas y de los sobrevivientes de
Cromagnon están surcadas por un dolor incesante, el que fue intentado de acallar
de mil y una maneras por todos los medios posibles, ellos tienen el legítimo
derecho de expresar su opinión más allá de los cuestionamientos de una clase
política que solamente mira sus intereses en lugar del interés general. Aunque
pudiera parecer excesivo, el dolor provocado por la pérdida supera a la
racionalidad que muchos pretenden y es lo que no se comprende desde vastos
sectores de la sociedad civil y de los políticos que intentan, nuevamente,
deslegitimar un instituto previsto por la Constitución de la Ciudad de Buenos
Aires.
En el medio, tal como hemos expresado desde esta misma columna, las pulseadas
políticas son evidentes y las chicanas están a la orden del día, tanto desde el
ibarrismo, que ha conseguido el aval kirchnerista, como del macrismo. Sin
embargo, muy en el fondo de la cuestión, subyace el temor del castigo y por
ende, se alienta la impunidad para seguir transitando el derrotero al que han
acostumbrado a la ciudadanía, mediante el chicaneo constante durante el proceso
llevado a cabo en la Sala Juzgadora y la virtual campaña electoral iniciada por
el ibarrismo, convocando a representantes de la cultura, a organizaciones no
gubernamentales y, con las palabras mágicas de "amigo Aníbal" pronunciadas por
el Presidente Kirchner, a la militancia ibarrista y kirchnerista.
Entre la política, la justicia y el dolor, un nuevo acto, un nuevo mitin
político sacudirá a la Plaza de Mayo mientras la Sala Juzgadora estudia los
alegatos presentados por los fiscales, Diputados Jorge Enríquez, Jorge San
Martino y Roberto Devoto y por la defensa, con el concurso de los Dres. Julio
Strassera y Fernando Castejón, junto al resto de los testimonios y del informe
de la Comisión Investigadora.
Nuevamente, el colorido de una campaña electoral sin elecciones va de la mano
del apoyo de organizaciones no gubernamentales, tales como Asociación Civil
Igualdad de Derechos, Fundación Mujeres en Igualdad, Asociación Amanecer,
Asociación Mutual Mujeres de Buenos Aires, Asociación Civil Proyecto Asistir
como asimismo las que se dedican a la defensa de los Derechos Humanos o realizan
tareas de asistencia social, tales como la Casita de Sebastián Bordón,
Asociación por la Fuerza de Ezequiel Demonty y la Coordinadora de Villas y
Núcleos Habitacionales, entre otras.
Sin embargo, dicho apoyo no es gratuito pues la gestión ibarrista las ha
incluído en la lista de los generosos subsidios que se otorgan a través de los
diferentes programas que se ejecutan desde el Ejecutivo porteño, pudiendo
destacarse la Resolución Nº 1.899 - SDSOC - 2005 (Secretaría de Desarrollo
Social) del 29 de diciembre pasado en donde, por ejemplo, una de las
organizaciones nombradas percibió $ 18.800. Sin contar ello, con el apoyo
permanente a los Centros de Jubilados mediante los subsidios de Fortalecimiento
Institucional y a las organizaciones que se ocupan de las personas con
discapacidad, como la Fundación Par, que es auspiciada por JPMorgan Chase,
American Express, Banco Galicia, Fundación Telefónica y la Fundación Bunge y
Born, entre otras organizaciones y empresas, la que recibiera un subsidio de $
6.000 de acuerdo a lo establecido en la Resolución Nº 1913 - SDSOC - 2005, en la
misma fecha, junto a otras entidades tales como la Fundación Centro de
Investigación y Asesoramiento en Psicología (CIAP), beneficiaria de la norma
nombrada anteriormente por $ 76.720.
Y más allá del acto de contrición del Dr. Ibarra durante su alegato del
día martes 28, aún teniendo en cuenta los beneficios sociales que pueden
producir estos aportes estatales que hemos mencionado, nos encontramos ante la
existencia de un toma y daca, del condicionamiento hacia las entidades con el
deliberado fin de sustentar sus ambiciones políticas y de sustraerse a sus
responsabilidades políticas, las que se están juzgando en la Legislatura
porteña.
No se trata de hablar de manipulación política unilateral cuando, en realidad,
ha existido tanto desde el ibarrismo como desde el macrismo y una izquierda
vacilante, sin convicciones firmes, ante la finalización de este juicio
político. Se trata de buscar las verdaderas responsabilidades, algo que no
hubiese ocurrido, sin dudas, si el ibarrismo tuviese mayoría en el cuerpo
legislativo y que no ha acontecido en el caso de la Provincia de Buenos Aires
ante la tragedia del Penal de Magdalena, debido a la preeminencia de los dos
bloques justicialistas, el felipista y el duhaldista, que debiese llevar a dar
sólidas explicaciones al Gobernador Solá.
Una vez más, entre la política, la justicia y el dolor se intenta deslegitimar a
un mecanismo constitucional que permite la remoción de sus cargos a quienes
incumplen con sus responsabilidades. Pero no es casual. Cunde el pánico entre
una clase política que no da respuestas, que sigue alejada de las verdaderas
necesidades de las grandes mayorías y de quienes más lo necesitan, como las
personas con discapacidad.
Y se vuelve a cumplir lo que expresa Gaetano Mosca en su obra "La Clase
Política": "Todas las clases políticas tienen la tendencia a volverse
hereditarias, si no de derecho, al menos de hecho". Es lo que viene aconteciendo
desde 1983, de la mano de la impunidad y de una ciudadanía que no participa, ni
la dejan participar, mientras quienes están atrapados por el dolor, la pobreza y
la indigencia siguen buscando ese nuevo camino que los lleve a la Justicia, la
que los constituya en ciudadanos de primera y no, como simples espectadores de
un espectáculo tan bochornoso.