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Argentina: La lucha contin�a

Cuidado

Eduardo Aliverti

Hay algunos aspectos de lo vivo y lo muerto del golpe en que una mayor�a de los recordatorios no repararon o no quisieron reparar. Varios de ellos ya supieron ser se�alados en �sta y otras columnas, en otros aniversarios de la instauraci�n formal del terrorismo de Estado.
 En el registro de que no hay una clase dirigente de edad intermedia con cojones y eficiencia patri�ticos, porque desaparecieron y asesinaron a los mejores cuadros t�cnicos y militantes, el golpe est� vivo. En cada d�lar de la deuda, cuyo crecimiento geom�trico naci� con la dictadura y que sigue condicionando a, por lo menos, la pr�xima generaci�n de argentinos, el golpe est� vivo. En el atraso cient�fico y tecnol�gico de la Argentina, porque una enorme porci�n de sus hombres m�s brillantes no tuvo otra ruta que un exilio del que la mayor�a no volvi�, el golpe est� vivo. En esos amplios sectores de la clase media, que despu�s de fantasear con las divisas baratas y los viajes al exterior del cuarto de hora milico volvieron a hacerlo con el amanuense milico Domingo Cavallo, y que ahora insisten con querer salvarse solos sin desarrapados que les corten el tr�nsito, el golpe est� vivo. En los periodistas y en los grandes medios de comunicaci�n apologistas del golpe, intelectuales del golpe, escribas del golpe, y capaces de no ensayar ni tan s�lo un atisbo de arrepentimiento, jam�s, el golpe est� vivo. En las c�pulas eclesi�sticas que bendijeron las armas y las torturas y las descargas de 220 voltios en las vaginas de las embarazadas, tan preocupados los monse�ores y su s�quito de miserables por el derecho a la vida, el golpe est� vivo. En los votos a Rico y a Patti; en los votos a los candidatos empresarios que vieron crecer sus empresas en la dictadura, gracias al exterminio de las luchas sindicales y a los negocios con los asesinos, el golpe est� vivo. En la explotaci�n agropecuaria concentrada en unas pocas y monumentales manos, el golpe est� vivo. En la desprotecci�n gremial, en el trabajo precario, en la desarticulaci�n del tejido social, obras todas paridas por los monstruos de 1976, el golpe est� vivo. En las leyes que persisten desde aquel entonces, el golpe est� vivo. En un sistema tributario tan regresivo como pocos en el mundo, intocado y sin visos de modificaci�n, el golpe est� vivo. En cada oprimido que reproduce el discurso del opresor, el golpe est� vivo.
 Como tampoco se trata de tener una visi�n tragicista de la historia, porque eso implica abonarse a las profec�as autocumplidas de la derrota y la �nica derrota asegurada es la de los pueblos que se resignan y no toman nota de sus conquistas, a 30 a�os corresponde, tambi�n, decir que en muchos aspectos estamos mejor. Ya no se violan los cuerpos as� como as�. Ya los argentinos demostraron que tienen reflejos de resistencia activos y eficaces, contra el andar impert�rrito de la clase dominante, muy por encima de cualquier sociedad latinoamericana. Ya siguen sin articularse los espacios populares, pero la derecha tampoco tiene partido y, menos que menos, partido militar.
Ya hay la anulaci�n del Punto Final y la Obediencia Debida, y quiz� de los indultos.
 Seg�n quiera verse, a 30 a�os todas esas conquistas pueden parecer caca de paloma si se las coteja con aquello que sobrevive. O bien una epopeya de los imprescindibles, vista la correlaci�n de fuerzas. �Cerramos en que las dos cosas son ciertas? A uno le parece que s�. Pero, a estar por ciertos acontecimientos y declaraciones de estas �ltimas horas, da la sensaci�n de que mucha gente piensa que el debate debe ser postergado y hasta archivado, en funci�n de los irrebatibles avances que este gobierno produjo y produce en el campo de los derechos humanos. Como si esos avances no fueran el producto de todos los que lucharon para que por fin, alguien comience a ejecutarlos, y como si la parte debiera quedar por encima del todo.
 Como le parece un dato menor en su comparaci�n con esos otros, este periodista no ingresa a la pol�mica sobre los episodios del viernes �ltimo, en la Plaza, acerca de errores organizativos e informados o desinformados sobre el documento que se leer�a. Documento que, por cierto, no dice, en esencia y proyecci�n, nada que no se haya repetido hasta el cansancio en cada 24 de marzo de cada a�o, sin que a nadie se le ocurriera que no era el d�a ni el momento para plantearlo. Pero inclusive al margen de eso (�o no?), si desde las m�s altas esferas oficiales se vuelve a hablar de �izquierda siniestra� (�La Asociaci�n de Ex detenidos-desaparecidos? �La Correpi? �El Movimiento Ecum�nico por los Derechos Humanos? �Adriana Calvo?) quiere decir que, en efecto, no hay que dejar de permanecer alerta ni un solo segundo ni en un solo lugar.
 Est� claro que Kirchner no es Menem. E igual de claro que no hay que regalarle, ni a �l ni a nadie, la clausura del pensamiento cr�tico.      

Fuente: lafogata.org

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