Argentina: La lucha continúa
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Guerra de clases
Daniel De Santis
"En la noche del 23 al 24 de marzo las Fuerzas Armadas contrarrevolucionarias
derribaron al gobierno peronista para instaurar otra dictadura militar. El
programa levantado por la Junta Militar poco después de asumir y las primeras
medidas de gobierno no dejan ninguna duda respecto al carácter profundamente
antiobrero, antipopular y antinacional de la Dictadura. Intervención a la CGT y
a todos los gremios, despido de miles de obreros, centenares de dirigentes,
activistas y obreros de fábricas detenidos, decenas de nuevos trabajadores
desaparecidos, clausura del parlamento, ilegalización o prohibición de los
partidos políticos, implantación de la pena de muerte discrecional y ejercicio
de la justicia por Tribunales militares, otorgamiento de condiciones favorables
para la actividad explotadora del gran capital nacional y extranjero, alineación
internacional junto al imperialismo yanqui"
Mario Roberto Santucho, 31 de marzo de 1976
Guerra de clases
¡Locura asesina! ¡Dictadura irracional! ¡Comportamiento demencial! y otros
calificativos que hacen referencia al comportamiento de los militares de la
dictadura terrorista y genocida son correctos para describir el aspecto
superficial de un comportamiento que tiene raíces mucho más profundas que una
alteración de las facultades mentales de sus integrantes. Como bien clarificó
Santucho a una semana del golpe: "Es el tipo de gobierno definitivo que se dan
las fuerzas burguesas-imperialistas para luchar contra las fuerzas
revolucionarias argentinas. Llenos de pánico por el poderoso desarrollo
revolucionario de la clase obrera y del pueblo argentino, por el crecimiento
constante y acelerado de las organizaciones de vanguardia, por la amenaza real
que ello representa para el régimen capitalista, el Partido Militar, como
representante principal de los más grandes capitales extranjeros y nacionales,
se ha decidido por la guerra total, por una prueba de fuerza definitiva".
El carácter de clase de la dictadura queda claro considerando su programa,
quiénes se beneficiaron y quiénes fueron perjudicados y perseguidos, así no
hubiese un sólo hecho que vinculara orgánicamente a las grandes empresas
capitalistas con los militares. De todas maneras existen infinidad de hechos en
que ese vínculo aparece como una colaboración activa entre empresas y dictadura.
Fue la dictadura de la gran burguesía monopolista, aliada y socia menor del
imperialismo: José Alfredo Martínez de Hoz fue un símbolo y un dirigente de esa
clase. Pero como una clase necesita un partido que la represente recurrieron,
una vez más, al único con el cual podían llegar al gobierno: el Partido Militar.
Ahora en una situación de guerra de clases. Fue el primer golpe de la historia
que no se realizó invocando la Constitución. Las garantías constituciones
resultaban un obstáculo para aplicar su plan de guerra "sucia". No iban a
respetar ningún convenio internacional ni principio ético, aplicaron torturas
interminables, secuestros, desaparición de jóvenes y ancianos, de mujeres
embarazadas, de bebés y de niños, asesinatos a presos políticos, ataques a la
población civil, terror, etc., no debía haber límites para salvar el capitalismo
y no los hubo. No fue complicidad de las empresas capitalistas: fue su plan y su
gobierno.
En 1955 por medio de un sangriento golpe militar fue derrocado el Presidente
elegido por el pueblo: Juan Perón. Poco después comenzó la resistencia armada de
los trabajadores contra la Dictadura. En 1966, con los militares nuevamente en
el poder, esa lucha comenzó a tornarse lucha de clases, en el sentido que le
daban Marx y Lenin a ese concepto: era la lucha de una clase consciente, la
burguesía, contra otra clase que comenzaba a tomar conciencia para sí, el
proletariado constituido en partido político. Es muy importante estudiar esta
idea de Marx, retomada por Lenin, ya que el reformismo, y como parte de él el
economismo, llaman lucha de clases a una simple huelga aislada. Al asentar sus
ideas y su práctica en esta concepción identifican con foquismo cualquier acción
política revolucionaria que realiza el proletariado.
En los meses de mayo y septiembre de 1969 el pueblo realizó dos movimientos con
características insurreccionales: el Cordobazo y el Rosariazo. Movimientos en
los que, por primera vez en 33 años, la clase obrera actuó con independencia de
la burguesía y por sus propios intereses y, además, por primera vez en la
historia argentina las dos clases fundamentales que componen nuestro pueblo, la
obrera y la pequeña burguesía, actuaron aliadas bajo el liderazgo del
proletariado. En este contexto nacional y teniendo como referencia internacional
a la Revolución Cubana la vanguardia obrera y popular comenzó a orientarse hacia
el socialismo. El combate armado y no-armado de las masas logró derribar a la
dictadura. Como expresión organizada de éstas luchas se desarrollaron varias
fuerzas revolucionarias: unas tenían una ideología definidamente socialista,
como el PRT, las FAL y la OCPO y otras políticamente peronistas pero con una
creciente adhesión por el socialismo como las FAP, FAR y Montoneros. En los años
anteriores, entre la militancia, se entabló una intensa lucha teórica, casi de
una decena de "fórmulas y vías de poder" eran propagandizadas por varias
agrupaciones políticas. De todas ellas, a partir de Cordobazo, lograron
fusionarse con el pueblo las que sostenía una "Estrategia de Guerra
Revolucionaria". Dos alcanzaron un importante desarrollo: el PRT y los
Montoneros. Ésta última se definía políticamente peronista pero con una
creciente adhesión por el socialismo. Para caracterizarla brevemente (la
realidad fue mucho más rica y compleja que esta apretada síntesis) podemos decir
que expresaban la radicalización de amplios sectores populares con dos
componentes que confluyeron. Una gran masa de obreros peronistas que del
antiimperialismo militante incorporaban las ideas del socialismo y, la pequeña
burguesía que se radicalizaba y se fusionaba con la clase obrera. Basamos esta
caracterización en nuestra experiencia junto a ellos, lo que nos permitió
comprender el dinamismo de los fenómenos de masas que muchas veces escapan a
esquemas preconcebidos. Por ejemplo: las Coordinadoras de Gremios en Lucha le
deben gran parte de su existencia a la JTP y Montoneros. Por su parte el PRT
(quien en 1970 fundó el ERP) había surgido de las potentes luchas de los obreros
azucareros tucumanos al promediar la década de 1960 y adhería abiertamente a las
ideas del marxismo revolucionario. Consolidó su identidad e ideología en las
luchas de la clase obrera y el estudiantado contra la Dictadura de Onganía-Lanusse
y jugó un gran papel en la derrota de ésta. Los militares antes de retirarse del
gobierno, con los fusilamientos de 19 revolucionarios en Trelew, dejaron en
claro cual sería la futura metodología; volvieron a los cuarteles vigilantes y
para preparar un nuevo golpe militar.
El intento progresista de un sector del peronismo duró sólo 25 días. A partir de
la Masacre de Ezeiza, el 20 de junio de 1973, las fuerzas contrarrevolucionarias
intentaron retomar la ofensiva que le había arrebatado la lucha popular hacía
casi cuatro años. El Gobierno peronista, encabezado ahora por Perón y luego por
su esposa Isabel, combinó el engaño con métodos de guerra civil para intentar
derrotar a la revolución. Comenzaron actuar dos organizaciones terroristas: la
Triple A dirigida por el hombre fuerte del Gobierno, López Rega, y el Comando
Libertadores de América avanzada clandestina del Ejército y la Marina. En dos
años cometieron más de 1.500 bárbaros asesinatos, primero contra la
intelectualidad revolucionaria y luego contra el activismo fabril. Las cárceles
se llenaron con miles de presos políticos. No se cumplió con el programa de
independencia económica, soberanía política y justicia social, menos con el
socialismo nacional que habían sido las consignas de la campaña electoral. El
gobierno se fue debilitando por no poder contener los reclamos populares y por
la creciente toma de conciencia socialista de la clase obrera y el pueblo. Las
fuerzas revolucionarias cada vez más se convertían en representantes genuinos de
ese estado de conciencia y movilización política revolucionaria de las masas.
Un Partido de la clase obrera
Como parte del desarrollo de las fuerzas revolucionarias fuimos organizando la
Coordinadoras de Gremios en Lucha en los principales centros industriales y al
frente de ellas logramos dirigir las jornadas de junio y julio de 1975
que culminaron en las grandes movilizaciones conocidas como el Rodrigazo. En las
Coordinadoras confluían militantes de los más diversos orígenes pero fueron los
miembros de las organizaciones revolucionarias los que le dieron nacimiento y
las integraron mayoritariamente. Es necesario puntualizarlo ya que en la
actualidad se intenta escindir a los revolucionarios del clasismo. Éstos lo
construyeron y lo contenían, pero no se limitaban al clasismo (concepto que
compartimos para designar una corriente sindical) sino que tenían un pensamiento
y una práctica revolucionaria y socialista.
Durante el gobierno peronista, el PRT, debido a su consecuencia ideológica y
madurez política se consolidó, ante los ojos de la clase obrera, como su
partido. Hacia 1975 había cumplido cabalmente el segundo paso en la constitución
de un partido obrero. Era ya un destacamento de la vanguardia obrera y no podría
ser derrotado por otros medios que no fuera la guerra (ver Antonio Gramsci,
El partido político). Vamos a nombrar a algunos de sus cuadros obreros que a
su vez fueron dirigentes de masas (lo hacemos a vuelo de pluma con el riesgo de
dejar afuera a muchos compañeros de similar valía) no para hacer obrerismo, ya
que el PRT estuvo muy lejos de eso, sino para mostrar que no son sólo palabras
cuando afirmamos que el PRT se constituyó en destacamento de la vanguardia
obrera: Castro o Castrito dirigente ferroviario en Clodomira Santiago del
Estero. Los azucareros tucumanos: Zenón Baldizón, el Chinqui Leandro Fote
y el Negrito Antonio Fernández, en ese orden fueron sucesivamente
secretarios generales del Sindicato del Ingenio San José, el Pelado
Marcelo Lezcano también dirigente de ese Sindicato uno de los tres primeros
muertos del ERP, el Zurdo Ramón Rosa Jiménez cuyo nombre llevó la
Compañía de Monte, el Caballo Miguel Soria Sec. Gral. del Sindicato del
Ingenio Concepción (el más grande del país en ese momento) y el Flaco
Montenegro directivo de la CGT tucumana y Sec. Gral. de gremio de los
vitivinícolas. Los cordobeses: el Comandante del ERP y obrero de Fiat Juan
Eliseo Ledesma, el Negro Mauro Carlos Germán dirigente de los
obreros de Fiat y después Sec. Adjunto nacional de los tele postales, el
Negrito Eduardo Castello también de Fiat líder del Movimiento Sindical de
Base, el León Manso Víctor Hugo González y el Gallego Apontes
dirigentes de Perkins, Sánchez y el Flaco Caña Juan Manuel Murúa de Luz y
Fuerza, Hugo González y el Petiso Sánchez de IKA-Renault, el Gordo
Vera de Obras Sanitarias, el Perro Correa de FOECyT y las compañeras del
calzado. En Buenos Aires: el Pampa Salvador Delaturi y el
Inglés Rubén Southewll de la C.I. de Propulsora Siderúrgica-Ensenada, el
Gordo Luis Angelini cuadro organizador y miembro de la C.I. de Rigolleau-Berazategui;
el Negro Carlos Ferreira de Del Carlo, el Flaco Paniza C.I.
y líder de los obreros de Eaton, el Flaco Osvaldo de Tamet, el Tano
de Ferrodúctil, no recordamos o no conocemos los nombres de los compañeros
dirigentes de la Ford, ni los del gremio del pescado en Mar del Plata. Tampoco
recordamos a los dirigentes ferroviarios de Laguna Paiva, de los obreros de la
carne y de las fábricas de tractores de Rosario, en Santa Fe, ni de los
petroleros de Cutral-Co. Sólo hemos mencionado compañeros muy destacados que
están muertos o desaparecido, algunos de ellos verdaderos jefes del
proletariado: Leandro Fote fue uno de los mayores dirigentes obreros de la
Argentina: dirigente azucarero, diputado obrero, fundador del sindicato de los
obreros citrícolas, guerrillero urbano y, luego, guerrillero rural, si no tiene
aquel reconocimiento es por el sectarismo de la izquierda que no quiere
reconocer semejantes méritos en un militante orgánico del PRT. Antonio Fernández
fue dirigente azucarero y miembro del Buró Político del Partido. Juan Eliseo
Ledesma fue Comandante, Jefe del Estado Mayor del ERP y miembro del Buró
Político. Carlos Germán legendario dirigente obrero en Córdoba y miembro del BP
del PRT. El horizonte de los cuadros obreros del PRT iba mucho más allá que el
de ser secretarios de algún sindicato.
Algunos observadores sostienen, para demostrar la superficialidad del movimiento
revolucionario, su alejamiento de las masas y que por lo tanto no existía una
perspectiva de revolución socialista, que las fuerzas revolucionarias fueron
derrotadas en muy breve tiempo. Nosotros no somos historiadores sino militantes
lo cual brinda, también, una fuente de conocimiento. Pancho Villa, jefe de la
legendaria División del Norte principal fuerza militar de la Revolución, el más
poderoso líder de la Revolución Mexicana fue derrotado en cuatro batallas
sucesivas en poco más de un mes. Entre la cúspide del poder de Napoleón (octubre
de 1812) y su derrota (31 de marzo de 1814) transcurrió un año y 5 meses, el
mismo tiempo que media entre la Batalla de Monte Chingolo (23 de diciembre de
1975) y fines de mayo de 1977 cuando fue destruida la estructura nacional del
PRT. Con respecto a otras organizaciones revolucionarias es más difícil
delimitar un período en el que fueron derrotadas pero en todos los casos
estimamos que transcurrieron dos años o más.
El Golpe y la Dictadura
Esta situación fue provocando terror y pánico en la clase dominante, sus
integrantes sentían terror de perder sus privilegios, les provocaba pánico la
perspectiva de tener que trabajar para vivir. Era injusto cuando los burgueses
calificaban de terroristas a los revolucionarios ya que éstos no utilizaron el
terror como metodología política, pero era verdad que les infundía terror la
perspectiva de una revolución socialista que les hiciera perder su dominación.
Ésta y no otra fue la verdadera causa de la dictadura contrarrevolucionaria
del 24 de marzo. La historia ya había registrado comportamientos similares:
el surgimiento y desarrollo del nazismo en Alemania, el fascismo
en Italia, el franquismo en España y regímenes similares en gran parte de
Europa fueron las respuestas de las burguesías nacionales, de aquellos países,
ante el peligro de la Revolución Social. De la misma forma en la
Argentina y en América Latina se instauraron dictaduras terroristas ante el
peligro, para las burguesías y el imperialismo, de la revolución socialista en
nuestro continente. La misma historia se encargó de demostrar esta afirmación ya
que cuando desapareció el peligro de la Revolución, también desaparecieron las
dictaduras terroristas y las burguesías nacionales aplicaron los más bárbaros
"ajustes" económicos por medio de la democracia burguesa.
La moral de los militantes
La moral de los militantes revolucionarios está bien apreciado por Santucho
cuando, en su último escrito, afirmaba: "La locura asesina del enemigo causa
profundas heridas en nuestras filas. Caen compañeros muy valiosos, caen
familiares que nada tiene que ver, caen activistas o simples sospechosos. Ante
ello alguno que otro compañero vacila y teme. Pero la absoluta mayoría se yergue
decidida a persistir y vencer cualquiera sean los obstáculos y sufrimientos. Esa
elevada moral es nuestra principal arma, ella conmueve y moverá a millones de
argentinos". De la misma forma se comportaron los compañeros cuando debieron
enfrentar completamente indefensos las más bárbaras torturas y vejámenes de los
militares contrarrevolucionarios. "Alguno que otro vacila y teme", pero la
absoluta mayoría estuvo a la altura de los compromisos asumidos. Muestra de ello
fue el comportamiento en El Campito de Campo de Mayo de los dirigentes
del PRT Domingo Menna y Eduardo Merbilháa. Menna que había sido detenido el 19
de julio de 1976 fue "trasladado" el 11 de noviembre. Casi cuatro meses de
interminables sufrimientos en los que el Gringo no les dijo nada, al
contrario pensaba en un plan de fuga, tenía algunos chequeos hechos. Al menos
tres testimonios concuerdan que destruido físicamente pero entero anímicamente
alentaba a los demás secuestrados y que se había ganado el respeto de sus
verdugos. No lo torturaban más. Dos días antes de su traslado y luego de haber
sido interrogado una vez más, al regresar al galpón donde estaba encadenado con
los demás secuestrados, se produjo el siguiente diálogo del jefe de guardia con
Menna:
¿Qué le dijo el General?
Que si colaboraba se terminaba el ERP.
Y, ¿es cierto eso?
¡La verdad que sí!
Y, ¿va a colaborar?
Me dieron dos días para pensarlo, pero no, les dije que no hacía falta pensarlo.
Merbilháa se asumía miembro del CE del PRT y orientaba a otros detenidos en cómo
comportarse ante los interrogatorios. Habían pasado más de tres meses de su
secuestro sin sacarle nada, tampoco lo torturaban más salvo un día en el que le
preguntaron por Stamponi, legendario militante revolucionario del PRT y del ELN
boliviano. Otro secuestrado que iba a ser trasladado con perspectiva de salida
le preguntó si tenía algún mensaje; Eduardo pensó unos instantes y le dijo: "Avisá
a los compañeros del Partido que los dos cubanos de la Embajada estaban
secuestrados por el Ejército a dónde te conté". Y lo despidió con un: "¡Hasta la
victoria!".
La valentía es parte de la ideología de los revolucionarios. Ella fue una
construcción fortalecida, a diario, en el combate de clases. Los compañeros que
se pusieron al frente de la lucha fueron conscientes, desde el inicio, de los
enormes sacrificios que demandaría una revolución verdadera por lo que muy
tempranamente comenzaron esa construcción. Sin ella hasta el más guapo se
desmorona ante la décima parte de los sufrimientos que soportaron nuestros
compañeros. Así lo expresó el líder revolucionario chileno Miguel Enríquez en el
inicio de su militancia: "Juro que si he de escribir o hacer algo en la vida
será sin temor ni pusilanimidad; sin horror al qué dirán; con la franqueza que
salga de mi cerebro; que ha de ser libre de prejuicio y dogmas. Si no soy de
constitución valiente, me haré valiente por la vía racional". Por el contrario
cuando los oficiales del "Ejército Argentino", que habían forjado su moral de
combate en las cámaras de torturas contra militantes desarmados y engrillados,
debieron enfrentar en el campo de batalla a los ingleses dieron muestras de los
mayores actos de cobardía que registra nuestra historia.
La burguesía y sus ideólogos no han podido ni podrán borrar de la memoria de la
clase obrera y el pueblo la lucha revolucionaria de los años 60 y 70 ni la
dictadura terrorista. No lo han podido hacer por que fue una verdadera lucha de
masas que cuestionó como nunca antes el poder de la clase dominante. Y no lo
podrán ocultar porque todas las contradicciones del capitalismo argentino que
llevaron a la lucha revolucionaria no han sido superadas. Por el contrario están
todas presentes y agravadas: Estancamiento de la economía (más allá de la gran
reactivación coyuntural) sólo superable con medidas de fondo que expropie los
capitales destinados a la especulación y los destine a la producción. Altos
niveles de desocupación. Bajos salarios. Población con hambre. Altas tasas de
mortalidad infantil. Destrucción de la escuela y la salud pública. Endeudamiento
externo. Son sólo algunos de los graves problemas que esperan la recuperación
del movimiento de masas, obrero y popular, para su resolución.