Argentina: La lucha continúa
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Sangre y dinero
Carlos del Frade
Tres décadas después, las investigaciones judiciales, periodísticas y las
realizadas por sobrevivientes de los años setenta, coinciden en que el objetivo
del golpe no fue militar, sino económico y cultural.
Debía extirparse el pensamiento colectivo, aquel que hacía indignante la
naturalización de la pobreza y la injusticia como formas existenciales para las
mayorías argentinas. De allí el genocidio de jóvenes trabajadores.
Aquella matanza sirvió para concentrar la riqueza en pocas manos y domesticar a
las nuevas generaciones. Un mandato de obediencia debida que partió desde el
corazón de las grandes empresas.
Estas son algunas de las postales que forman parte de semejante crónica y que
están incluidas en el nuevo libro del autor de la presente nota "El litoral, 30
años después. Sangre, dinero y dignidad".
Empresarios
""Hombres de a caballo" era una especialización en el tema del Ejército; conste
que estuve cinco años en el Liceo Militar. Como autocrítica puedo decir que es
una lectura liberal. Le otorgaba un lugar prioritario al Ejército en lo que
podría ser represión y proyecto de golpe de Estado. La novela es del 67: tiene
como cosa ineludible a la dictadura de Onganía y las anteriores. Pero desde una
perspectiva liberal, reitero, porque no está suficientemente trabajada la red de
intereses entre el Ejército y el núcleo real de poder, el económico. No puede
pensarse a Videla separado de Martínez de Hoz. Son importantes los hombres de a
caballo, sí, pero junto a los hombres de la Bolsa", dijo el escritor David
Viñas, en una entrevista publicada en "Clarín", el 20 de enero de 2006.
Los primeros tiempos
Galtieri asumió como comandante del Segundo Cuerpo de Ejército en Rosario, el 12
de octubre de 1976. En esa misma jornada, José Alfredo Martínez de Hoz, ex
presidente de Acindar y ahora devenido en ministro de Economía, hablaba
maravillas del "proceso de reorganización nacional" en Japón. Mientras tanto, la
Sociedad Interamericana de Prensa señalaba amenazas al ejercicio de la libertad
de prensa en la Argentina.
"Empieza la búsqueda de cien años nuevos de paz y fecundidad para el pueblo",
dijo Galtieri, secundado por el entonces presidente, Jorge Videla, y Jorge
Desimoni, gobernador de Santa Fe, Alfredo Cristiani, intendente rosarino, el
arzobispo Guillermo Bolatti, el ministro Jorger Berardi y los integrantes de la
Corte Suprema de Justicia.
"Conozco la jurisdicción palmo a palmo, conozco a los habitantes de cada una de
las provincias: Rosario, Santa Fe, Chaco, Formosa, Misiones, Corrientes...
Repechar la cuesta no es fácil. Llegaremos a la cresta, visualizaremos el
horizonte, el sol radiante, la luz divina", profetizó Galtieri.
Momentos después, en el casino de oficiales se sirvió un vino de honor. El
general Díaz Bessone, hasta ese día titular del Segundo Cuerpo, dijo que "el
balance de la lucha antisubversiva es altamente positivo. Creo que más que mis
palabras lo dicen los hechos. Se respira un clima de paz cada vez más evidente".
Galtieri no desaprovechó la oportunidad de hablar con el enviado de "La
Capital". Sostuvo: "En Rosario me siento como en casa. Estamos en presencia de
un ejército casi victorioso, no empleará más violencia que la que sea
necesaria".
Al otro día, el Decano de la Prensa Argentina exhibía la despedida que le
tributaba Ovidio Lagos, uno de sus directores, al general Díaz Bessone, quien
dos días después era "homenajeado" por el rector de la Universidad, Humberto
Riccomi.
Cuatro días después de la asunción Galtieri visitó al intendente Cristiani,
quien lo recibió acompañado de su director de relaciones públicas, Antonio Merli,
el secretario de hacienda, Ronald Esmendi, de Salud Pública, Sánchez Ordóñez, y
de Servicios Públicos, Carlos Longhlin. Díaz Bessone, mientras tanto, era
nombrado, el 23 de octubre, ministro de Planeamiento de la Nación.
A fines de octubre Videla se iba a Bolivia para encontrarse con Hugo Banzer, al
tiempo que se destacaba el "gran momento de las relaciones entre los dos
países".
Un mes después, el 26 de noviembre, Banzer devolvería la cortesía.
Albano Harguindeguy visitaba Rosario, el 12 de noviembre, para entrevistarse con
Galtieri. El general ya había sido recibido con todos los honores por el
entonces titular de la Universidad Nacional del Litoral con asiento en Santa Fe,
Jorge Douglas Maldonado.
El 15 de diciembre de 1976 asumió como titular de la Guarnición Santa Fe del
Segundo Cuerpo Juan Orlando Rolón, y tres días después Carlos Landoni se hacía
cargo de la jefatura del Batallón de Comunicaciones 121 con asiento en Rosario.
En el Día de los Santos Inocentes Galtieri recibió a los periodistas en el
casino de oficiales del Comando, por entonces ubicado en Córdoba y Moreno.
Felicitaba a los cronistas porque su labor "ha marcado rumbos en la historia. A
través de la prensa, en un cauce ordenado, llegando a los espíritus y a las
mentes de los ciudadanos y a la formación cristiana, occidental, de nuestra
tierra", dijo.
"Vamos a convencer al pueblo rosarino, en este caso, que llegaremos más fácil a
los objetivos del gobierno militar. Estamos convencidos de que cometemos errores
pero también sabemos que hay aciertos. Brindo por el país, por nuestra gran
comunidad rosarina y por nuestra patria por un venturoso porvenir", sostuvo
Galtieri.
En nombre de los trabajadores de prensa hablaron Alberto Gollán y Carlos Ovidio
Lagos. "Estamos orgullosos de poder acompañar a usted y a la fuerza que
representa en esta tarea en que están empeñados. Nosotros los periodistas
apoyaremos siempre esta labor", dijo el ex intendente de la dictadura del 71,
Alberto Gollán.
"Nos sentimos honrados de esta prueba de afecto y solidaridad", dijo a su turno
el representante del diario "La Capital". Es oportuno recordar que "uno de los
ingredientes fundamentales del periodismo es su derecho a discrepar, pero creo
que las palabras del comandante no merecen ninguna oposición. Nunca el hombre se
siente más satisfecho como cuando ha recobrado su libertad, y la Argentina la ha
recobrado para dignidad del pueblo y de la nación. El comandante ha señalado que
los diarios rosarinos han jugado un papel protagónico en estos instantes en que
se están debatiendo fundamentales principios de perdurabilidad de la nación. Yo
agregaría que el ejemplo rosarino es imitado por todos los diarios del país",
dijo el descendiente del fundador del primer diario argentino.
Galtieri calificó de "positivo" el balance de 1976. "En el orden militar los
resultados de la lucha antisubversiva están a la vista. Se normalizó la
educación, hay recuperación económica y se ha logrado el reencauzamiento en el
nivel social. Lo más positivo fue la reacción del pueblo argentino ante un hecho
histórico. Este pueblo, llamado por su conciencia y liderado por las Fuerzas
Armadas, tomó el comando de nuestra patria que caía en una vertiginosa picada",
se entusiasmó el general.
El 29 de diciembre Galtieri fue ascendido a general de división y recibió una
copia del sable corvo de San Martín.
Hacia fines de año, la Unión Obrera Metalúrgica de Rosario publicaba una
solicitada en la que defendía la lucha "día a día en el hogar, en la escuela, en
la fábrica, en el campo, en el cuartel...".
Para los editorialistas de "La Capital", el resumen del primer año de la
dictadura era que "la ciudad, cuyas paredes ostentaban leyendas variadas,
amaneció un día con la cara lavada. En realidad se la lavó en varios días, pero
se la lavó. Luego, la poda, controvertida, discutida, pero apoyada masivamente
por los vecinos, que aportaron su esfuerzo, fue otro signo más que en 1976 se
estaba produciendo un cambio, a primera vista aparente, pero llegando a
profundizar, algo más serio. La vida estudiantil se fue ordenando, la
universidad fue reestructurándose y algo cambió. Claro que en la poda a alguno
se le fue la mano y mutiló algún ejemplar".
Fue el año, el primero de Galtieri como comandante, de la apertura de la zona
franca boliviana en el puerto rosarino. Un hecho político económico que luego
determinaría gran parte de la historia futura.
El 18 de enero, el ministro de Educación, Orlando Pérez Cobo, visitó la Bolsa de
Comercio de Santa Fe, cuando su titular era José Pisatnik. Entre otros
empresarios que manifestaron su apoyo a la gestión estaba Angel Malvicino, del
Centro Comercial de la ciudad capital. Diez días después, Pérez Cobo, Adela
Acevedo y Jorge Rivarola, presidenta y consejero de Acindar, firmaron un acuerdo
para concretar un complejo educativo.
Una editorial de "La Capital" sumaba su grano de arena para incentivar la
delación: "Poco a poco va cerrándose el cerco sobre quienes pretendieron
conducir al país al caos precursor de la toma del poder marxista y va lográndose
un clima de mayor seguridad pública. Para alcanzar la victoria que
indudablemente obtendrá la república es necesario operar en todos los campos. Es
necesario no caer en confusión y mantener una vigilia que no es obligación
exclusiva de las fuerzas del orden, sino de la ciudadanía toda".
A principios de febrero de 1977 se anunciaba la privatización de empresas del
estado provincial como la cristalería rosarina San Vicente, y se llamaba a
licitación pública internacional por el frigorífico Swift.
El 26 de febrero se intervino la Biblioteca Vigil en el corazón del barrio La
Tablada, en Rosario, obra comunitaria de varios años.
A un año del golpe, la Confederación de Asociaciones Rurales de la Zona Rosafé (CARZOR)
sostuvo que "cuando el 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas se hicieron cargo
del gobierno de la república, por imperio de los principios de orden y moral,
una sensación de esperanzada fe se manifestó en la ciudadanía argentina. A un
año de aquella fecha es evidente lo mucho logrado en bien del país. Se ha
erradicado la demagogia... el sindicalismo cegetista con vocación de poder
totalitario... Nos hemos apartado del tercer mundo... se ha implantado el orden
en la universidad... la nación Argentina continúa siendo atacada desde el
exterior, voceros que se han infiltrado en la nación líder de Occidente", decía
la nota firmada por su presidente, José Marull.
La Sociedad Rural, por su parte, "adhiere a tan fausto acontecimiento. Las
Fuerzas Armadas debieron por fuerza y en contra de sus propios deseos llenar un
vacío de poder. La lucha contra la subversión ha sido llenada con alto valor y
éxito creciente... Se han puesto en marcha las acciones que conducen a la
Argentina a un destino de orden, progreso y felicidad". Cuatro días después del
primer aniversario de la Junta Militar, Videla estuvo en Santa Fe conversando
con los representantes de las bolsas de comercio de Rosario y de la capital
provincial, CARCLO, CARZOR, industriales de la región, y luego visitó la planta
de Sancor, en Sunchales.
"Padres argentinos: ¿conocen las actividades y a los amigos de sus hijos?
¿Conocen los lugares donde se reúnen y los temas que tratan? ¿Salen a menudo con
ellos? ¿Participan de sus inquietudes? ¿Mantienen la necesaria comunicación con
ellos? ¿Se sienten verdaderamente padres?", decía un aviso en abril de aquel año
1977.
El arzobispo rosarino se sintió emocionado en la celebración del día del
ejército: "Hoy con su plegaria, sus soldados, que son también tus soldados,
vienen a pedirte señor fuerzas... para afrontar la dura lucha que han provocado
los enemigos internos y externos de la patria... han asumido la conducción del
país, en salvaguarda de los valores morales y espirituales que hacen al ser
nacional".
Le tocó, entonces, a Galtieri el turno de agradecer al pueblo rosarino. "Con su
nutrida concurrencia dio el marco de brillo necesario en los festejos del día
del ejército. También agradezco a los señores propietarios, directores,
periodistas, técnicos y obreros del periodismo escrito, oral y televisivo por la
desinteresada y sobresaliente colaboración prestada".
Cuando llegó el día del periodista, el general insistió en que "el periodismo
está en una tarea valiente y positiva. He viajado por todo el país... y leo
mucho. Puedo asegurarles, con la sinceridad que me caracteriza, que el nivel de
nuestro periodismo es óptimo. El periodismo argentino ha alcanzado los
pantalones largos. La labor desarrollada por los medios en el Día del Ejército
fue una verdadera inyección de patria".
A fines de junio se adjudicó la obra para la construcción del Centro de Prensa
para el Mundial de 1978. Las empresas elegidas fueron Ambrós Palmegiani SA y
Genaro y Fernández SA.
En una de sus habituales recorridas por Corrientes y Chaco, Galtieri, una vez
más, habló de la confluencia entre medios de comunicación y la dictadura.
"Destaco la identificación de las fuerzas armadas con el periodismo en la tarea
de llevar adelante el Proceso de Reorganización Nacional, que tiene objetivos y
no plazos". La presencia del general en la capital chaqueña también tenía otro
interés, ver la evolución de un negocio de tierras provinciales que pasarían a
manos particulares. Se trataba de cuatro millones de hectáreas de tierras
fiscales "con el 90 por ciento de cobertura boscosa" que serían privatizadas
porque, según una solicitada de la intervención militar a cargo del gobierno del
Chaco, "esperan ser conquistadas para convertirse en tierra fértil, productiva y
habitable. Sus conquistadores deberán emplear armas distintas, las de antaño
serán reemplazadas por topadoras, arados y alambrados".
A principios de agosto de 1977 Galtieri, frente al consejo directivo de CARCLO,
destacó que "las fuerzas armadas necesitan intercambiar ideas con la gente que
desde abajo pisa la tierra todos los días. Nosotros estamos en la conducción de
la gran cosa, pero los protagonistas son ustedes y el resto de los argentinos".
El 22 de agosto Acindar pedía guardias de seguridad para su complejo industrial
en Villa Constitución. Las características solicitadas no dejan dudas sobre el
perfil de la empresa: buscaban "retirados de las fuerzas armadas y/o de
seguridad provincial o nacional".
Un mes después, José Alfredo Martínez de Hoz visitaba la ciudad en compañía de
Horacio Tomás Liendo en ocasión de presidir las II Jornadas de Comercialización
Cerealista organizadas por la Bolsa de Comercio. El ex presidente de Acindar
dijo sentir "una gran satisfacción" por estar en "esta institución tan
tradicional, tan útil al país como es la Bolsa de Comercio de Rosario".
"El empresariado argentino ha crecido y está decidido a aceptar el desafío que
significa la reconstrucción de la república. Por ello estamos aquí reunidos,
para conocer el pensamiento de las fuerzas armadas y poder así reflexionar sobre
la naturaleza de sus designios, determinando la dimensión exacta de nuestra
responsabilidad empresarial", dijo un exultante representante de la Federación
Gremial de la Industria y Comercio de Rosario, José Luis Pinasco, en octubre de
1977 al recibir a Díaz Bessone.
El militar no se quedó atrás: "Los empresarios forman uno de los primeros
sectores que constituyen la nación día a día. Acaso por eso fueron uno de los
blancos predilectos de la agresión criminal de las hordas marxistas. Por eso la
responsabilidad moral es la otra gran vertiente de esta eminente función social,
y comienza dentro de la misma empresa. Allí los derechos ceden su lugar a los
deberes. Defender la empresa y la propiedad privada contra agresores de toda
índole es el primer deber", sostuvo en una clara conciencia del rol de los
militares como celadores del gran capital.
El 15 de octubre Swift pasó a manos privadas al ser vendido a Carnes Argentinas
SA, y ese mismo día, por esas extrañas coincidencias del destino, aumentaba el
precio de la carne.
El inefable periodista rosarino Evaristo Giordano "Monti", en su columna
"Imágenes deportivas", en el diario "La Capital", presentaba una nota de opinión
de Galtieri. "Las Fuerzas Armadas no ocuparon el poder para mandar, sino para
gobernar, y la función del gobierno implica la visualización de todo el
acontecer nacional. ¿Qué imagen daremos a mediados de 1978? Dos años atrás,
nadie arriesgaba un pronóstico favorable a la Argentina para el Mundial. ¿Cómo
íbamos a desembarazarnos del azote subversivo? En círculos internacionales se
expuso el peligro que entrañaba la furia subversiva. Hoy ese tema ha sido
sepultado. Hemos entendido el Mundial como la demostración de encarar una
gigantesca obra en lo material y en lo espiritual", escribió alguien en nombre
del general.
"¿De qué valdría tanto costo y tanto ardor si mil periodistas y cincuenta mil
turistas se llevan una impresión negativa? Tal vez sea un exceso de prevención,
pero sospechamos que no faltan quienes piensen que el Mundial será un breve
período apto para enriquecerse. En mi carácter de comandante del II Cuerpo y
como un argentino más, interpretando el sentimiento y vocación argentinista de
mis subordinados, me permito exhortar a todos los hombres y mujeres de mi
jurisdicción a crear conciencia, disuadir a los desaprensivos, fortalecer la fe
en la nación, sentir con profunda espiritualidad que esta ocasión es propicia
para mostrarnos como somos realmente y no como pueden deformarnos pequeños
ambiciosos. Miles de periodistas divulgaron la buena noticia: los argentinos son
los de siempre y toda infiltración espuria está desterrada", remataba Galtieri.
Monti comentaba que "esta página recoge con especial orgullo el mensaje de
Galtieri, agradeciendo su cortesía. No sólo el trabajo del alto jefe militar nos
honra, sino que hará escuela".
El primero de diciembre asumió como segundo jefe del Segundo Cuerpo de Ejército
el general de brigada Luciano Jáuregui en reemplazo del general Aníbal Andrés
Ferrero, quien fue agasajado en los salones del Jockey Club de Rosario.
"Venimos a despedir a un amigo. Los militares vienen, desarrollan sus
actividades, se vinculan al medio, traban amistades y se van... En la república
el caos era absoluto. Solamente las Fuerzas Armadas tenían el poder suficiente
para frenar la caída, para poner orden a las cosas y para poner orden en los
hombres. Y en esto, nuestros generales, nuestros almirantes y nuestros
brigadieres toman las previsiones para que por siempre rija el orden supremo: el
orden moral", dijo, entonces, el eufórico doctor Máximo Soto, a quien escuchaban
Galtieri, Desimoni, Feced, Cristiani, el doctor Juan Castagnino, entre otras
"egregias" presencias en el Jockey.
En el agasajo a la prensa de fin de año, Galtieri dijo que "la subversión en su
forma armada había sido casi completamente derrotada, pero que había otras
formas con las que pretendía infiltrarse para producir el descontento y el caos
y arrasar con todo lo que lucharon los ilustres antecesores".
La presencia del general Galtieri en la capital chaqueña, a principios de 1978,
también tuvo como interés ver la evolución de un negocio de tierras provinciales
que pasarían a manos particulares. Se trataba de cuatro millones de hectáreas de
tierras fiscales "con el 90 por ciento de cobertura boscosa" que serían
privatizadas porque, según una solicitada de la intervención militar a cargo del
gobierno del Chaco, "esperan ser conquistadas para convertirse en tierra fértil,
productiva y habitable. Sus conquistadores deberán emplear armas distintas, las
de antaño serán reemplazadas por topadoras, arados y alambrados".
Era el principio de las privatizaciones de tierras que luego servirían para el
desarrollo de la soja y el exilio de miles de familias.