Argentina: La lucha continúa
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De recuerdos y futuros
Guido Dreizik *
"Todo está bien, pero el ingreso no se distribuye. Si esto no sucede, lo que
sucede es el hambre, la pobreza, la asombrosa desigualdad".
José Pablo Feinmann
"Cuando seas grande hijo, vivirás mejor que yo…", me decía mi abuelo materno.
Claro, él venía de Galicia, una Galicia que afrontaba su entrada en el siglo XX
sumida en la misma crisis política que el resto del estado español, y si su
infancia había transcurrido entre la tracción a sangre y la luz a vela, era
lógico que en 1970 su idea de futuro fuera positiva.
En esos años era común que al término del colegio primario los jóvenes debíamos
elegir entre ser bachiller, perito mercantil o técnico ya que el secundario nos
ponía en la huella por la que andaríamos por siempre y también era común que en
la discusión participaran algunos tíos, poniendo sus pro y sus contras para que
la elección fuera la más acertada.
Era propio de esa época, el proyecto individual era parte del conjunto de la
sociedad porque aún con las carencias que pudieran existir, los hombres y las
mujeres de entonces estaban diseñando la sociedad futura.
Una época que -a nadie escapa- fue convulsionada y que sugería desorden de puro
vertiginosa, participativa y algunas veces hasta algo violenta, pero que
preanunciaba la síntesis superadora a la que llegan todos los pueblos que
ejercen su autonomía en libertad.
Precisamente por eso los militares dieron el golpe de Estado ese 24 de marzo de
1976. Porque estábamos decidiendo que íbamos a cambiar la historia. Porque ese
era el sentido de nuestras luchas como pueblo, cambiar lo que considerábamos
injusto, como la riqueza en pocas manos, la explotación, la dependencia.
Treinta años después, nuestras carencias nos dan la exacta dimensión de la
derrota que nos infringieron. Porque si bien es cierto que en 23 años de
democracia no supimos corregir el rumbo y eso es responsabilidad nuestra, los
sectores oligárquicos -beneficiarios directos de la ley de entidades financieras
de Martinez de Hoz, entre otras cosas- se encargaron de imponer sus proyectos,
con hiperinflaciones, con alzamientos carapintadas, con golpes de mercado, con
traidores que prometieron salariazos, con canallas con pátina de eficientes o
renunciadores profesionales reciclados.
Sí, es cierto que es nuestra responsabilidad, pero convengamos que un poquito
más responsables son los Alfonsín, los Menem, los Cavallo, los De la Rúa, los
Chacho Alvarez, los Duhalde, por nombrar a algunos hasta la restauración.
Esto me recuerda un cuento que ya hemos contado alguna vez pero que viene bien
recordar.
Un paisano le solicita al patrón que le ayude a construir una habitación más en
el rancho, ya que con su mujer y cuatro chicos no pueden vivir en una sola
pieza. El patrón le sugiere que meta una de las ovejas en la habitación a vivir
con ellos y a pesar de lo insólito de la propuesta el paisano accede. Al cabo de
un tiempo el paisano vuelve a entrevistar al patrón y le comenta las
dificultades que tiene ahora con el animal dentro de la pieza con lo que el
patrón le sugiere que saque la oveja de la habitación. El paisano obedece y en
una nueva entrevista con su patrón conviene que ahora sí se puede vivir ya que
la oveja ha vuelto al rebaño y los niños no tienen que soportar la presencia
hedionda del animal.
Demás está decir que la nueva habitación no se construyó.
Ahora un "restaurador derivado del petróleo" sacó la oveja de la pieza, pero eso
no nos debe impedir recordar el sentido de las luchas de nuestro pueblo, porque
seguimos planteando la imperiosa necesidad de una redistribución de la riqueza,
porque exigimos un nuevo sistema universal de políticas públicas en materia
social, dirigido a erradicar el hambre y la pobreza, una equitativa reforma
impositiva, replantear el régimen provisional, un nuevo proyecto productivo que
integre las economías regionales, entre otras cuestiones.
Es cierto que, presas de la desesperación, hay quienes le terminan adjudicando
propiedades a algunas yerbas, aunque no curen los males. Pero mientras tomamos
nuestro té "K", deberíamos insistir con la reconstrucción de esa idea de
futuro que vinieron a quitarnos.
Tercos, mil veces tercos, porque estamos convencidos que aún se puede ser feliz
en la etapa.
* Secretario General del Cispren.(Círculo Sindical de la Prensa de Córdoba)