Argentina: La lucha continúa
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Santa Fé: Preparan la comida para 1.300 chicos en una cocina que quedó a medio construir
Diario La Capital
Santa Fé
En
la cocina las raciones se preparan entre pérdidas de gas y techos que se
llueven.
Imagen: José Granata diario La Capital
En el comedor de la Escuela Nº756 (Presidente Roca al 6700, barrio Las
Flores) se preparan diariamente unas 1.300 raciones de comida. Y lo único que
sobran son problemas: hay pérdidas de gas, la instalación eléctrica es precaria,
los techos se llueven y una de las heladeras está quemada. En julio del año
pasado el Ministerio de Educación comenzó la refacción de la cocina pero las
obras todavía no se terminaron. El delegado de la cartera educativa, Humberto
Cancela, admitió que los trabajos "sufrieron algunas demoras", sin embargo
prometió que estarán listos "en un mes" (ver aparte).
Mientras tanto, la cocina funciona "sin las más mínimas condiciones de seguridad
y con una higiene dudosa", según denunciaron ayer los trabajadores del comedor.
Quien tomó la voz cantante fue Jorge Raiti, uno de los ayudantes de cocina,
delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Y lo hizo sin
piedad: "Esto es una cueva de cucarachas", dijo pateando los anafes para
despabilar a unos cuantos insectos que salieron huyendo a la carrera.
Aún así, allí se preparan diariamente más de 1.300 raciones de comida para cinco
establecimientos. Más de la mitad de los platos son para la Escuela Nº756, y el
resto se reparten entre la Nº798 de Ovidio Lagos y Circunvalación, dos jardines
de infantes y una escuela nocturna.
"Con lo que tenemos hacemos lo mejor que podemos" se quejó Raiti. Lo que hay no
es mucho: las instalaciones de gas están a la vista, sólo cuentan con una llave
de paso y "tienen tantas pérdidas que hasta se incendió un horno por acumulación
de gas", señalaron los trabajadores de la cocina.
Con la electricidad pasa lo mismo, los cables cruzan el techo como si tal cosa,
lo que hace que cuando llueve las paredes aparezcan electrificadas. Una de las
tres heladeras no funciona, al igual que el horno y la fritera. Las canillas
escupen agua por todos lados ("lavamos los platos y nos bañamos al mismo
tiempo", se quejaron las cocineras). Y parte del techo aparece apuntalado porque
la estructura comenzó a ceder después de que se ampliara la cocina.
En las vacaciones de invierno del año pasado, todo esto prometió cambiar. Se
aprobaron los planos para construir un nuevo comedor y comenzaron las obras en
la cocina. Picaron paredes, sacaron azulejos, comenzaron a cambiar la red de
gas, pero en diciembre los albañiles desaparecieron y el edifico quedó "en
obras".
A sólo pasos de allí, almuerzan diariamente más de 800 alumnos de la escuela Nº
756. El salón no es muy amplio, por lo cual los chicos comen en tandas, apurando
los bocados para que puedan ingresar sus compañeros. Tanto que las frutas del
postre se llevan a la casa. "Es la triste realidad que viven los de la parte de
abajo", se lamentó Raiti.
Otro dato ayuda a completar el cuadro: los pibes comen carne y no tienen
cuchillos para cortarla. Los más grandes se tragan los trozos completos, los más
chicos tironean con manos y dientes para partirla. Es que los cuchillos se
retiraron del comedor hace rato para evitar accidentes.