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Argentina: La lucha continúa

Desocupación e inequidad distributiva

El INDEC emitió el informe sobre la desocupación en Argentina del último trimestre de 2005

Argenpress

Según un informe emitido hoy por el INDEC, el organismo público que mide los datos estadísticos de la realidad argentina, la tasa de desocupación superó los 10 puntos, a los que se sumarían casi 3 puntos más ocultos tras los planes sociales que manejan los punteros políticos.

El modelo económico inaugurado por el ministro de Economía renunciado, Roberto Lavagna, mantiene a pesar de las medidas heterodoxas que caracterizaron su Implementación, rasgos similares a las estrategias anteriores desarrolladas por José Alfredo Martínez de Hoz en la promoción de políticas liberales que llevaron a la quiebra a los sectores productivos durante los años ’80. Medidas afianzadas con el desguace del Estado en los ’90 y, aparentemente, en continuidad durante la actual gestión de la titular de la cartera de Hacienda, Felisa Micelli.

De esta forma, los resabios de la llamada "Argentina Potencia", propios a la retórica del nacionalismo autoritario de la última dictadura continúan erosionando a los grupos industriales pequeños que no participan de lobbys por la gestión de intereses con la cúpula del gobierno nacional.

Los números informados indican 10,1% para la tasa de desocupación. Cifra que debe ser sumada a los planes Jefes y Jefas de Hogar que oscilan entre el 2 al 2,5%, con un índice de subocupación en 11,9%. Datos a los que habría que agregar la gran masa de trabajadores informales imposible de graficar en estadísticas.

Si bien el gobierno autocompara su gestión a las tasas de crecimiento chinas al superar los 9 puntos, lo cierto es que la economía real no ha incrementado capital fijo para la reindustrialización del país ni se refleja en una distribución más equitativa de la riqueza. Por lo tanto, la polarización de grupos sociales subalternos se acentúa y mantiene los rasgos regresivos que llevaron al levantamiento popular en tiempos de Fernando de la Rúa.

Aparentemente, la única solución que encuentra la clase dirigente es por vía del asistencialismo y el sistema clientelar del Estado, un elemento tradicional entre quienes dirigen los destinos de la política nacional, que prefieren atar dádivas estatales para condicionar procesos electivos. Cambiar algo para que nada cambie y, por supuesto, parapetarse en el poder a costa del sufrimiento, hambre y marginación tal cual lo exigieron siempre los acreedores y organismos financieros internacionales en concurrencia con los pools locales. Habrá que preguntar al neoperonismo en el gobierno si esta estructura se asemeja al modelo argentino que promovió la justicia social en tiempos de Perón.

¿Será esta una "nación" para un modelo argentino? Seguramente, de llegar el rumor de estas prácticas camaleónicas a los oídos extraterrenales de John William Cook o de Arturo Jauretche, sería un motivo más que suficiente para tirarle de la oreja a más de uno de los miembros del gabinete de ministros, empezando por su jefe Alberto Fernández quien conserva amplios poderes en el manejo a diestra y siniestra de la administración de la caja presupuestaria y, también, a no pocos legisladores cuya transmutación ideológica hace presuponer relaciones poco claras en la promulgación de las leyes.

Fuente: lafogata.org