Argentina: La lucha continúa
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Gatillos fáciles pasionales
Correpi
Dos hechos trágicos se conocieron esta semana involucrando policías. El primero ocurrió en un monoblock del barrio "Cerveceros" en la ciudad de Córdoba, cuando un policía de 58 años mató a sus cuatro hijos de entre 6 y 14 años. Con su pistola 9mm, le pegó un disparo en la cabeza a cada uno y luego se suicidó, en represalia porque su mujer y madre de sus hijos lo había abandonado.
El otro hecho sucedió en la Capital Federal y tuvo por protagonistas a una pareja de policías. En un Mc Donald's de Congreso, cerca del pelotero donde jugaban chiquitos, estaba sentado un oficial de la federal, de 24 años, que con su reglamentaria le pegó un tiro en la frente a su novia, también de 24 años y cadete de la afamada Ramón Falcón. Después se mató él. A pesar que la inmaculada institución no suministró los nombres de la pareja, se conoció que ambos se conocieron estudiando para ser policías y que ella lo había dejado.
Dramas como los relatados, como hemos venido repitiendo desde que CORREPI decidió sistematizar los casos de gatillo fácil, son completamente habituales en el mundo policial. Tipos, como estos 'masculinos' de profesión policías, que deciden matar a sus esposas, novias, amantes o amigas y a sus familias se repiten de ordinario. Son la mejor muestra de la calidad represiva, que traspasada al ámbito privado, une la violencia institucional con la familiar. Como han sido adiestrados para imponer la violencia del Estado, ejercen esa violencia con sus seres queridos, y ponen fin a sus conflictos familiares con un tiro de la reglamentaria.
El objetivo punitivo y el desprecio por la vida son las dos caras de una
misma moneda. Para ejercer el castigo, matan a sus afectos, se matan ellos
mismos. Estos hechos permiten entender mejor cómo actúan con quienes no los une
un vínculo emocional.