Argentina: La lucha continúa
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A pesar de la dureza, Uruguay y Argentina siguen dialogando
Los negociadores uruguayos realizan sobre la marcha un curso acelerado sobre
el "estilo K"
Hay veces que lo que se ve en la superficie no representa lo que pasa debajo de
ella. Hoy en la superficie se puede ver y oír duros conceptos sobre el gobierno
uruguayo y su incambiada posición de seguir adelante con la construcción de las
plantas de celulosa en Fray Bentos.
Antonio Ladra
La República
Si alguien se deja llevar solamente por lo que hay en la superficie, Uruguay y
Argentina están al borde de la guerra. Es que el canciller argentino Jorge
Taiana en su presentación ante el Congreso en la tarde del martes pasado virtió
los conceptos más duros que se han escuchado sobre Uruguay en los últimos 55
años.
Si se queda con lo que pasa en la superficie, la relación entre Uruguay y
Argentina; entre los gobiernos de Uruguay y Argentina se presenta como la peor
desde los años de 1950 cuando Juan Domingo Perón prohibió cruzar el Río de la
Plata.
Es cierto, la apreciaciones de Taiana y del ex canciller, ahora diputado, Rafael
Bielsa, no fueron para nada complacientes con Uruguay. Se dijo que los sucesivos
gobiernos, el de Batlle y el actual, "violaron" los acuerdos y lo hicieron por
"tres veces"; que "ocultó información" sobre el alcance del impacto de las
plantas de celulosa y, además, "defraudó" la confianza depositada por el
gobierno de Kirchner en el de Tabaré Vázquez (en voz baja los funcionarios del
gobierno de Kirchner recuerdan que Vázquez llegó a la presidencia por el llamado
"voto Buquebus").
Pero todo esto con ser muy duro, no son más que olas que rompen contra las
rocas, para que por debajo de ellas sigan hablando los dos gobiernos como se
está haciendo. Para que lo sigan haciendo los Fernández, Alberto el argentino y
Gonzalo el uruguayo, y el embajador Francisco Bustillo.
Para entender al gobierno argentino hay que decodificar lo que se llama
mediáticamente "el estilo K": cada vez que un ministro o un funcionario
argentino sale a hablar es porque se le ordenó. Y si lo hace es porque se le
dijo además en qué tono debe hacerlo. Si Taiana pegó duro fue porque se le dijo
que debía hacerlo así; son intentos por tapar una negociación que sigue
tejiéndose. La ofensiva del canciller Taiana debe entenderse que va en esa
línea, y así deben entenderse y leerse sus declaraciones, por el contexto en que
fueron dichas. No fue en una conferencia de prensa donde lo que importa es el
impacto mediático por sobre otros, fue en una comisión del Congreso de la Nación
donde se procura obtener el mayor apoyo político posible. Para ello debió
aparecer duro, muy duro, del mismo modo que tuvo que hacerlo el ex canciller y
ahora diputado nacional Rafael Bielsa para sacarse de arriba las críticas sobre
su gestión.
Pero las decisiones fuertes, las que definen el caso están en manos del
presidente Kirchner y de Fernández, su jefe de gabinete. Un observador de la
política de la vecina orilla en diálogo con LA REPUBLICA fue muy claro al
respecto: "Acá sólo tallan Kirchner y Fernández, nada más. Se acabaron los Busti,
los Oyuela y hasta el propio Taiana. Sólo acatan órdenes tipo 'esta tarde salí a
pegar por los medios' o 'callate dos días', cosas así. Y por ahí los consultan
sobre algún aspecto técnico de la negociación, pero nada más".
La explicación del analista no deja lugar a dudas y pone negro sobre blanco lo
que es la técnica que lleva adelante el gobierno de Kirchner, una administración
muy peculiar donde no hay reuniones de gabinete y donde todo se maneja de manera
muy compartimentada, y que en este caso se está aplicando paso a paso, con
reserva absoluta. Como muestra sólo vale recordar que fue el gobierno uruguayo,
y no el argentino, el que d¡fundió la carta que Vázquez le envió a Kirchner; que
fue el gobierno uruguayo (mientras el argentino lo negaba) que difundió que los
presidentes estaban en conversaciones. "Estilo K": reserva máxima, maniobras de
distracción, fuegos de artificio en las declaraciones, dureza y hasta si se
quiere desconsideración en el momento en que las cosas parecen encaminarse y no
precisamente a la Corte de La Haya. Todo esto es lo que ha llevado a que desde
el gobierno uruguayo se sea optimista en llegar a una solución satisfactoria
para ambas partes, según confió una alta fuente a LA REPUBLICA. "Hoy, a pesar de
los dichos de ayer, estamos más cerca de un acuerdo", aun suponiendo que el
estilo K conlleva para los negociadores uruguayos un desgaste mayúsculo.