Argentina: La lucha continúa
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Petroleros denuncian
que no se cumple con el acuerdo en Las Heras
El acuerdo entre los delegados, el Gobierno y las empresas petroleras está
pendiente de un hilo. Ayer, el cuerpo de delegados del sindicato convocó a
asambleas de base en cada lugar de trabajo. Las reuniones se realizarán hoy
desde las seis de la mañana, cuando comience a salir el sol y los trabajadores
bajen de las Trafic que los llevan hasta los pozos donde se extrae el crudo. La
convocatoria se debe al descontento que existe entre los obreros por la decisión
de las empresas de no pagar el 100 por ciento de los días no trabajados por la
huelga (fueron 18). Otro de los puntos conflictivos es la presencia de
Gendarmería. Los gendarmes controlan los accesos a las baterías deshidratadoras
de crudo, al tiempo que el Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la policía
hace cacheos antes del ingreso a las plantas. Los delegados podrían proponer un
nuevo paro de 24 horas, sin cortar la ruta y con presencia en el lugar de
trabajo.
La convocatoria de los petroleros confirma lo que había anticipado Página/12
hace dos días: que el acuerdo –del que no existe ninguna constancia escrita
salvo la copia de un fax que el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, mandó al
cura Juan Carlos Molina– no tiene demasiadas precisiones ni plazos. Y que en los
temas antipáticos para las empresas, como el pago del 100 por ciento de las
horas no trabajadas, se limita a dejar constancia de que el Gobierno hará
gestiones al respecto.
Para los delegados, uno de los tres puntos del compromiso entre las partes
consistía en que los trabajadores cobraran la totalidad de los días que duró la
protesta. De hecho, uno de los elementos que facilitó el acercamiento final fue
un fax firmado por la secretaria de Trabajo, Noemí Rial, según el cual el
Gobierno se comprometía a "instar a las empresas" para que pagaran el 100 por
ciento de los días no trabajados. Pero ni las empresas más chicas, ni tampoco
Repsol, avalaron ese reclamo. Para las empresas, el acuerdo era pagar el "50 por
ciento del salario básico" y el resto destinarlo a instituciones de bien
público.
Los trabajadores reclaman que las empresas, Repsol o el Gobierno solventen el
otro 50 por ciento de los días no trabajados. Si lo hace la patronal, el dinero
terminará saliendo de la operadora española (porque deberá cubrir el aumento de
los costos de sus proveedoras). "Para nosotros lo único válido es lo que leyó el
cura. Y cuando manifestamos algo lo cumplimos", dijo a Página/12 un
representante de Repsol que centraliza la información de la compañía en la zona
norte de Santa Cruz. Durante el anuncio del acuerdo, Molina dijo que el pago de
las horas no trabajadas sería del "50 por ciento". Los petroleros aseguran que
el cura se comprometió a conseguir el pago del 100 por ciento.
Los miembros del cuerpo de delegados están analizando convocar a un paro. La
idea sería parar en los lugares de trabajo, sin cortar la ruta. Sobre la entrada
a la ciudad está instalada la Gendarmería, aunque ya no hay efectivos apostados
en las banquinas. Hay que ver lo que sucede en la asamblea: entre los delegados
reconocen que entre los petroleros hay descontento pero también cansancio y algo
de temor. En la convocatoria a la asamblea figuran tres puntos: el rechazo a la
presencia de la Gendarmería y las requisas; la advertencia del peligro que
significa para las "violaciones a las normas de seguridad"; el cumplimiento del
"convenio firmado" (que nunca llegó a firmarse), y la entrega de los tickets
para canjear por comida que adeudan las empresas.
La exigencia de que la Gendarmería abandone los accesos a los lugares de trabajo
no agradó demasiado a las autoridades políticas que la dirigen en el terreno.
"Acá se olvidan de que hubo trabajadores que hicieron denuncias y contaron que
los amenazaron con capuchas y armas. Pidieron tener tranquilidad de no ser
amenazados nunca más. Y nosotros no hemos hecho ninguna requisa", se defendió
uno de los hombres que viajó desde Buenos Aires para dirigir a los gendarmes. La
denuncia de los trabajadores reveló cortocircuitos y recelos entre los miembros
de la Gendarmería y la policía provincial. Las tensiones expresan otras
tensiones mayores entre el Presidente, de quien dependen las fuerzas federales,
y el gobernador Sergio Acevedo, a quien reportan los azules.
"Queremos que nos dejen laburar tranquilos", dice el delegado Luis Guineo. Junto
con el soldador Mario Navarro, Guineo es uno de los miembros más conocidos del
cuerpo de delegados. Navarro se ausentó varios días de Las Heras. Aunque trabaja
en esta ciudad, vive en Caleta Olivia. Hoy comenzará un largo recorrido por
tierra –sus compañeros no le consiguieron avión– hacia Buenos Aires. Se
entrevistará con organizaciones sociales, partidos de izquierda, desocupados.
Lleva un petitorio para juntar firmas en solidaridad con los petroleros.
La queja por las requisas generó rápidas reacciones entre los jefes de las
fuerzas de seguridad. Desde Gendarmería salieron a despegarse y dijeron que esa
fuerza no realizó ningún procedimiento de ese tipo. Fotógrafos y periodistas han
podido observar controles en los accesos, aunque realizados por la policía
provincial. Sobre la ruta 18, en el camino a Las Heras 3 –la batería
deshidratadora de crudo más grande de la zona–, un grupo del GOE hizo bajar de
una Trafic a los obreros que volvían de trabajar en remeras y jeans. Los
registraron y les pidieron documentos. La escena sucedió en el paraje El Guadal,
a 40 kilómetros del centro de Las Heras.