Argentina: La lucha continúa
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La censura en la Argentina "K"
La llamaban Anastasia, era la Sra. Censura…
En los últimos tres años se ha pasado de las constantes restricciones a los medios de comunicación a la práctica de la desinformación. Quienes están dedicados a ejercer el periodismo, especialmente en los servicios noticiosos de TV, parecen seguir un patrón, minimizando las noticias y no emitiendo comentario alguno, la ausencia de periodismo de opinión es ya una constante, salvo las autorizadas acotaciones de Gustavo Silvestre, las que no pueden negar en su contenido, la firma de "K". Los noticieros repiten una y otra vez los irónicos y desafiantes discursos del Señor Kirchner, a los que se adicionan los comentarios (¿Tomaduras de pelo?) de la mujer de la eterna sonrisa, Felisa Miceli, informándonos sobre los logros diarios en su lucha contra la inflación, como el precio fijo y uniforme del "hilo dental". Las notas editoriales siempre quedan reservadas al "Filósofo K", Luís D´Elía, que con la torpeza que lo caracteriza, trata de explicar lo inexplicable. La nota de color está destinada a la marcha piquetero del día, con el consabido corte de ruta o puente, la que contará con la solidaridad y comprensión del periodista de turno. Seríamos injustos que dijéramos que en la Argentina "K" no existe periodismo de investigación, sobretodo en época estival, que es cuando avezados enviados especiales interrogan a pasajeros en las terminales de ómnibus, indagando sobre sus destinos turísticos, y por supuesto no podemos obviar los agudos reportajes a bañistas en las playas, sobre si toman mate dulce o amargo, el costo del alquiler de sombrillas o si es sano comprar panchos en la playa, todo esto mientras la cámara nos obsequia con las mejores cola-less de la Argentina. Para quien visite estas tierras, presenciar este "show mediático", lo convencerá que los argentinos viven en un país maravilloso, que ha dejado atrás los problemas de una pasado reciente y que el bienestar general ha llegado para quedarse. Pero la realidad que se trata de ocultar es triste, desagradable e injusta.
Las voces del periodismo no deberían ser cómplices del maltrato social, ni dejarse intimidar por discursos agresivos o el retiro de la publicidad oficial. El periodismo es "la voz de los que no tienen voz" y solo puede estar sustentado en principios éticos.
Susana Sechi susanasechi@gmail.com