Argentina: La lucha continúa
|
Algo huele a podrido en Fray Bentos
José Pablo Feinmann
Grano de Arena
Si Hamlet, en su monólogo, se queja de las dilaciones de la Justicia, ¿cómo no
ver que en esta cuestión de las pasteras la Justicia no sólo se dilata sino que
amenaza con no asomar su rostro? Hamlet, envuelto en las telarañas de crímenes
que azotan el reino de Dinamarca, agobiado por las culpas evidentes de culpables
impunes, dice su (célebre) frase: 'Algo huele a podrido en Dinamarca'. Todos
saben que algo huele a podrido en Fray Bentos. Lo saben los intelectuales
argentinos que hacen circular una solicitada que pronto publicarán. Suponemos
que algo ayudará. Lo suponemos porque algunos de sus puntos de vista son
irrefutables. Por ejemplo: 'El Uruguay y la Argentina forman parte del Mercosur,
el más avanzado proceso de integración alcanzado por nuestra región, destinado a
afrontar los desafíos de la globalización y a fortalecer un horizonte de
reformas progresistas necesario para cambiar el duro paisaje social que aflige a
nuestros países'.
El Mercosur está en peligro de extinción con la papelera de Fray Bentos. Pero no
podemos no saber esto son muchos los enemigos del Mercosur y son muchos los que
festejarían su fracaso. Entre ellos, la papelera de Fray Bentos, que es una
empresa multinacional. Que, además, recibió apoyo del Banco Mundial, cuyo
presidente, Paul Wolfowitz, es un hombre del esquema internacional y bélico de
los Estados Unidos (pues el esquema que Estados Unidos tiene, hoy, del 'mundo'
es un esquema de guerra, de guerra de prevención, es decir, de guerra en estado
de latencia permanente). Paul Wolfowitz no tiene ningún interés en que el
Mercosur se consolide. Debe estar más que satisfecho presenciando el deterioro
de esa entidad que globalizaría a los países de América latina en una política
de independencia. Wolfowitz apoya a Botnia porque Botnia, si triunfa,
significaría la derrota del Mercosur y el consiguente triunfo del ALCA. Esto
también se juega en Fray Bentos. Desde este punto de vista, la 'inocencia' de la
pastera finlandesa, su defensa de su mero interés 'técnico', se revela en lo que
tiene de oculto. Todo huele mal aquí. No sólo las putriciones con que la pastera
castigará las narices y los pulmones y la vida en general de la gente que tenga
la desdicha de habitar en sus adyacencias. Botnia es la avanzada en la
destrucción del Mercosur. No digo que lo haya sido siempre. Pero, en política,
los hechos van tomando formas diferenciadas y cada vez más complejas a medida
que se desarrollan.
Lo que era una simple empresa que se instalaba en un pequeño país sudamericano,
hoy (por medio del apoyo del Banco Mundial y, por consiguiente, de los Estados
Unidos) se ha transformado en la herramienta más eficaz para demostrar que el
Mercosur es imposible. 'No es viable', según se suele decir. Este espectáculo de
dos países agarrándose a patadas por una pastera finlandesa, esta imagen de
enfrentamiento irresuelto entre Argentina y Uruguay revela que el Mercosur, en
manos de 'bárbaros latinoamericanos', es imposible. Estas cosas las tienen que
manejar los países líderes de la comunidad internacional.
Los pequeños feudos de América latina no tienen aún madurez política para llevar
a cabo algo que Europa ya hizo. Así piensan, así razonan, así no lo dirán pero
en base a estas convicciones actúan. Como dice el texto (solicitada de
intelectuales) a que hago mención: 'Hoy está puesta a prueba la voluntad
política de ambos gobiernos para evitar que una involución hacia la xenofobia
malogre la amistad histórica entre nuestros pueblos y esta perspectiva común'.
Una solicitada es una expresión de deseos: algo debiera ser hecho de una manera
y no de otra. Es cierto lo que dice el texto en relación con 'la voluntad
política de ambos gobiernos'. Se trata de que adviertan que aquí está en juego
un proyecto de integración y hasta de unidad política de América latina,
frustrado una y otra vez desde los orígenes de nuestra historia independiente,
contra un proyecto de 'libre comercio' que pondrá una vez más la tan meneada
'libertad de comercio' a los pies del capital transnacional. Uno ya está
hastiado de decir estas cosas y le dicen 'marxista' cuando las dice o
'populista' y pronto le dirán 'terrorista', pero la cuestión puede explicarse
así: con el ALCA los negocios los hará Estados Unidos, aniquilando con el poder
de sus capitales 'trans' los balbuceos de un mercado latinoamericano que
privilegie los negocios entre nuestros países. Con el Mercosur los mejores
negocios los haremos nosotros y Estados Unidos no quedará 'fuera' de ellos pero
no los manejará a su antojo.
Cada país que comercie con Estados Unidos (es un simple y, creo, contundente
ejemplo que ofrezco) deberá consultar con la comunidad americana: si ese negocio
lo puede hacer en iguales o mejores condiciones con un país del Mercosur tendrá
que hacerlo con éste. Con el ALCA (bajo la mentira que nadie ignora de la
'libertad de comercio') esos negocios se harán siempre con el amo del Norte. El
tiburón y los pequeños peces. Si los pequeños peces no se unen el tiburón los
devora. Quienes abogan por el ALCA abogan por la hegemonía de Estados Unidos en
América latina: hegemonía comercial, económico-financiera y política. ¿Quiénes
abogan hoy por el ALCA? La pastera Botnia y el Banco Mundial. Y cualquiera que
apoye el triunfo de Botnia en Fray Bentos. Si Botnia triunfa en Fray Bentos el
Mercosur se muere y se impone el ALCA. Aquí está el centro del problema. El
resto es hojarasca. Esto es lo que huele a podrido en Fray Bentos. Lo que menos
se dice. No se trata de una lucha entre Argentina y Uruguay: se trata de una
lucha entre el futuro del Mercosur o su derrota a manos del ALCA.
Cada país deberá elegir qué hace. Los aspectos secundarios no lo son: somos
países de la periferia, del Tercer Mundo (porque aunque el segundo mundo, la
Unión Soviética, se haya evaporado, el tercero, nosotros, todavía existe), esa
condición nos convierte en el basurero. Nadie duda de que Botnia tiene otros
lugares donde instalarse. Nadie duda de que algún lugar tendrá, incluso, en la
mismísima Finlandia. Nadie duda, tampoco, de que si viene a Fray Bentos es
porque, aquí, en el basurero del mundo, es donde quiere arrojar su pestilencia.
Para ello trae mucho dinero y sabe que un país latinoamericano siempre necesita
dinero y trabajo para los hambrientos que le crecen como la mala suerte.
Entre tanto, otro peligro (paralelo al que encarna Botnia) nos acecha: Estados
Unidos dice que 'estaría actuando' una célula de Hezbolá en la Triple Frontera.
Es el costo de debilitarse, señores gobernantes de América latina. Sigan sin
unirse, sigan arriesgando la consolidación del Mercosur y pronto Estados Unidos
encontrará guerrilleros debajo de nuestras azoradas camas, o en el baño de
nuestras casas o donde se le antoje. (Ejercicio de política-ficción: ¿por qué no
decimos que hemos detectado células de Hezbolá en un pueblito de Arizona y
habremos de intervenir porque, sabemos, planean un atentado en nuestro país,
como ya hubo otros?). La mirada crítica es totalizadora. Nada se entiende
si no se totaliza. La mirada crítica, la que relaciona los elementos de un
conflicto y los une en una síntesis que los totaliza y nos permite entenderlos,
diría aquí algo definitivo: entre la pastera de Fray Bentos, que aniquila el
Mercosur, y la 'súbita' aparición (aún, sólo aún, no confirmada) de militantes
de Hezbolá en la Triple Frontera hay una clara unidad. Los dos hechos forman
parte de una misma totalización: si América latina se debilita, Estados Unidos
puede apretar con su actual política de agresión, la lucha contra el terrorismo.
El Banco Mundial del señor Wolfowitz y los poderes multinacionales que lo apoyan
saben lo que hacen. Esos poderes confluyen en Estados Unidos, líder en la lucha
por el ALCA. Esos poderes apoyarán a Botnia hasta el fin. La lucha sólo podrían
emprenderla, unidos, Argentina y Uruguay, con, además, el respaldo de toda
América latina. Debiera ser el primer acto político del Mercosur. Su acta de
nacimiento: no, por el momento, a Botnia, férreas condiciones para su
instalación, una Junta Latinoamericana de Control y, si se dictamina su poder
contaminante, que se la lleven a otra parte. Uruguay debiera entender que, a
largo plazo, le conviene más consolidar el Mercosur que recibir los dólares de
Botnia. Y Argentina, urgentemente, debe hacer partícipe de este debate a todos
los países de América latina. O esto lo resuelve una junta de países
latinoamericanos o gana Botnia, gana el Banco Mundial, gana el ALCA y, muy
pronto, habrá, aunque no las haya, células de Hezbolá en la Triple Frontera. Es
el próximo paso.
N. de R.: decía hace poco en una entrevista Abel Alexis Latendorf*: 'Si un
gobierno llama a un ejército que todavía no rindió cuentas de sus asesinatos a
defender a una empresa multinacional, ¿qué puedo discutir?'
...........................................................
Lo que creo es que acá, en este momento, hay un intento de poner una cuña, una
terrible cuña imperial acá en el Río de la Plata y que en eso participen los
compañeros del Frente Amplio me produce estupor.
...........................................................
El Partido Socialista Uruguayo ha sido un gran impulsor del Mercosur -durante
los gobiernos de Sanguinetti, Lacalle, de Batlle; de Menem, de Color de Mello,
de Wasmosi- y ahora es, de alguna manera, un saboteador del Mercosur de Kirchner,
de Lula, de Evo Morales
-------------------
José Pablo Feinmann es ex Diputado socialista de la ciudad de Buenos Aires