"Subversivo, terrorista, si Julio López desapareció vos también podés desaparecer...". Las palabras que escuchaba Ariel Montes, mientras era brutalmente golpeado e insultado por una decena de policías en la Comisaría 9ª de José Mármol, desnudan no sólo la simpatía y utilización de aquel hecho por parte de las fuerzas policiales como método de intimidación y tortura, sino también el respaldo institucional con que cuenta el secuestro del militante desaparecido hace un mes y medio. La respuesta de las organizaciones populares sigue siendo la movilización: cerca de 400 personas realizaron el viernes un escrache a esa comisaría y exigieron el "desmantelamiento del aparato represivo del Estado que sigue actuando con total impunidad".

El 9 de octubre, alrededor de las 10.30 hs, Ariel Montes y sus compañeros del Movimiento Juvenil 26 de Junio se alistaban para ir a participar de un escrache a la SIDE por el caso López junto al resto de las organizaciones que integran la Coordinadora de Ocupados y Desocupados (COD). Entonces aparecen una veintena de policías en la puerta del centro comunitario (en Blasco Ibáñez y Nother, localidad de José Mármol, provincia de Buenos Aires) pidiéndoles de mala manera que atestiguaran sobre un supuesto robo. La prepotencia policial aumenta con insultos y a un muchacho le colocan una itaka sobre el pecho, por lo que deciden dirigirse a la comisaría, situada a una cuadra.
"Arman una especie de pequeño cordón policial pero a mí me dejan pasar -relata Ariel- Ahí me agarran entre tres y me empiezan a dar por todos lados, me van llevando, pegándome trompadas y patadas, me insultan, y me roban el celular y la plata que tenía. Me llevan de los pelos al fondo de la comisaría, a un cuartito, donde me esposan, me ponen boca abajo, me amenazan y me siguen pegando, también con itakazos. Después escucho que también le estaban pegando a otra persona, era mi hermana (María Liz) que había logrado pasar cuando vio lo que me hacían. Todo esto duró cerca de dos horas y habrán participado unos diez policías, incluido uno que era el `capitán'".

Luego los llevan al Cuerpo Médico Forense de Escalada, donde el Jefe distrital les quiere hacer firmar un papel en el que decía que ellos habían ido a manifestar a la comisaría pidiendo la libertad de un pirata del asfalto, cosa que obviamente se niegan a hacer. También les ofrece dinero a cambio del celular "extraviado". Al salir, se comunican con el abogado Sergio Smietniansky, de Correpi-Sur, quien toma la causa y los asesora para realizar la denuncia en la Fiscalía Nº3 de Lomas de Zamora (que posteriormente la deriva a la Nº2 del fiscal Daniel Gualtieri).
Previamente, viendo que el hecho se les iba de las manos, las autoridades policiales les dicen que todo se trató de "un policía sacado". Sin embargo, la típica teoría del "loquito suelto" no cuaja en el marco de una serie de amenazas y aprietes que vienen sufriendo distintos militantes sociales ligados a los juicios a los represores de la dictadura militar. De hecho, este mismo viernes, integrantes de HIJOS denunciaron nuevas amenazas. Por eso la respuesta del viernes fue tan contundente: una decena de organizaciones de la zona, junto a la Multisectorial Chau Pozo, marcharon desde la estación de Mármol a repudiar el hecho y cantar que "no es un policía, es toda la institución". La movilización no pudo llegar a la comisaría porque un vallado con más de 100 policías con cascos y escudos taponaba la esquina de 20 de Septiembre y Bynon. Después de un largo rato de cánticos, el escrache finalizó con una lluvia de huevos.

Para Smietniansky, "este hecho va en sintonía con una ofensiva de la estructura del aparato represivo del Estado. La capacidad operativa que muestran pone en evidencia la falsedad en la autoproclamada política de derechos humanos del gobierno, que se niega a desmantelar este aparato represivo que sigue rigiendo en las fuerzas de seguridad".

Contactos:
 Ariel Montes: 15-5103-4425
 Sergio Smietniansky (CORREPI-SUR): 15-5-706-7707