Argentina: La lucha continúa
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A propósito del renunciado ex piquetero Luis D´elía
D´Elía podrá caer más o menos simpático, pero dijo la verdad del caso Amia
El presidente de la Nación echó al subsecretario de Tierras para el Hábitat
Social. No lo hizo porque hubiera incumplido con su tarea específica sino por
haber dicho algunas verdades sobre la causa Amia y la contaminación
israelita-estadounidense.
Emilio Marín
Mientras el titular de la Federación de Tierra y Vivienda (FTV) indujo a
miles de piqueteros a dejar de cortar calles para cobrar los planes jefes y
formar micro emprendimientos para fabricar dulce, guardapolvos o viviendas
pequeñas, el presidente Kirchner no tenía más que palabras de agradecimiento.
Otro tanto sucedió cuando el ³Gordo² salió con los botines de punta contra
Eduardo Duhalde, en agosto de 2005, acusándolo de ser parte de la vieja política
relacionada con el delito y el narcotráfico. El presidente vio con buenos ojos
esa denuncia porque se aprestaba a romper con el personaje que Cristina de
Kirchner catalogó de propio de una película de Coppola, durante su lanzamiento
de campaña en un teatro de La Plata.
Ya antes, en 2004, D´Elía había marcado a Duhalde como jefe de la mafia
responsable del asesinato de Martín ³Oso² Cisneros, aunque después retiró ese
cargo y endosó toda la responsabilidad al aparato actuante en la comisaría 24 de
La Boca.
No eran muchos los que estaban cerca de Kirchner que se atrevieran a decir cosas
semejantes. José Pampuro, Aníbal Fernández y Ginés González García, habían sido
laderos del ex mandamás bonaerense. Roberto Lavagna también, pero no estuvo en
el teatro con CFK de estrella pues había declinado participar de la campaña
finalizada en octubre de 2005.
Y a Lavagna también se le atrevió D´Elía, cuando aquél era el poderoso ministro
de Economía que se ufanaba de los éxitos de la recuperación económica. Le
criticó su negativa a conceder aumentos salariales bajo argumento de que eso
generaría inflación. También de que era un hombre cercano al establishment, cosa
que el acusado corroboró al asistir en noviembre de ese año al 41º Coloquio de
Idea en Mar del Plata. Fue el último al que iría, al menos en condición de
ministro K.
Después sí se hizo un deporte que los funcionarios le pegaran a Lavagna como
candidato ³de la derecha². Pero el que hizo la punta, cuando suele ser más
difícil, fue D´Elía.
Con antecedentes y el aval de sus compañeros de la FTV, el ex piquetero fue
designado en febrero de 2006 como subsecretario de Tierras, dependiente del
ministerio de Julio de Vido. El presidente lo bancó pues la designación cayó
como patada en el hígado al espectro derechoso y el empresariado más
concentrado. Estos no le perdonaban sus cortes de la ruta 3 en La Matanza, su
toma de la comisaría 24º, las críticas a Lavagna y el acto contra el Area de
Libre Comercio de las Américas (Alca) en Mar del Plata, junto a Hugo Chávez, Evo
Morales y otros dirigentes antiimperialistas.
En ese tiempo, cuando el gobierno tuvo su momento político de mayor
contradicción con el viejo PJ, el empresariado neoliberal y la administración
Bush, la estrella de D´Elía gozó de cierta autonomía. Pero esas horas se
consumieron como una vela.
El alejamiento La relación entre el subsecretario y el presidente se fue
desgastando a lo largo de 2006 hasta terminar abruptamente con el pedido de
renuncia el lunes de esta semana, presentada al día siguiente en la Casa Rosada.
Uno de los antecedentes de ese divorcio se produjo el 11 de agosto, cuando
D´Elía cortó candados y alambrados de la estancia de Douglas Tompkins en
Corrientes. Los pobladores del paraje Yarahvé se veían impedidos de circular
porque los caminos comunales habían sido cerrados por orden del magnate
estadounidense. Y el subsecretario no sólo se armó de un filoso alicate sino que
después presentó en Diputados, por medio de la legisladora Araceli Méndez y casi
cuarenta más, un proyecto de ley expropiatorio de ese latifundio cercano al
Acuífero Guaraní.
Meterse con Duhalde estaba permitido. Con Tompkins, George Soros, Luciano
Benetton y el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luciano Miguens (quien
defendió la propiedad privada y criticó la ³xenofobia² contra aquellos
estancieros), no estaba bien visto en Balcarce 50. Y así lo marcaron Alberto
Fernández y demás ministros que rindieron examen ante Susan Segal y socios del
³Council of Americas² reunidos en Buenos Aires. ³Queremos enamorar al capital
extranjero², graficó el enamoradizo jefe de Gabinete.
El 1 de setiembre hubo otra movida de D´Elía que no tuvo grandes resultados de
convocatoria. Por eso varios ministros, no todos, le pegaron con un palo en la
cabeza, casi tanto como lo hicieron los políticos de derecha como Mauricio Macri
y periodistas de esa filiación, como Joaquín Morales Solá.
Es que ese día el ingeniero Juan Carlos Blumberg organizó su cuarta marcha en
Plaza de Mayo, travestida contra la inseguridad, apuntando directamente contra
Kirchner.
D´Elía convocó a un acto en el Obelisco, para alertar que detrás de Blumberg se
aglutinaba la resaca del terrorismo de Estado que quería impunidad para los
crímenes de 1976. Al Jefe de Gabinete no le gustó que ese ³contra acto² juntara
poca gente, porque los medios lo presentaban como un fracaso propio.
Y, sobre todo, discrepó con D´Elía porque entrevió que estaba sugiriendo un
³modelo venezolano² de confrontar en la calle con la oposición conservadora.
Ese no es el estilo del matrimonio Kirchner ni de los Fernández, que suelen
apelar al atril presidencial, el corte de partidas y suministros, el cese de
pautas publicitarias, cierta campaña en los medios controlados, el auspicio de
algún fallo judicial o, llegado el caso, a los rudos consejos de un ³Batata² o
³Tuta² amigo. Dar la pelea política en la calle, como en 2002 hicieron los
bolivarianos en Caracas contra los ³escuálidos² y golpistas de Pedro Carmona
Estanga y el embajador estadounidense Charles Schapiro, eso sí que no se debía
imitar aquí.
La campanita no es gratis El gradual deterioro del vínculo Kirchner-D´Elía llegó
a su punto extremo este lunes, cuando el subsecretario acompañó a una delegación
de la FTV que entregó una nota solidaria en la embajada de Irán. Este país había
sido acusado por el fiscal Alberto Nisman y el juez Rodolfo Canicoba Corral de
la responsabilidad por la voladura de la Amia. El papel amistoso con Irán
llevaba la firma de Luis Angel D´Elía y afirmaba que ³no resulta serio haber
retomado la acusación formulada por el juez Galeano, desplazado de la causa por
corrupto, para reciclarla con información aportada por los servicios de
información de dos países que no trepidan en apelar al terror para alcanzar sus
objetivos².
Y agregaba: ³Los EE.UU. como Israel pretenden que la Argentina rompa relaciones
con Irán para tratar de aislarlo internacionalmente y facilitar una agresión
militar norteamericano israelí a la república islámica².
Vistas las cosas desde la óptica del kirchnerismo, D´Elía había sido inoportuno
porque el lunes 13 nuestra cancillería estaba entregando una citación al
encargado de negocios iraní para emplazarlo a que ratifique o rectifique la
información de que el fiscal general de Teherán pedía las detenciones de Nisman
y Canicoba Corral.
Pero desde un punto de vista objetivo, la carta de la FTV no pudo ser más
oportuna. Ese mismo lunes George Bush recibía en el Salón Oval al primer
ministro judío Ehud Olmert, quien salió de la entrevista declarando que ³no
descartaba la posibilidad de un ataque contra territorio iraní si Teherán no
ponía fin a sus actividades de desarrollo nuclear² (Télam y EFE, 13/11).
La asociación ilícita EE UU-Israel ya se había manifestado el sábado 11, cuando
el representante del primero ante el Consejo de Seguridad de la ONU, John Bolton,
vetó una resolución que condenaba a Tel Aviv por su masacre de Beit Hanún.
D´Elía dijo que su amistad con Kirchner es ³inquebrantable². Será de su parte,
pues del otro lado se quebró al echarlo del gobierno sin agradecerle los
servicios prestados. Que no digan más que K no actúa bajo presión: esta vez lo
hizo bajo el apremio de Estados Unidos e Israel. Cumplió así lo comprometido por
Cristina de Kirchner y Jorge Taiana ante el Congreso Judío Mundial durante el
viaje presidencial de setiembre último a Nueva York.
Tocar la campanita de Wall Street no es gratis.