Argentina: La lucha continúa
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Argentina: La Rioja
El director de minería miente o peca de ignorancia supina
Javier Rodríguez Pardo
En un principio creí necesario contestar el libelo del director de minería de
La Rioja, ingeniero minero Juan Carlos Navarro, que el diario El Independiente
de esa provincia publicó los días 22 y 23 del corriente, mediante un currículo
que hubiera ocupado todo el espacio de mi réplica. Finalmente tomé la decisión
de presentar mi título de periodista, diplomas y certificaciones, ante la
justicia, reclamando que haga lo propio el señor Juan Carlos Navarro, y que
aporte las pruebas de una supuesta demanda que me habría hecho el Consejo
Superior de Geología de la Nación. ¿Qué derechos se arroga este señor y en
nombre de quien? Es de imaginarse, pero yo no puedo permitirle tal vilipendio.
Ahora soy yo quien le exige al señor Juan Carlos Navarro que presente las
pruebas que dice haber recibido en su despacho. Le adelanto al pueblo de La
Rioja que jamás recibí demanda alguna ni me acredite como geólogo. El programa
de televisión al que alude malintencionadamente el señor Navarro se debió a un
error admitido por la producción de TN Ecología que colocó tal subtítulo sobre
un reportaje grabado. Cuando días después lo vimos emitido, reclamamos la debida
corrección, que se habría hecho en el programa siguiente. Los términos de la
nota del señor Navarro deben dirimirse en la justicia, tal como ocurrió con el
director de la policía minera de San Juan, que debió retractarse ante el juez y
pedir disculpas públicas. Por lo visto, el director de minería de la provincia
de La Rioja sigue el mismo camino. Si no concurrimos a la justicia la difamación
prospera. Hay evidencias que probarían la existencia de una campaña de la
Secretaría de Minería de la Nación induciendo a la prensa a endilgarme títulos
diversos. Gente que en los foros me llama ingeniero o doctor, algunos inocentes,
otros con claro propósito orquestado. Por donde voy -aquí en La Rioja hay muchos
testigos- jamás he propalado títulos que no poseo. Llevo más de cuarenta años
impartiendo docencia. Fui codirector de la Escuela Superior de Cinematografía de
Buenos Aires y profesor de periodismo, historia del cine, medios visuales,
estética y visión. Dicté clases magistrales, talleres y seminarios de Educación
Ambiental, Ecología e Impacto Ambiental en innumerables universidades del país (UBA,
UCES, UMSA, UNS, etc. requerido por las cátedras de comunicación social o de
derecho ambiental). En 1986 cofundé la Red Nacional de Acción Ecologista
(RENACE), que hoy integran más de ochenta ONG de todo el país, y el Movimiento
Antinuclear del Chubut baluarte de las luchas que impidieron el repositorio
nuclear de Gastre y modificó el artículo 41 de la Constitución Nacional ,
llamado en consecuencia "la ley de los patagónicos". Creamos la ONG Sistemas
Ecológicos Patagónicos, apéndice del Mach. Fui asesor de la Comisión de Recursos
Naturales y Ambiente Humano de la Cámara de Diputados de la Nación, donde es
menester acreditar títulos. Integramos la red Gondwana en defensa de los bosques
nativos y la coalición contra la incineración. Soy autor de miles de artículos a
los que se accede colocando mi nombre en cualquier buscador de Internet (más de
dos millones de referencias). Escribí ensayos diversos, y libros dedicados a
movimientos sociales como "La Patagonia de Pie", "En La Patagonia No " o "Vienen
por el oro vienen por todo," que habla de estas invasiones mineras, quinientos
años después).
Señor Navarro, soy un ambientalista reconocido internacionalmente (aunque peque
de pedante, pero lo digo con orgullo) y he dictado innumerables conferencias en
el exterior y en el país. Aprovecho esta circunstancia para difundir el
seminario que impartiré en Chapadmalal, Mar del Plata, sobre "Educación
Ambiental, desarrollo local y conflictos ambientales", en el Segundo Congreso de
Educación Ambiental para el Desarrollo Sostenible de la República Argentina ,
del 26 al 29de corriente, organizado por CTERA, la Confederación de Trabajadores
de la Educación (tres mil docentes inscriptos).
Al grano, el señor Navarro me objeta no haber aportado casos de contaminación,
sugiriendo de ese modo que no los hay. Pues bien: En Omai, Guyana 2,59 billones
de litros de aguas residuales contaminadas con cianuro escurrieron por el río
Omai. En Rumania cedió un dique de colas vertiendo veneno al río Tizsa
(intervino la OMS ). En Kygyzstan un camión volcó 1700 Kg . de cianuro
contaminando un río y enviando al hospital a 1.100 habitantes del lugar. En
1992, fugas de cianuro y de metales pesados mataron toda la vida acuática en 27
Km . del río Alamosa en Colorado (USA). En España se derramaron 1.3 billones de
desechos ácidos mineros con doloroso impacto ambiental. En Papúa (Nueva Guinea),
se desprendió una tonelada de cianuro de un helicóptero que lo transportaba a
una mina de oro: 150 kilos se perdieron en un bosque tropical con trágicas
consecuencias. En Dakota del Sur (USA) casi 7 toneladas de desechos de cianuro
de sodio concluyeron con la vida marina del río en la Quebrada Whitewood. Un
caso semejante ocurrió en Nevada, en la mina Cantera de Oro. En Sudáfrica una
represa de la mina Harmony que estaba abandonada produjo una significativa fuga
de lodo, contaminó con cianuro de sodio e inundó un complejo habitacional
ocasionando la muerte de diez mineros.
¿Quiere que siga?
En Bay, Nevada, casi un millar de aves aparecieron muertas luego de beber agua
con cianuro de una de las piletas de la mina. En Carolina del Sur fueron 11.000
los peces los que sucumbieron en un importante tramo del río Lynches, próximo a
la mina de oro de Brewer. En la mina de Richmond, el cianuro alcanzó a 10.000
truchas que aparecieron flotando en el río de Los Cerros Negros en Dakota del
Sur.
Le diré, señor Navarro, que publicaremos listas de cientos de casos de
contaminación en minas a tajo abierto con compuestos químicos, si nos facilita
el espacio este diario, por ejemplo, porque por lo visto debemos refrescar la
memoria de funcionarios y políticos. Cuando conocimos el caso de Montana (USA),
el pueblo de Esquel terminó de abrir sus ojos. Ambas comunidades viven del
turismo y de los deportes de invierno. Fue un fuerte aviso. Montana prohibió el
tajo abierto (tarde ya), y Esquel lo hizo antes de que ocurriera el daño. Cada
vez son más los países que prohíben este sistema extractivo. La lista
–significativa por cierto- también la publicaremos. Pero resulta relevante la
decisión de varios Estados de la Unión cuyos gobernantes prohibieron estas
explotaciones exigiendo que las mineras demuestren que no hubo contaminación con
este sistema, en ninguna de sus minas, pero además después de diez años de
cerradas. Otra aberración del señor Navarro consiste en desconocer la multa
infligida a Barrick Gold en San Juan por contaminar con gasoil al reemplazar
aditivos. Tal los controles y la responsabilidad con que actúan.
Por supuesto, Argentina no era minera.
En mi artículo, "Tecnología letal para extraer minerales de baja ley" lo afirmo:
Los minerales no abundan. En el año 1900 Estados Unidos extraía minerales de
cobre con una ley promedio del 5% y en la actualidad es inferior al 0,4%;
diferencia abismal que indica la escasez del recurso. La industria minera ideó
un método siniestro. Satélites, vehículos y equipos detectan los yacimientos,
aquellos sitios donde hay más concentración de minerales, generalmente
diseminados en extensiones kilométricas; luego aplica un cóctel de sustancias
químicas para atrapar el mineral, sin importarle secar acuíferos, desviar ríos,
destruir glaciares y volar montañas con promiscuidad dinamitera a cielo abierto.
El método no se caracteriza por mantener normas industriales de desarrollo
sostenible ni por remediar el daño producido. Para las mineras lo importante es
capturar el mayor porcentaje de mineral, hasta en invisibles partículas
diseminadas en miles de hectáreas. El agua es el principal insumo de este
sistema extractivo. Mezclada con la sopa química les permite regar (lixiviar)
apiladas concentraciones de roca que quedarán eternamente contaminadas (un
anillo de oro de menos de una onza produce 20 toneladas de residuos),
abandonando tóxicos que llegarán a las aguas superficiales y subterráneas a
veces muchos años después de cerrada la mina. Ahora, donde no alcanza el ojo
humano llegamos con el compuesto químico y hacemos que el mineral de baja ley
sea un buen negocio. En el camino aparecen metales pesados propios de la
actividad realizada por esta industria además de metaloides como el arsénico,
frecuente en la Cordillera de los Andes, movilizados por la acción de las
soluciones de cianuro y del ácido sulfúrico, parte de las múltiples sustancias
vertidas en los suelos por esta minería. Ahora bien, para obtener estos
minerales de baja ley, se requiere importantes fuentes de energía. Las
transnacionales extractivas, beneficiadas con la leyes que las excluyen del
rigor impositivo vigente, aún les exigen a los gobiernos la provisión de
energía, porque cuanto más baja es la ley de los minerales, mayor es el costo de
la energía que deben afrontar las empresas. Si pagaran todos los insumos,
costaría más la extracción de los minerales que su valor en el mercado. En la
provincia de San Juan, se paga con la tarifa eléctrica "la línea de 500 Kv.,
llamada también línea minera." Francamente, un despropósito que golpea el
esfuerzo significativo de un pueblo que ve irse recursos no renovables y encima
contribuye para ello. Con las leyes mineras que impulsó el actual gobernador de
La Rioja, las transnacionales concretan el saqueo, que incluye degradación y
contaminación ambiental, perjudicando a comunidades a las que se les impide el
desarrollo de economías genuinas y estables, incompatibles con las explotaciones
mineras. El cóctel químico minero requiere enormes volúmenes de agua en un
planeta que denuncia su escasez. Este método extractivo es perverso.
Para fundamentar lo hasta aquí expuesto, cito como fuente el tratado de Ecología
y Medio Ambiente de G. Tyller Miller, Jr. que concentra la opinión de más de
quinientos destacados especialistas del mundo actuando de manera
interdisciplinaria, y es referencia obligada de millones de estudiantes y
docentes:
"A medida que se extraen minerales de ley cada vez más baja, los costos de
energía aumentan con rapidez. Finalmente se llega a un punto en el que cuesta
más extraer y procesar esos recursos que lo que es su valor actual, a menos que
se tenga una fuente de energía inagotable y de bajo costo" (Pág. 569).
El ing. Navarro habla de "voladuras controladas" y minimiza el consumo de agua.
Falta a la verdad: "se requieren grandes cantidades de ese líquido para extraer
y procesar la mayor parte de los minerales. Muchas zonas con grandes yacimientos
tienen una escasa dotación de agua" (Pág. 569) 'que imposibilita su
explotación'.
"La explotación de minerales de más baja ley puede quedar limitada debido al
impacto ambiental del material de desecho producido durante la extracción y
procesamiento. En determinado punto, los costos de restauración del terreno y de
control de contaminación superan al valor del mineral en ese momento" (Miller,
Recursos no renovables y desechos sólidos, Pág. 569 y Fig. 7-21, Pág. 199).
¿De qué hablamos?
"La mayoría de los contaminantes se concentran en las partículas de los
sedimentos en niveles que exceden los que se hallan en la columna de
agua...Además de limpiar el agua, es necesario hallar formas que permitan
revertir el deterioro que pueda persistir en los sedimentos..." (Dra. Noemí
Verrengia Guerrero, a cargo del laboratorio de Destino y Efectos de
Contaminación Química, del área de Toxicología y Química Legal de la facultad de
Ciencias Exactas y Naturales de la UBA). Nosotros, los auto convocados que
conformamos las asambleas de la Unión de Asambleas Ciudadanas de todo el país,
no aceptamos la "línea de base" con que gobiernos y mineras afrontan el impacto
ambiental. Las afirmaciones del señor Navarro sobre el arsénico, por ejemplo,
son deplorables. En San Juan, el río Jáchal baja con arsénico en exceso al que
debemos sumar el "liberado" por las labores mineras, en un cóctel potenciado con
los metales pesados del medio. El polvo ¿está controlado? Tan falso como las
expresiones del funcionario riojano que durante el debate en CARPA sostuvo que
"se riega el sitio para mitigar el efecto de las voladuras". Son gobernantes
dispuestos a hipotecar, de manera secular, la Cordillera de los Andes y los
pueblos al pie de la misma.
Bajo La Alumbrera, ejemplo de pasivo ambiental e impacto social.
El señor Navarro niega la existencia de estroncio en la cal proveniente de San
Juan. Alguien miente. El ingeniero funcionario de La Rioja o Héctor Nievas,
ingeniero de Catamarca. Yo le doy fe a este último porque fue el responsable de
controlar Bajo La Alumbrera al comienza de la explotación. Halló estroncio en la
cal de San Juan y así lo ratificó en la Comisión de Minería de la Cámara de
Diputados de la Nación, y en otros foros (ofrecemos grabación). En la ocasión
abundó en detalles sobre la contaminación que provoca la planta, los efectos en
la gente de Andalgalá y en el resto de la región. No puede ser que el ingeniero
Navarro desconozca la existencia de más de una docena de equipos de retrobombeo
intentando impedir que drene la escoria química del dique de colas, "asentado
sobre una falla geológica"
¿Por qué ocurre esto? Veamos:
¿Quién es Carlos Rudolph?
Se trata de un ingeniero de minas, ex decano de la facultad de Ingeniera Minera
de San Juan, de reconocido prestigio académico en las provincias cuyanas. Lo
conocí en el club Mercedario de San Juan. Habló sobre la factibilidad de
Veladero, proyecto que defendió. Rudolph había dicho que "diseñó Bajo La
Alumbrera" y aproveché la ocasión para preguntarle si sabía acerca de la
contaminación que hoy produce esa mina, a través de…(me interrumpe), alza la
mano y con el dedo señalando al exterior, exclama: "¡Yo les dije que eso iba a
pasar!"
Muchos testigos presenciaron este hecho, uno de los presentes fue el obispo
Delgado. Por eso quien niegue el vertido de drenajes ácidos de esa mina, la
contaminación de las aguas hacia Tucumán, los ácidos de Termas de Río Hondo y
las demandas de los pobladores de Andalgalá, hoy en plena diáspora, es de una
necedad sospechosa.
Propuesta:
Vistas las opiniones recogidas por este medio, le propongo realizar un debate
público. Creemos que la realidad que vive la provincia lo hace imprescindible.
Unos y otros frente a frente, ante los medios de difusión de la provincia y ante
el pueblo. De nuestro lado ofrecemos ingenieros, biólogos, geólogos e
investigadores de las distintas disciplinas. Si la propuesta le parece razonable
concertemos el debate. El pueblo de La Rioja lo merece. Sostenemos que la manera
correcta de discutir esto es mediante un debate público y que el pueblo
participe del mismo. Será el espacio propicio para decirle también cuál es la
minería que queremos.
Creo oportuno contestarle al señor Navarro que ratifico el título de la nota
anterior: Por donde pasa esta minería deja más hambre y desolación. Catamarca,
Bolivia, Perú están a la vista como ejemplo de cientos de sitios devastados. En
su réplica sobre los distintos métodos de explotación, que no ignoramos, omitió
nombrar a la Bahía de Chañaral, en Chile, contaminada con relaves (minería por
flotación), perjudicando gravemente playas y vida marina (tardará doscientos
años en recuperarse), provocando el éxodo de sus habitantes. Señor Navarro: no
aparto de mi memoria las palabras del vicepresidente de la Cámara de Comercio,
Industria y Minería de Malargüe: "¿Qué le dejó la minería a Malargüe? Nada.
¡Cuatro prostíbulos!", expresión que impactó duramente en un foro con presencia
de autoridades y empresarios mineros. Algunos lo aplaudimos de pie.