Argentina: La lucha continúa
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Las dos caras del Kirchnerismo
Marcelo Canay
El doble discurso Kirchnerista no se puede ocultar mas, la reciente
desaparición de Julio Lopez lo hace más que obvio. Mientras que el gobierno se
llena la boca hablando de los derechos humanos todos vemos como los grupos
de tareas, que torturaron y mataron a nuestros compañeros durante la dictadura
genocida de los milicos, siguen vigentes y enquistados en el aparato del estado
continuando con la política de fondo de Alfonsin, Menem, De la Rua y Duhalde.
Mientras el presidente descuelga el cuadro de Videla y Bignone del colegio
militar y critica solo algunas cabezas visibles, ante la presión popular, nada
dice sobre la "política" que en aquellos años de pleno auge obrero y lucha
popular dieron empresarios y funcionarios para derrotar a las luchas de nuestra
clase. Tampoco nada se le escucha decir sobre como estos empresarios y
funcionarios lucraron con la dictadura y protegieron a miles de militares y
policías asesinos que intentaron arrasar con una generación mediante el
terrorismo de estado.
¿Coincidirá este silencio contra los lucradores del proceso con que Kirchner fue
uno de los que se benefició económicamente durante el mismo adquiriendo 21
propiedades en el periodo comprendido en 1977 y 1982 favoreciéndose con el
método Martinez de Hoz que permitía indexar las deudas al ritmo de la inflación?
Por otro lado es curioso ver la lentitud de la justicia K en sucesos como la
voladura de la AMIA, la masacre del puente Pueyrredon o Cromagñón y la velocidad
con la que se mueve esta misma justicia al procesar a luchadores sociales,
piqueteros, delegados gremiales, dirigentes de fábricas recuperadas y
estudiantes. Clara muestra de cómo funciona la justicia en este sistema, una
justicia corrompida y servil a la clase dominante.
Este gobierno "progre" que tanto "lucha" por los derechos humanos es el que mas
presos políticos ha tenido desde el retorno de la democracia burguesa en el `83.
Más de 5.000 compañeros han sido perseguidos judicialmente mediante el
procesamiento o encarcelamiento.
La criminalizacion de la protesta busca apagar las llamas del Argentinazo del 20
de diciembre de 2002, vemos claros ejemplos de esto a lo largo de toda la
gestión Kirchner.
En 2003 se montó un estado policial en Cipolletti que reprimió salvajemente a
miles de desocupados que luchaban contra la implementación de tarjetas
electrónicas para el cobro de planes sociales, en ese mismo año también se
produjo el arresto de militantes del MIJD, acusados de extorsión por haber
recibido 8 kilos de alimentos para una olla popular.
En septiembre de 2004 se produjo la embestida contra los luchadores de Caleta
olivia que derivó en el encarcelamiento de 6 desocupados que se vieron sometidos
a terribles condiciones carcelarias por el "criminal" hecho de reclamar trabajo
en las plantas petroleras de Repsol-YPF.
En julio de 2004 el aparato estatal reprimió de manera brutal a los
manifestantes que se oponían a la sanción del reaccionario código
contravencional con la posterior detención, criminalización y encarcelamiento de
15 compañeros.
El 1ro de noviembre de 2005 estalló la bronca en la estación Haedo del
ferrocarril Sarmiento cuando los pasajeros cansados de viajar en condiciones
infrahumanas se lanzaron a la protesta, la cual fue frenada a palazos por la
policía y posteriormente judicializada con el saldo de 70 procesados y 7
detenidos acusados de sedición con penas que van de 3 a 30 años en caso de ser
encontrados responsables.
Pocos días después de esto el pueblo se movilizó a lo largo y ancho del país
para repudiar la presencia del genocida George W Bush en la Argentina bajo el
marco de la cumbre de las Américas. A pesar del marcado repudio de la población
a la política imperialista, sanguinaria y terrorista del mandatario
estadounidense este fue recibido con todos los honores por el gobierno
Kirchnerista mientras que en las calles el saldo de la represión policial fue
nuevamente compañeros detenidos con posterior apertura de causas judiciales en
su contra.
En 2006 el escenario fue Las Heras donde miles de trabajadores tuvieron el
"atrevimiento" de meterse con el monopolio del petróleo lo cual desató la ira de
la clase dominante, quien militarizó la zona imponiendo el toque de queda y
reprimiendo de manera brutal a los obreros y sus familias con la consiguiente
encarcelación de delegados y trabajadores.
A través de estos ejemplos podemos ver el discurso demagógico del aparato
Kirchnerista que responde a la lucha por dignidad, pan, trabajo y educación con
balas, palos, gases, criminalizacion y encarcelamiento.
Por un lado se anunció con bombos y platillos la depuración de la maldita
policía (que no fue mas que una lavada de cara hipócrita) y por otro los casos
de torturas en comisarías, los gatillo fácil y los secuestros con implicación de
la bonaerense siguen a la orden del día.
Ante estos embates hacia la clase trabajadora debemos responder con más lucha y
con unidad desde abajo, es necesario denunciar el doble discurso del gobierno
que dice una cosa y con sus hechos nos muestra sus esfuerzos desesperados para
proteger a la burguesía nacional.
Es nuestro deber movilizarnos en unidad para reclamar la liberación de todos los
presos políticos y desprocesamiento de todos los trabajadores, estudiantes y
luchadores populares, debemos salir a las calles para exigir el cese de la
criminalizacion de la protesta y ponerle fin a estos procedimientos que en la
práctica son similares a los de la dictadura.
Los discursos progresistas, las maquilladas de los aparatos represivos y las
leyes tibias no alcanzan para barrer con los residuos del proceso militar que
aun siguen vigentes, ni sirven tampoco para frenar las embestidas contra la
clase obrera. Por eso es necesario entender que es imposible llevar adelante una
verdadera política de derechos humanos bajo los métodos de producción
capitalistas actuales que nos dividen en clases antagónicas e irreconciliables y
que dieron nacimiento al estado como órgano de opresión. Por eso es fundamental
vincular la lucha por los DD.HH a la lucha por la transformación socialista de
la sociedad que elimine gradualmente las contradicciones de clase, solo de esta
manera lograremos desterrar la violencia en contra de los trabajadores que el
estado como órgano de dominación de clase nos dispensa mediante sus
destacamentos especiales de hombres armados que son los instrumentos
fundamentales de la fuerza del poder estatal para situarse por encima de la
sociedad.
Debemos redoblar nuestros esfuerzos para hacer saltar la maquinaria del estado
burgues y asi expropiar las palancas fundamentales de la economía para construir
una verdadera democracia obrera en beneficio de toda la sociedad, solo así
podremos decidir juntos nuestro propio destino.