Unión de Trabajadores Desocupados de Gral. Mosconi
Unos desocupados muy ocupados
Sebastián Benítez Larghi
Ignacio Sabbatella
Si algún logro se le puede adjudicar a los medios
masivos de comunicación es el de haber impuesto una imagen: la imagen del
piquetero. Personas "peligrosas", con sus rostros ocultos y palo en mano, que
chantajean al gobierno cortando rutas, puentes y calles y obstaculizando el
tránsito a la gente "trabajadora y decente", a "la gente". El efecto alcanzado
no es menor. La construcción del "piquetero vago y violento" se da en un
contexto especial, esto es, durante los años 2001 y 2002, cuando desocupados y
clases medias caminaban a la par exigiendo un cambio del rumbo político
económico. La táctica utilizada consistió en otorgarle visibilidad solo al corte
y en enfrentar, consecuentemente, a ambos sectores. De allí en más, piquete y
cacerola dejaron de ser una lucha sola. Ya lo sabemos: el éxito de la estrategia
mediática no se basa únicamente en lo que tendenciosamente se muestra sino
también en lo que premeditadamente se calla y oculta. Nada dicen estos medios de
la situación social de nuestro país, ni de las políticas de empobrecimiento que
produjeron esta sociedad injusta y desigual. Nada dicen tampoco de lo que el
movimiento de desocupados significa más allá del corte de ruta, ni de su trabajo
cotidiano y sus propuestas por alcanzar un trabajo digno y así no verse
obligados a percibir un mísero plan social. Frente a todo esto, los medios
ofrecen un silencio de radio… y de TV y de diarios. Un silencio que es aún mayor
cuando se trata de realidades "lejanas" como las que se viven en el interior de
nuestro país.
El norte también existe
Ubicada a unos 300 kilómetros de la capital de la provincia de Salta, cercano a
la frontera con Bolivia, en el Departamento de Gral. San Martín, se encuentra la
ciudad de Gral. Mosconi. Esta localidad de 20.000 habitantes, junto a su vecina
Tartagal, captó la atención de todo el país cuando en los años 1997 y 2000-2001
sucesivas puebladas resistieron y desbarataron la salida represiva (que dejó un
trágico saldo de cinco personas asesinadas) montada por los distintos gobiernos
para frenar el conflicto social. Hombres, mujeres, jóvenes y ancianos se
volcaron masivamente a la ruta nacional 34 enfrentando heroicamente a la policía
salteña y a la gendarmería nacional, quienes debieron retroceder frente a la
bravura de aquellos que hartos ya de tanta hambre, miseria y opresión, no tenían
nada que perder.
Gral. Mosconi es una representación fiel de lo ocurrido en nuestro país. Allí
confluyen las consecuencias más perversas del modelo neoliberal con las
diferentes formas de resistencia que se da el pueblo para combatirlas.
Si en el pasado esta localidad gozó del empuje de la empresa nacional YPF, hoy
sufre el desamparo producido por su privatización y desguace. No es para menos.
YPF había representado trabajo, bienestar, salud, educación para tres
generaciones de mosconenses. Su privatización en 1991-1992 produjo una
catástrofe social en esta región riquísima en yacimientos petrolíferos y
gasíferos. En tan solo cinco años la mitad de su población activa ya se
encontraba desocupada mientras que todas las redes de integración social
sostenidas por YPF habían sido desarticuladas y desmanteladas. A partir del
retiro del estado, los problemas en educación, salud y obras públicas así como
la escasez de servicios vitales, como el agua y el gas, comenzaron a pintar el
triste panorama de esta zona. Por si esto fuera poco, la ausencia de controles
fomentó una progresiva contaminación ambiental producto de la salvaje
explotación de los recursos naturales que lleva adelante el capital privado.
Para 1997, el departamento de Gral. San Martín reflejaba un deterioro abrupto en
la calidad de vida de su población a medida que las empresas transnacionales se
llevaban inmensas ganancias mediante el saqueo de sus riquezas.
En este contexto se producen los cortes y las grandes puebladas de fines de la
década pasada y de estas experiencias surge la Unión de Trabajadores Desocupados
(UTD) de Gral. Mosconi convirtiéndose en el primer movimiento piquetero del
país.
Un Plan: Trabajar
Aquellas movilizaciones, que incluyeron cortes de ruta, toma de instituciones y
hasta el incendio del edificio municipal, captaron las miradas de todo el país.
Los medios de comunicación se trasladaron hasta allí para mostrar a un pueblo
enfurecido luchando por sus derechos. La solución brindada por el gobierno
nacional fue, entre otras medidas, crear el Plan Trabajar, antecedente inmediato
de los Planes Jefes y Jefas de Hogar, logrando apaciguar los ánimos de una parte
de los manifestantes. Una vez abandonada la ruta, para los medios el conflicto
había terminado. Las cámaras se apagaron y las fotos de las tapas de los diarios
volvieron a ser del fútbol. Sin embargo, aún hoy, aunque no los muestren los
medios, los problemas persisten y son cada vez más profundos. Las grandes
compañías siguen exprimiendo al máximo las riquezas del subsuelo al menor costo
posible, no generan empleo duradero ni invierten en la región, envenenan a los
habitantes de la zona, desplazan comunidades indígenas y desmontan a mansalva
ante la pasividad o complicidad de los gobiernos nacional, provincial y
municipal. Frente a esta situación, un grupo de trabajadores decidió hacerse
cargo y ocuparse de transformar la realidad y construir un futuro distinto.
La UTD funciona actualmente en las instalaciones del Club Transporte; un predio
cercano a la plaza principal de la ciudad anteriormente en desuso. Por allí
todos los días circulan decenas de personas. Para algunas ese es su lugar de
trabajo, ya sea en la oficina de administración, en la oficina técnica donde se
elaboran los distintos proyectos, o en el costurero; otras parten desde allí,
bien temprano, hacia los diferentes emprendimientos productivos de la UTD; y
muchas otras llegan buscando un empleo. Además, al Club Transporte también se
acercan muchos vecinos ya no para pedir trabajo sino para solicitarle a la UTD
que resuelva algún problema comunitario. Así, los desocupados se han ido
encargando de desmalezar zanjas y caminos públicos, limpiar basurales y terrenos
baldíos, etc. Este pedido, si bien puede parecer curioso, tiene su razón de ser.
Ya desde los primeros planes recibidos tras las luchas de 1999, la UTD definió
su filosofía: trabajar para su comunidad. De esta forma, con los primeros 150
planes arrancados al gobierno decidieron dedicar el tiempo de la
contraprestación a refaccionar las escuelas de Gral. Mosconi durante todo el
verano del 2000. Para mediados de marzo, al regresar a clases, los chicos se
encontraron con su escuela totalmente remodelada. Sin embargo, a la gente de la
UTD la satisfacción de haber cumplido con semejante tarea no los detuvo. A
partir de allí comenzaron a encargarse de todo lo que el municipio tenía
abandonado: construyeron salas de primeros auxilios y salones de uso múltiple en
los barrios más marginados, refaccionaron y ampliaron el hospital de la ciudad,
agregaron juegos infantiles a las plazas y siguieron desmalezando zanjas, calles
y caminos. Es por ello que día a día en la oficina administrativa se van
recibiendo distintos pedidos hechos tanto por escuelas, sociedades de fomento
como por simples vecinos para que uno a uno la UTD les vaya dando una respuesta.
Sin embargo, en la UTD saben bien que estos son meros paliativos y por eso el
horizonte de su lucha es revertir las verdaderas causas de este abandono. La
tarea no es fácil ya que, como señalamos más arriba, Gral. Mosconi muestra los
peores efectos del neoliberalismo. Frente a esto, un grupo de desocupados, que
en una primera instancia solo buscaba escapar al desamparo hoy se dedica a
pensar y construir otro mundo. De ser un grupo de personas que, como reflexiona
Chiqui Peralta, uno de sus referentes, "para no volverse locos decidieron
juntarse por lo menos para conversar", la UTD se ha convertido en una usina
de proyectos para mejorar la calidad de vida de la población. En este sentido,
la UTD ha elaborado distintos planes para proveer de agua potable a todo el
pueblo, para recuperar los pozos petroleros marginales abandonados por las
multinacionales en beneficio de la comunidad y para recomponer el desastre
ecológico provocado por el desmonte que realizan lo grupos concentrados de la
industria agrícola.
Mientras tanto, la lucha por un trabajo digno para toda la población continúa.
Convencidos de la legitimidad de sus reclamos, la UTD se ha convertido en un
sindicato paralelo con la firme convicción de hacer cumplir a las petroleras
aquello a lo que se comprometieron cuando el Estado les "regaló" YPF:
multiplicar las fuentes de trabajo y privilegiar el empleo de los trabajadores
de la zona. Por otro lado, la UTD defiende los salarios de los trabajadores
logrando que estos dupliquen a los pactados por la UOCRA. Finalmente, se encarga
de denunciar y exigirle a las petroleras que cumplan con sus promesas de brindar
capacitación a la población y, sin abandonar este reclamo, la UTD también ha
decidido hacerse cargo de esta tarea montando un taller metalúrgico (que lleva
el nombre de uno de los asesinados por la represión: Orlando Justiniano) donde
se llevan capacitados a más de 200 jóvenes en los oficios de soldador, amolador,
cepillero y oxigenista y donde además se realizan trabajos para la comunidad
como juegos de plaza y perimetrales para escuelas.
En este afán por recomponer la cultura de trabajo la UTD lleva adelante
innumerables proyectos productivos: una fábrica de ropa, un centro de reciclado
ecológico de plástico, tres viveros, decenas de huertas y ladrilleras, un
costurero…
Actualmente, entre los emprendimientos se destaca la construcción de 160
viviendas a cargo de 320 trabajadores organizados en 20 cooperativas. A partir
del Programa Federal de Emergencia Habitacional a cargo del Ministerio de
Planificación, la UTD ejecuta las obras que beneficiarán a pobladores de Gral.
Mosconi que no cuentan con una vivienda digna. Cabe destacar que la indumentaria
que estos trabajadores utilizan es confeccionada en la Fábrica de Ropa del
propio movimiento.
Por otro lado, un grupo de miembros de la UTD se dedica a recuperar madera
muerta. Grupos empresarios, como en el resto del país, no sólo están realizando
un desmonte indiscriminado de selvas y bosques sino que, en una clara violación
a la ley vigente, queman los árboles talados. A partir de una denuncia hecha por
la misma UTD, han conseguido autorización para ingresar a los terrenos y retirar
la madera para su posterior acopio y comercialización. De esta forma, 15
trabajadores desocupados obtienen un ingreso genuino por dicho trabajo. Este
emprendimiento está directamente relacionado con el de los viveros, consistente
en la plantación de semillas de diversos árboles con el objetivo de reforestar
en un futuro cercano lo que las empresas desmontan.
Una de las últimas obras de este grupo de trabajadores consiste en la
construcción y puesta en funcionamiento de una escuela rural en el paraje de
Trementinal, limítrofe con Bolivia. Este recóndito lugar, ubicado a orillas del
río Gran Tarija, se encuentra prácticamente incomunicado a pesar de estar a 45
km. en línea recta de Gral. Mosconi ya que no existe un camino que los una
directamente. Tal es así que para acceder al Trementinal se deben recorrer más
de 300 km., incluyendo salir de Argentina, transitar varias horas por territorio
boliviano y cruzar a bote el río. Este paraje se encuentra totalmente olvidado
por el Estado y desde hace años que su población, en su mayoría indígena, no
contaba con un establecimiento educativo obligando a más de 65 niños a recorrer
30 km. a pie hasta el paraje de Madrejones para poder estudiar. Frente a esta
situación la UTD, cansada de las insensibles instancias burocráticas, decidió
resolver el problema por su propia cuenta. Con la ayuda de los pobladores de la
zona, también desocupados, construyeron una escuelita que poco a poco se fue
transformando en un centro comunitario para todo el paraje. También, gracias a
donaciones y aportes solidarios, consiguieron guardapolvos, libros y útiles para
todos los chicos. Sin embargo, faltaba lo más importante: una maestra. Ante la
ya negligente falta de respuestas por parte del Estado Provincial, la UTD
prosiguió en su cruzada y así buscó y llevó a una docente haciéndose cargo de su
sueldo a la espera de un reconocimiento oficial. Mientras tanto, los niños
aprenden a leer y a escribir cerca de sus casas. El día de la inauguración,
mientras se izaba la bandera argentina, uno de los hombres más ancianos de la
comunidad no podía evitar las lágrimas: "es la primera vez que en Trementinal
veo a un changuito con guardapolvo", repetía emocionado.
Cuando el trabajo sí es noticia
El accionar de la UTD parte de la convicción de que ni los políticos ni los
empresarios darán solución a las problemáticas de la comunidad. Por el
contrario, políticos y empresarios son parte del problema. En definitiva, no les
queda más alternativa que tomar los asuntos en sus propias manos convencidos de
que los beneficios serán aún mayores para las generaciones futuras.
Asimismo, su práctica cotidiana se encuentra bien apartada de los dogmatismos y
no desecha ninguna instancia de lucha: exige el cumplimiento de las
responsabilidades del Estado, pero a su vez suple buena parte de sus funciones;
reclama trabajo genuino a las empresas pero simultáneamente autogestiona sus
propias fuentes laborales; tramita cientos de planes sociales, pero también
demanda la entrega de tierras, herramientas y maquinaria.
Lejos de la imagen impuesta por los medios, la UTD sí tiene una propuesta:
recomponer los lazos comunitarios y la cultura del trabajo, recuperar los
recursos naturales, la salud y la educación echados por tierra durante años y
años de modelo neoliberal. Esta propuesta se hace carne en cada uno de los
emprendimientos presentes y en cada uno de los proyectos a futuro. Como afirma
Mari Acosta, una de las referentes, la meta pasa por "generar trabajo y tener
un sueldo digno" ya que "los piqueteros no solo cortamos rutas".
Palabras contundentes que desarman el discurso del poder.
Esta parece ser la paradoja de la ocupación en la Argentina: mientras unos
desocupados están muy ocupados en transformar la realidad, los grandes medios de
comunicación prefieren ocuparse de otras cosas ¿O será que simplemente están
preocupados?