Las madres de plaza de mayo han cerrado, por el momento, un capitulo de su historica resistencia. tras 25 años, ayer hicieron la ultima marcha de la resistencia. consideran que «ya no tenemos un enemigo en la casa de gobierno». Si seguiran, en cambio, con las «rondas» de cada jueves alrededor de la piramide de la plaza.
Las Madres de Plaza de Mayo realizaron ayer su última Marcha de la Resistencia, aprovechando que se cumplía la ocasión número 1.500 de esta forma de protesta. Las últimas políticas del Gobierno de Néstor Kirchner en materia de derechos humanos y la normalización de relaciones entre el colectivo y el Ejecutivo fueron fundamentales para llegar a esta decisión.
El ritual al que han puesto fin son las denominadas Marchas de la Resistencia, con fuerte contenido político y combativo, efectuadas por las Madres ocasionalmente desde 1981, y cuya duración era de 24 horas seguidas.
Lo que continuarán realizando son las tradicionales "rondas" alrededor de la Pirámide de Mayo (monumento central de la plaza) todos los jueves, cuyo sentido es más histórico y conmemorativo, ya que así fue como estas mujeres comenzaron a hacerse notar, rodeando y caminando lentamente con un pañuelo blanco cubriendo el cabello, en 1977.
En declararaciones a una radio de esta capital, Hebe de Bonafini justificó la decisión del colectivo que preside asegurando que las Madres «ya no tienen un enemigo en Casa de Gobierno», y que el presidente actual Néstor Kirchner «ha hecho cosas increíbles que nadie esperaba». Agregó que «no es que las Madres cambiamos, es que hay un nuevo momento político en el país y en Latinoamérica».
También a través de los medios, la presidenta de Madres aclara que si Kirchner cambia, o si suben al poder personas contrarias a la política actual, este tipo de protesta volverá. Pero cree que Kirchner «va a ser cada vez mejor», y critica, marcando un contrapunto, a los ex presidentes Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde.

Viento fresco      

Una vez ya marchando las Madres, pasadas las 18.00, se leyó una carta de Bonafini desde uno de los escenarios. En él la implacable activista escribía retrospectivamente hablándoles a sus hijos, remitiéndose a una carta que les escribió a los comienzos de los ochenta. Allí los recuerda y les dice que siente «un viento fresco» que representa los nuevos aires que corren, según ella, por Argentina y Latinoamérica.
Bonafini destaca las políticas de Kirchner y su ministra de Defensa, felicita el pago total de la deuda al FMI, porque implica liberarse de su yugo. Sin embargo, este «apoyo crítico pero sincero» al Gobierno se entremezcla con un reclamo hacia el mismo: «¡Distribución de la riqueza ya!».
Esta proclama se ve plasmada también en la bandera que sostienen todas las Madres mientras encabezan la Marcha, que a paso lento, va rondando la Pirámide de Mayo, que se ve envuelta por una improvisada estructura metálica, de cuyos caños cuelgan innumerables fotos en blanco y negro de cientos de personas desaparecidas en la última dictadura militar. Pañuelos con la consigna "Resistir es combatir", atados en las rejas que protegen sin éxito el monumento, terminan de configurar un paisaje emocionante que empuja al recuerdo de lo peor de la historia argentina. En ese contexto, Bonafini afirma que las Madres están «felices de ver lo que pasa hoy con Kirchner, Evo Morales, Chávez, después de todo lo que luchamos».
La histórica plaza no está colmada. No habrá más de 2.000 personas, entre las Madres y su gente, los manifestantes que solidarizan con la causa (colectivos sociales como la agrupación Barrios de Pie, el Movimiento Evita, y algunos puestos de feria con fotos y artículos de empresas recuperadas por sus trabajadores), y los turistas que quieren llevarse un recuerdo filmado o fotografiado del icono más importante de la historia política argentina de los últimos 30 años.
La marcha número 1.500 también tuvo por parte de las Madres dedicatorias, transformadas en consignas políticas. Se promocionó la marcha bajo la leyenda de "El Hambre es un Crimen" y se explicitó el apoyo a las denominadas «empresas recuperadas», es decir, a las empresas que quebraron tras la crisis económica de 2001 y que fueron abandonadas por sus dueños, para ser posteriormente recuperadas y puestas en marcha por sus trabajadores en forma de cooperativas.
También el arte fue eje central de la maratoniana protesta. Una veintena de grupos musicales y artistas acudieron a cantar y a demostrar su apoyo, entre ellos los cantantes argentinos León Gieco, Víctor Hereda y Teresa Parodi. También estuvieron presentes el director de cine Pino Solanas y el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde.
Todos ellos saludaban a Bonafini y se unían a ella caminando alrededor del monumento.

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