Argentina: La lucha continúa
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Abrazo de oso
Hugo Alberto de Pedro
Hay decisiones en la vida que son muy difíciles de cuestionar porque provienen
de personas que tienen una autoridad moral, política y ética que les permite
tomarlas sin andar pidiendo permiso y menos aún ponerlas bajo análisis de
cualquier tipo.
Ayer la Asociación de Madres de Plaza de Mayo ha decidido realizar la última
Marcha de la Resistencia, después de veinticinco años de haberlas llevado
adelante ininterrumpidamente. Es una decisión de un contenido histórico similar
al que adoptaron en oportunidad de comenzarlas. Ni más, ni menos. Afortundamente
esa decisión no alcanza a las rondas que desde hace 1.500 jueves se vienen
realizando en la Plaza de Mayo.
Seguramente que la decisión no pudo haber sido tomada por presiones provenientes
del poder político -que a mi entender está demasiado alejado de tener "autoridad
histórica y comprobable" para hacerlo- aunque comprendo y acepto el cansancio de
los años, las condiciones de salud y las expectativas de mis queridas Madres.
Como ciudadano que jamás ha dejado de acompañar cada una de las luchas de los
Organismos de Derechos Humanos, con ese compromiso militante de haber
participado, colaborado y apoyado de diferentes formas las luchas por la verdad
y la justicia, la aparición con vida y el juicio y castigo a todos los
responsables y ejecutores de las violaciones a la vida que fue el genocidio de
Estado, no puedo menos que no adherirme a las justificaciones emitidas por la
Asociación y haber decidido no participar de ésta nueva gesta.
No creo absolutamente nada de estos advenedizos que desde el poder se acordaron
muy tarde de nuestros desaparecidos y de las luchas del pueblo por la dignidad,
la justicia y la memoria. Porque hay que analizar las historias y compromisos de
ayer para confiar en las decisiones que ahora se van tomando. Por cierto muy
importantes y reivindicativas. Solamente puedo aceptar considerar como "amigo"
al Dr. Eduardo Luis Duhalde entre todos y cada uno de los funcionarios del
Gobierno Nacional, por su pasado, su presente y seguramente futuro de compromiso
y lucha.
Considero que el país y la Latinoamérica por la que se comprometieron, lucharon,
y murieron decenas de miles de compañeros, a lo ancho y largo del continente,
todavía esta muy lejos de serlo hoy.
No podrán detenerse nuestras "resistencias" mientras existan desigualdades
humanas y de clase, las persecuciones ideológicas, las intimidaciones y
represiones sobre los trabajadores, las mentiras y la corrupción del poder, las
presiones económicas sobre los movimientos sociales y de desocupados; junto a
las inhumanas barbaridades del hambre, la falta de educación, salud y trabajo,
la inseguridad de nuestros mayores, las inexistentes posibilidades de desarrollo
de nuestros hijos, la injusticia de la justicia dependiente del poder político y
muchas de las libertades del hombre sigan siendo vilipendiadas.
Ojalá que no nos confundamos una vez más, porque los cantos de sirena terminarán
en el abrazo del oso indefectiblemente. Así lo escribe la historia y
afortunadamente para muchos lo recuerda nuestra memoria.
Resistir es vencer.
26 de enero del 2006